Impulsan ecotecnologías con impacto social en Cherán
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de noviembre de 2024.- Como cada tarde, en punto de las dos, Teorosa Antonio comienza a formar pelotitas de masa que aplanará a fuerza de batir palmas para luego colocarlas sobre un comal siseante. No parará hasta tener unas 10 tortillas si –como casi siempre– comerán sólo ella y su nieta, o 20 si ese día habrá visitas. Para que queden bien se deben hacer así, “de poco a poco y a sus tiempos”, dice con una cadencia al hablar que revela su origen purépecha.
De acuerdo a la información de UNAM Global, la señora Teorosa vive en una pequeña comunidad de la sierra tarasca llamada Cherán Atzicurín (o Cheranástico) y desde niña repite este ritual de la tortilla sin apenas cambios, tal y como le enseñó su abuela. Lo único diferente es que si bien hasta hace poco realizaba dicho trabajo sobre un fogón que llenaba su casa de tizne y olor a chamusquina, hoy usa una estufa diseñada por expertos del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, con sede en Morelia, Michoacán.
“Antes la humareda lo llenaba todo y me estaba haciendo daño”, comenta la también costurera mientras muestra sus paredes cubiertas de ceniza, la cual –recuerda– un buen día ennegreció uno de sus tabiques y, como una sombra surgida de la nada, comenzó a expandirse hasta oscurecer su casa. “Ahora, cuando cocino, el aire se siente ligero, huele limpio”.
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