Elsa Ávila, primera mujer latinoamericana en escalar el Everest
MORELIA, Mich., 1 de marzo de 2024.- Tuvieron que pasar varios intentos, para que Elsa Ávila pudiera escalar el Everest, convirtiéndose así en la primera mujer latinoamericana en hacerlo. No es lo más difícil que hizo, pero sí fue una gran experiencia y una lección que la dejó marcada, señaló la alpinista en una conferencia que dio sobre esta experiencia, a propósito del Día Internacional de la Mujer que será el 8 de marzo.
En las instalaciones de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), Elsa Ávila contó sobre su primer intento. Expuso que en las maniobras de escalada, al ir alternando en colocar las cuerdas, sintió una llamada intensa a través de un dolor de cabeza muy diferente, era un edema cerebral, y cuando descubrió todos estos problemas, supo que no podría subir.
Hay ocasiones en las que darse cuenta de que no es el momento, es importante, por ello tuvo que bajar y entender que sus intentos son parte de su preparación, como ejercicios. Al bajar tuvo que esperar, estuvo en el campamento base unos 15 días para poder estar bien, y tuvo la oportunidad de hacer un intento en esta ruta por la conquista.
Para el segundo intento, contó, tuvieron que bajar porque se acababa el oxígeno, y ahora también había un edema más avanzado, así que tuvieron qué regresar porque había un riesgo de perder la vida; no se trataba de ganar un partido o llegar a una meta, se trataba de vivir, porque eso era lo más importante.
Al bajar hay que darse cuenta cuáles fueron los motivos que llevaron a no tener éxito, detalló, porque ya estaba molesta con el regulador del oxígeno, porque estando en el campamento base se dieron cuenta que el regulador que ella llevaba no servía y eso impidió llegar sin un tanque de oxígeno.
Así regresó a México, narró, y hubo desplegados en los periódicos señalando que había fracasado; "yo decía: "bueno, aquí estoy, eso no es un fracaso'. Tres meses después se regresaron a la montaña con una temporada diferente, en otoño, recordó, con mucha más nieve, más avalanchas, más complicaciones y finalmente ya estaban listos para hacer ese tercer intento por la cumbre.
Ahí empezó el viento tan fuerte que se metía por todos lados, detalló en la conferencia, y fue poco a poco congelando hasta los ojos, como una avalancha de nieve muy profunda, y decidió bajar.
Tras una revisión, se dieron cuenta que tenía congelamiento en las córneas por lo que no se pudo. Es importante reconocer todo lo que te enseñan las diferentes montañas, expuso, y decidió un rato dejar los Himalayas para ir a la Patagonia y después al Círculo Polar Ártico donde no hay nada, más que ella cargando una mochila de 50 kg.
Después, como el llamado al Everest fue muy intenso, muy fuerte, se dirigió al siguiente intento, "fue un llamado de la montaña en el que decidí poner todo mi ser desde la preparación, porque lo más importante para mí era regresar con mis hijos", expresó, lo decidió aún a sabiendas de que habría una fuerte tormenta.
Dejó de soplar el viento tan fuerte, subió y subió. En el momento en que llegó al punto más alto de la tierra, ya no había más hacia donde dirigirse, y fue un momento muy especial para ella, se subió los google se quitó los goggles, y subió sus pulgares, lo había logrado.
Pero lo más importante es el descenso, aseguró, "porque ya está en la mente la euforia de haber llegado a la cima, y pueden ocurrir tropiezos, nunca hay que dejar esa concentración ni ese entusiasmo con el que se comenzó, porque el entusiasmo por vivir es lo que te va a mantener la cumbre", externó.
Cuando empezó el descenso, ya estaba cubierto de nubes y había que hacerlo rápido, y así llegó al campamento base, y ahora contando la historia, se da cuenta que ser una estadística es muy sencillo, pero es mejor ser una anécdota, la que se vive y que tiene algo que compartir.
La deportista extrema con toque tuvo un episodio de embolia, y se dio cuenta de la importancia que tiene la mente para salir adelante, porque siempre se van a encontrar otros lugares que la van a poner a prueba, pero es la tranquilidad de la montaña la que le ayuda y no la adrenalina de querer ir.
"Es nuestra mente. El trabajar con ella es lo que nos puede llevar a salir adelante en cualquier adversidad, no se trata de una vez lograrlo, sino de vivir pleno y satisfecho", expresó.