El amor y una mente sin descanso, definen la vida de Francis Ford Coppola
MORELIA, Mich., 22 de octubre de 2024.- Entre tanta idea suelta pero amalgamada en toda su realidad, Francis Ford Coppola cuenta que el cine ya es parte de él, señala que va a morir haciendo esto, contando historias, porque no sabe detener su mente, y si algo puede definir la historia de su vida, su película, es el amor, asegura.
En el escenario del teatro Ocampo en la capital michoacana, y como uno de los eventos esperados del Festival Internacional de Cine de Morelia en su edición 22, se mantiene el director estadounidense acompañado de autoridades del festival. Va contestando las preguntas tanto de un entrevistador directo en escenario, como de los jóvenes y personas que se encuentran en el graderío.
Así van pasando las preguntas y él las va contestando, y lo que sucede, que es normal, es que todo mundo agradece la presencia, alaba al director, le quiere contar su vida, guardarse y ampliar el instante en el que se dirige al icónico director, hasta que él de una manera casi amorosa y muy amable, pide que sean concretos en las preguntas, que sean rápidos, y eso, al final de la rueda de prensa donde habla de su última película, Megalópolis, permite que haya dos preguntas más antes de concluir el evento.
No solo habla de las analogías de Megalópolis, ni de los aciertos y desaciertos de Apocalipsis now, Rumble fish, y El padrino 1 y 2, habla de los jóvenes, da consejos, resalta la figura del cine mexicano a través de los ojos de Alejandro González iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, quienes le muestran al mundo, desde la óptica del director estadounidense, lo que puede llegar a ser el cine mexicano.
"Estuve casado antes por 60 años y perdí a mi esposa. Solo me casé una vez en mi vida y mi esposa me decía: 'Francis, deja que tu cerebro descanse', y la verdad es que no sé cómo hacer eso, no sé cómo hacer que la mente descanse. La única forma en que puedo darle un descanso a mi mente es inventarme otro proyecto distinto, y ya tengo dos proyectos para trabajar, supongo que con este problema voy a seguir haciendo cosas y contando historias hasta que me apague como un cepillo eléctrico, ese es mi destino", se sincera ante los presentes.
Francis Ford Copala deja como legado más que sus películas, a Sofía, a Román y a Gian-Carlo, sus hijos, "siempre he dicho que tus hijos son tus joyas, tus nietos son los dividendos, pero los bisnietos ya son la inmortalidad", asegura, lo que le vale como en muchos momentos, una oleada de aplausos.
En otro momento habla sobre el teatro y asegura que el cine es parte del teatro, nació del teatro, porque al cine lo hemos tenido poco más de 140 años y el teatro es milenario.
Más que conferencia de prensa parece una clase magistral. Señala que los dos ingredientes principales tanto para el teatro como el cine son la escritura y la actuación, "no importa si la música o la fotografía están mal, puede seguir siendo una película hermosa, pero si no hay una buena escritura y una buena actuación todo lo demás no lo van a lograr que sea algo bueno".
Lo hermoso de la actuación es que en cuanto más lo haces o si estás en el proceso del actuar, te vas volviendo mejor, externa en su clase magistral, "sucede lo mismo con la escritura, esas dos partes tan difíciles y complicadas del cine solo mejoran si se sigue esforzando diariamente, así que si se quiere ser un gran actor hay que actuar, significa actuar con amigos, frente al público, y si quieres ser un director de cine es una gran oportunidad trabajando con obras de teatro, vale la pena, la actuación y la escritura son la esencia y el oxígeno e hidrógeno que hacen el agua, la actuación y la escritura hacen el drama y el cine".
"Lo que creo es que cuando escribes hay que escoger el momento más cómodo para hacerlo, quizá temprano por la mañana, porque si alguien lastima mis sentimientos ya no puedo hacer nada, así que voy temprano para que nadie tenga tiempo de hacerlo", expresa Coppola.
También es importante, dijo, que cuando alguien esté escribiendo no revise de inmediato lo que hace, porque hay una enzima en la sangre que hace que odies lo que escribes, es inevitable, expresa un tanto divertido, "así que cuando termines una página, no la leas, voltéala, y cuando hayas sacado seis páginas déjalas ahí, porque empezar a leer seis páginas es muy mala idea, después cuando tengas 100 páginas ya puedes leerlas y vas a poder entender cómo será el siguiente borrador", expresa en la catedra moreliana.
Así se va soltando y va deshilando las ideas. Habla sobre la publicidad y su voracidad, habla fuerte en contra de quien dice desde el poder que los mexicanos y los inmigrantes cruza la frontera como animales, cruzan como delincuentes. También habla de las elecciones que están cerca en su país, y que es una lástima que falte tan poco tiempo, y podría echar un volado para saber quién va a ganar con la recién entregada medalla de la UNAM, pero sería una pérdida lamentable poder usar ese tesoro para eso.
Entre esas vueltas e ideas sueltas, el director suelta algo fuerte, o algo igual de fuerte que otros temas que soltó: asegura que como se están viviendo estos tiempos donde se inhala y se exhala, y el planeta va por etapas desde invierno hasta la primavera, pasando por otoño y verano, son procesos de muerte y renacimiento, es un principio innegable, asegura y decreta que dos instituciones maravillosas están muriendo, el periodismo y el sistema de estudios cinematográficos.
El periodismo es muy hermoso y valioso, indica ante los periodistas, y va a morir pero va a renacer en una forma nueva que aún no conocemos, expresa el director de 85 años. Lo mismo con el sistema de estudios cinematográficos, en Hollywood, incluso a nivel mundial.
"El cine está muriendo ahora, y lo que están haciendo ahora es necesario para pagar sus deudas lo cual es una tragedia. Yo fui creado por ese sistema de Hollywood, yo amo ese sistema, no existiría sin él pero este sistema ya no me quiere porque yo no creo que la ganancia sea lo principal en el cine", asegura, porque a la industria le da miedo la palabra riesgo.
Al final la gente le llama "tío Pancho", en una forma de cariño, en una forma de cercanía por lo amable, amoroso y concreto en sus ideas, por haber compartido el tiempo en el teatro Ocampo, y mostrarse abierto, sin barreras y francamente alcanzable.