Dueños de tierras, pero trabajan como peones...
MORELIA, Mich., 8 de diciembre de 2020.- Son los dueños de la tierra, pero la trabajan en la calidad de peones, expuestos a un desgaste irreparable de los suelos, y sin mayor participación de las ganancias que generan los alimentos que se obtienen de estos. Son campesinos michoacanos que, ante la insuficiencia de apoyos para producir, rentan sus tierras a empresas transnacionales, sobre todo, dedicadas a las frutillas.
Por lo menos, 30 mil campesinos en Michoacán en este año han optado por rentar sus superficies a empresas transnacionales que, por entre cuatro y 10 años, se benefician de la tierra y pagan ingresos mínimos a sus propietarios, pese a que logran una derrama económica significativa al especializarse en alimento de alta demanda por mercados como Estados Unidos, aseveró Carlos González López, dirigente de la Central Campesina Cardenista (CCC).
Desde la tenencia moreliana de Tiripetío hacia Pátzcuaro; la región Oriente, y municipios como Indaparapeo, Queréndaro, Epitacio Huerta, Irimbo y Maravatío, la tendencia al arrendamiento de la tierra entre los campesinos de la entidad va al alza, con severas afectaciones para el sector, agregó.
“En 2019 alrededor de 15 mil campesinos rentaban sus tierras a las transnacionales, cerca de tres mil hectáreas, para este año estimamos que serían el doble, 30 mil campesinos, las cifras cambian año con año, pero siempre al alza”, explicó.
De esta proporción, alrededor de 10 mil productores rentan tierras a empresas que producen frutillas, con un pago que se calcula entre 10 mil y 12 mil pesos por hectárea por año, refirió González López.
No sólo son los bajos ingresos para los propietarios de la tierra, sino el nulo cuidado de la misma por el monocultivo, lo que ocasiona que al término del arrendamiento éstas sean “inservibles”, porque “las transnacionales cuidan y protegen la tierra que les pertenece, pero cuando la rentan no les importa, las dejan inservibles”, precisó Pablo Cruz Andrade, dirigente de Movimiento Social por la Tierra (MST).
“El tratado de comercio con Estados Unidos (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T- MEC) permite la venta y la renta de las tierras a las empresas transnacionales, no hay una protección para los ejidos y los predios comunales, y además, no impide que las empresas, con el uso intensivo de agroquímicos, contaminen los suelos y los mantos acuíferos que explotan”, lamentó Abelardo Torres Cortés, dirigente de Nación Purépecha Zapatista.
Así, las comunidades originarias y los núcleos agrarios se encuentran en la indefensión ante la expansión que las empresas transnacionales llevan a cabo de los cultivos, sobre todo, de frutillas, que tienen una demanda creciente en los mercados de alto valor y generan un flujo de divisas de los que los campesinos apenas reciben “migajas”.
“Les dan un salario mínimo, se convierten en peones en sus propias tierras, y están felices, porque al menos ya tienen algo para mantener a sus familias, pero a un precio alto, porque toda la ganancia se la llevan las transnacionales, a nosotros nos dejan sin las fuentes de agua de más calidad, con los suelos y el agua contaminados, las tierras inservibles”, reiteró Abelardo Torres.
Y es que ante la no asignación de recursos federales para los programas en concurrencia, es complicado para los productores locales llevar a cabo por sus propios medios la obtención de frutillas u otros alimentos de alto valor en los mercados.
“Una hectárea de macrotúneles crea 12 empleos permanentes y requiere de una inversión de 300 mil pesos, de la que el campesino ponía la mitad y los gobiernos federal y estatal, la otra mitad; ahora, le toca poner toda la inversión, y muchos no pueden, se quedan las tierras ociosas y vienen las transnacionales, que tienen todo lo necesario para producir”, indicó González López.
Organizaciones campesinas en la entidad proponen que, ante esta tendencia a la desaparición de los programas en concurrencia para el campo desde la Federación, se lleven a cabo acciones entre el estado y los municipios, “que los ayuntamientos le entren al impulso al campo”, si bien reconocen las complicaciones que muchos ayuntamientos tienen en materia financiera y que dificultarían la designación de partidas presupuestales para incentivar la producción, la rentabilidad y la comercialización.
Nos han dado la tierra, pero nos han dejado sin los elementos para hacerla fructificar, parafrasean a Juan Rulfo dirigentes campesinos de Michoacán.