Día Internacional del Orgasmo Femenino: mitos y realidades del placer
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MORELIA, Mich., 8 de agosto de 2024.- Estipulación, excitación, pero también tiempo, comunicación, conocimiento y eliminación de mitos y tabúes, son invitados necesarios para que la mujer experimente esa descarga de tensión acumulada durante la actividad sexual que llamamos orgasmo.
Este 8 de agosto se conmemora el Día Internacional del Orgasmo Femenino, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la sexualidad de las mujeres y, sobre todo, contribuir a derribar mitos y tabúes que aún impiden o dificultan que ellas experimenten placer derivado del sexo.
De acuerdo con el sitio en internet de la Clínica Millet, el orgasmo o clímax es la descarga repentina de la tensión acumulada durante el ciclo de la respuesta sexual, que da lugar a contracciones rítmicas de la región pélvica y la sensación de placer. Tras el orgasmo, se observa la liberación de químicos relacionados con el placer, como oxitocina y prolactina.
El orgasmo es una respuesta involuntaria que puede acompañarse por espasmos musculares, vocalizaciones y movimientos no conscientes. El proceso comienza con la excitación, cuando la persona es expuesta a estímulos placenteros, sigue con la meseta, donde aumenta la lubricación vaginal, continúa con la resolución, que es el orgasmo, donde los músculos de la pelvis y el útero se contraen, para culminar con el período refractario o de descanso, que algunos especialistas afirman no existe o es muy breve entre las mujeres, lo que hace que puedan ser multiorgásmicas.
Regularmente, se acepta que existen zonas en el cuerpo femenino que deben ser estimuladas para alcanzar el orgasmo, como el llamado punto G. Sin embargo, es el clítoris, situado en las inmediaciones de los labios menores vaginales, el principal responsable del placer femenino, y el cerebro, el artífice de los orgasmos.
Aunque la cultura popular, alimentada por el machismo, el falocentrismo y la industria pornográfica, asocian el orgasmo femenino con la penetración vaginal, la realidad es que por lo menos el 70 por ciento de las mujeres requiere de la estimulación del clítoris para llegar al clímax, como lo demostraron los pioneros de la sexualidad humana, William Masters y Virginia Johnson.
Además, la estimulación de las mamas y otras zonas erógenas puede facilitar el orgasmo en las mujeres, por lo que para la mayoría de ellas el orgasmo implica la necesidad de caricias, besos y juegos previos, durante y posteriores a la penetración vaginal.
En este proceso, que no es lineal, el gran olvidado es el clítoris, órgano cuya función primordial es el placer de la mujer, lo que a su vez provee de la lubricación vaginal necesaria para favorecer la penetración.
Asimismo, se precisa de conocimiento del cuerpo y las sensaciones, ya que lo que a una mujer le es placentero, no por fuerza, es para otra, y de comunicación con la pareja, para indicar las acciones que son adecuadas para la mujer.
Finalmente, pese a que aún se cree, en algunos segmentos sociales, que sólo la penetración produce el orgasmo femenino, otras prácticas, como el cunnilingus o sexo oral realizado a la mujer, la masturbación en solitario o pareja, la estimulación visual, auditiva u olfativa, la introducción a la vida sexual de juguetes, alimentos o prendas, entre otros, ayudan a mejorar las posibilidades de lograr un orgasmo.
No todas las mujeres experimentan en cada relación sexual un orgasmo, lo cual no es una anomalía, ya que inclusive pueden experimentar placer y satisfacción sin llegar al clímax y sin que esto sea un problema.
Cuando el placer no llega
No obstante, en otros casos la falta de un orgasmo es una problemática médica o psicológica que daña las relaciones de pareja y la salud emocional de las mujeres.
En el caso de las mujeres, se estima que hasta el 15 por ciento en el mundo nunca ha experimentado un orgasmo, condición que se define como anorgasmia y que se presenta en grados que van desde la dificultad para alcanzar el clímax hasta la ausencia completa y permanente de placer en las relaciones sexuales, según el sitio en internet Medline.
Esta condición es producida por factores físicos, como enfermedades como la endometriosis, que lleva a que las relaciones sexuales, en especial la penetración vaginal, sean dolorosas; el consumo de fármacos que afectan la lubricación vaginal; daños en los nervios de la región pélvica, como los observados en la esclerosis múltiple; vaginismo, que puede tener un origen físico o psicológico; cambios hormonales, como los que genera la menopausia, o estrés, hasta factores emocionales, como la culpa hacia el sexo, antecedentes de abuso sexual, fatiga, falta de comunicación con la pareja, falta de conocimiento sobre el propio cuerpo, problemas con la pareja sexual, y aburrimiento.
La anorgasmia puede ser primaria o derivar de un evento estresante o traumático, así como permanente o temporal, y absoluta o ser solo una dificultad para alcanzar el clímax.
Por tanto, el tratamiento de esta condición implica una acción multidisciplinaria, que permita abordar las diferentes causas, preferiblemente, si existe, con la pareja.
Derribando mitos
Desde Sigmund Frued y su creencia en la distinción de orgasmo clitoriano y vaginal, hasta la percepción del sexo como actividad restringida a la procreación dentro del matrimonio, las mujeres han enfrentado múltiples tabúes y mitos sobre la sexualidad y el placer.
Sobreviven, entre otros, la creencia en diferentes tipos de orgasmo, cuando la realidad es que existen muchas formas de llegar al clímax, todas ellas posibles para una misma mujer.
También persiste la idea de que la falta de orgasmo no asociada a una disfunción es señal de que no hubo disfrute del sexo, pero el placer no tiene una gradación lineal y ascendente, sino que responde a las necesidades y condiciones del momento y las personas, lo que indica que una mujer puede disfrutar de la actividad sexual y no experimentar en ese momento un orgasmo.
El orgasmo no está condicionado a la intervención de otra persona, por lo que una mujer puede llegar al clímax mediante la masturbación, al exponerse a estímulos placenteros o hasta mientras duerme.
No se tiene un tiempo estimado para que una mujer alcance el orgasmo y no siempre ellas tardan más que los hombres, ya que, nuevamente, cada acto sexual y cada persona puede tener características distintivas.
Aunque muchas mujeres pueden ser multiorgásmicas, la cantidad de orgasmos no es un indicador de disfrute o desempeño sexual, y, en cualquier caso, puede inducirse una mayor facilidad para lograr el clímax con los estímulos apropiados.
Popularizada en materiales pornográficos, la evacuación femenina o squirt no se va a presentar en cada mujer y tampoco indica mayor o mejor desempeño y disfrute sexuales, ya que es un proceso independiente del orgasmo.