Gloria, en etapa terminal y sin dinero se refugia en predio de Gobierno
MORELIA, Mich., 31 de mayo de 2023.- Derivado de un padecimiento médico que no podía tratar en su lugar de origen, Gloria, una mujer de 52 años, terminó desplazada y ahora vive en Morelia, en una pequeña choza en las faldas del Quinceo, vivienda que carece de servicios como el agua y la luz.
Hace seis años, Gloria, originaria de Tacámbaro, fue informada por los especialistas que sus riñones habían dejado de funcionar.
Están en etapa terminal y, para no morir, debía de recibir diálisis tres veces por semana, sólo que en Tacámbaro el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), no cuenta con la infraestructura suficiente para dar el servicio, por lo que la respuesta fue el sector privado, al menos inicialmente.
“Mis riñones dejaron de funcionar completamente, estoy en tratamiento de hemodiálisis y no puedo faltar porque me intoxico; fue muy difícil al principio, porque no podíamos ajustarnos al seguro y tenía que pagar en una clínica privada”, relató en la casa de autogestión de los vecinos Mirador del Morelos, ubicada a un costado del estadio, al que deben el nombre.
Pero pagar un tratamiento de este tipo no es fácil, es costoso, más para una familia del medio rural, de escasos recursos, con un solo miembro trabajador.
“En el primer año, no había dinero para más, más que para pagar las hemodiálisis. Entonces, tuve que venir a Morelia, iba y venía. Pero es complicado, porque uno se siente mal, con mareos, náuseas y malestares. Algunos compañeros lo hacen, pero uno se siente mal después del tratamiento”, explicó.
Porque la hemodiálisis es un tratamiento que elimina las sales, el agua y otros productos que necesita desechar el cuerpo, pero en un tiempo menor al que el cuerpo humano sano lo hace, además de que la demanda es tal, que no hay tiempo para que el paciente se quede a recuperarse por un día o medio día en los hospitales.
La presión hecha en el cuerpo, causa en los pacientes efectos negativos en su calidad de vida, calificada por los expertos, afecta no solo los bolsillos, también en su estado emocional y físico, probando presión baja, náuseas, dolores de cabeza y cansancio, por mencionar algunos.
“La enfermedad renal crónica es una enfermedad que impacta y cambia el estilo de vida de forma irreversible, debido a la repercusión en la salud física, psicológica, social y económica. Esto los lleva a depender en la etapa terminal de tratamiento sustitutivo renal, ya sea con diálisis o hemodiálisis. La hemodiálisis es un procedimiento invasivo, de sustitución de la función renal…”, señala el estudio Calidad de vida del paciente bajo hemodiálisis, de CR Sánchez Hernández; 2016, en la revista Archivo Médico de Camagüey.
El constante ir y venir agotaba día a día a Gloria, y en consecuencia deterioraba también su estado de ánimo y su salud, porque a diferencia de muchos pacientes, ella tenía que ir y venir sola a Tacámbaro, su condición económica no le permitía viajar en vehículo privado o acompañada.
Sin embargo, Gloria no fue la primera de su familia que abandonó Tacámbaro; se quedó por mucho tiempo con su madre, también migrante, asentada en la colonia Leandro Valle, colonia que ahora está completamente escriturada, pero que dos terceras partes también fueron resultado de la invasión a un predio de Gobierno del Estado.
Pero, una mujer adulta, con marido, con más de 25 años de matrimonio, quería su propio espacio, así que buscó y buscó, se acercó a organizaciones sociales que le advirtieron que un predio estaba por ser ocupado. Predio que al no contar con escrituras, podrían ser desalojados en cualquier momento y, en tanto, vivir sin servicios públicos.
“Yo no he pagado nada por un terreno, porque no se han arreglado con el Gobierno, pero hemos pagado los costos normales, aportado para el drenaje, la luz comunitaria y en mejorar mi vivienda”, declaró ante las cámaras en medio de la risa, porque su hogar es una pequeña cabaña, improvisada, pero que se siente a hogar; con todo lo necesario para vivir, cocina, recamara y baño. Humilde, pero funcional. Vulnerable al fuego, pero suficiente para poder vivir.
Gloria no es solo una superviviente a la hemodiálisis, también a los problemas estructurales que hay en México, en los países tercermundistas, y que están detrás de las migraciones constantes.
“En los tiempos modernos…[...]...la migración obedece a múltiples causas estructurales. Existen factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, culturales y ecológicos que tienen un peso importante en la decisión de migrar”, describe la investigadora Teresa Rojas Rangel, en su artículo Migración rural jornalera en México: La circularidad de la pobreza. (Iberoforum. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana; 2017; XII)
En el contexto de una aldea global, añade Rojas Rangel, “la principal causa de movilidad es la falta de trabajo y las disparidades salariales y, en general, le siguen las escasas oportunidades para el acceso a los servicios básicos (vivienda, salud, educación)”, perfil en el que encaja Gloria, al menos en cuanto a salud, porque en lo que se refiere a vivienda, se encuentra peor, porque en Tacámbaro contaba con un techo propio sobre su cabeza, aquí, todo está en veremos.
Alrededor de 100 familias, entre morelianos y migrantes de otros puntos del estado, de México, desplazados por la pobreza, inseguridad, las desigualdades sociales; por necesidades laborales, de un ingreso digno o una educación, están a la espera de que su suerte no los abandone, que las autoridades no repitan la acción de desalojo efectuada hace más de un mes en una colonia vecina al Mirador del Morelos.