Documenta ONG efectos negativos del cultivo del aguacate en Michoacán
MORELIA, Mich., 29 de noviembre de 2023. - Primero fue Netflix, ahora es un informe de la organización Climate Rights International, que publica una serie de testimonios de michoacanos que confirman el despojo de sus predios forestales, quemas de los bosques y huachicoleo de agua para la producción de aguacates, lo que afecta de forma sustancial al medio ambiente, a las comunidades rurales y provoca la escasez de agua.
“Si pones el dedo o hablas, te matan”. – Líder de comunidad indígena de Michoacán”. Así, inicia el reporte de la investigación.
El documento, señala la organización, es el producto de hallazgos en una investigación de campo minuciosa en 18 municipios en Michoacán y Jalisco, entrevistas con casi 200 personas, así como mapas de las más de 50 mil huertas de aguacate certificadas para la exportación a Estados Unidos.
“La próxima vez que usted coma guacamole, existe el riesgo serio de que se haya elaborado con aguacates cultivados en tierras deforestadas ilegalmente, utilizando agua robada, en una región de México donde los pueblos indígenas y otros residentes enfrentan violencia e intimidación por defender el medioambiente”, es el sumario del informe.
Este informe, que ya es público, expresa que “prácticamente la totalidad de la deforestación para la producción de aguacate en Michoacán y Jalisco ocurrida durante las últimas dos décadas se llevó a cabo en contravención al derecho penal federal de México”, lo que deja entrever con ello una falta de compromiso de las autoridades federales, porque son las normas generales las que prohíben el cambio de uso de suelo.
“(…) las autoridades mexicanas a menudo no hacen valer las leyes ambientales en las regiones productoras de aguacate. Uno de los motivos es que los funcionarios temen convertirse en blanco de amenazas y actos de violencia si intentan contrarrestar la deforestación ilegal y el robo de agua.
"Otro motivo es la corrupción, sobre todo en las investigaciones y procesos penales estatales en Michoacán, según señalan funcionarios estatales y federales y residentes", situación por la que también atraviesan los líderes de las comunidades de la franja aguacatera, ya que también son sujetos de amenazas de miembros del crimen organizado, no sólo los aguacateros.
Y mientras las comunidades resisten, el cálculo de Climate Rights International es que “la cantidad total de superficie deforestada para cultivar aguacates en Michoacán y Jalisco durante la última década muy probablemente supere los 40 mil acres (16 mil hectáreas)”, pero podría llegar a ser aún más.
Y si bien las autoridades estatales presumen de la certificación del 85 por ciento de las huertas, las evidencias científicas los contradicen y además ponen en evidencia.
“Geógrafos ambientales de la Universidad de Texas, en Austin, estiman que más de 25 mil acres de huertas de aguacate de Michoacán que estaban certificadas para la exportación a Estados Unidos en 2023 se encuentran en tierras que, en 2014, estaban cubiertas por bosques”, añade el informe.
Por lo tanto, “se deduce que estos cerca de 25 mil acres fueron deforestados ilegalmente desde 2014, o bien fueron certificados mientras aún contenían en parte bosques que podrían talarse en el futuro para producir más aguacates de exportación”, pero no hubo consecuencias y ahora están certificadas y sus productos pueden exportarse a los Estados Unidos, principal mercado del aguacate michoacano.
A la par del daño provocado a los bosques, la producción de aguacate también extrae grandes cantidades de agua de manantiales, ríos, arroyos, lagos y acapara la que cae del cielo en ollas agrícolas, lo que contribuye a escasez de aguas en los grandes centros urbanos.
“La deforestación ilegal y el acaparamiento de agua a gran escala asociados con la producción de aguacates aumentan los riesgos que generan estos daños relacionados con el clima para las poblaciones locales. El agotamiento de los acuíferos hace que las poblaciones sean menos resilientes a la sequía. Y la deforestación aumenta el riesgo de que haya inundaciones y deslaves catastróficos”, concluye el informe.
El agua y el daño a los bosques son sólo el inicio: hay otros efectos negativos, como las inundaciones, sequías en las comunidades rurales que no tienen cómo compensar, desplazamiento de las poblaciones y la inseguridad y la violencia.
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