Con ritual, respetan en Tlalpujahua el santuario de la luciérnaga
TLALPUJAHUA, Mich, 30 de julio de 2024.- Todo inicia con un ritual. Los asistentes se reúnen en círculo bajo una música suave. Es un ritual para poder entrar al lugar casi santuario de la luciérnaga en El Llanito Los Ailes, en la tenencia de San Francisco de los Reyes en Tlalpujahua. Se esperan buenas condiciones de avistamiento de la luciérnaga debido a que ha llovido toda la tarde.
Cada uno de los asistentes al ritual lleva una pequeña varita de ocote, la cual es encendida. Se hace una bienvenida, se pregunta a los visitantes su procedencia. Una vez hechas las presentaciones y los saludos, queda preparar el ritual y hacer conciencia de que se va a entrar a un espacio de mucho respeto.
Se hace una especie de pedimento de permiso a los cuatro puntos cardinales, a la madre naturaleza, para poder entrar al lugar con la promesa de respetar y cuidar el entorno. También se agradece la oportunidad de estar en el sitio y disfrutar de un espectáculo de este tipo. Se hace en silencio acompañado de la música, un tambor e incienso. Se dirigen las peticiones a cada punto cardinal.
Una vez terminado, se dan las indicaciones, unas muy básicas: entrar en silencio, evitar las luces, el uso del celular y sobre todo no alterar el hábitat y mucho menos traerse consigo una luciérnaga. Y entonces se organizan grupos pequeños, más controlables, todos van con guía.
Ahí empieza la noche a caer, hay un camino pavimentado con casas al contado, una última lámpara del alumbrado público y después la oscuridad y la magia.
El camino, que podría decirse plano, está un poco accidentado debido a su condición de tierra de cultivo, porque sí, El Llanito es una zona agrícola con algunas casa en completa oscuridad, porque todos los que ahí viven están de acuerdo en impulsar el proyecto, tanto así, que incluso las técnicas de cultivo han cambiado para no alterar el sitio y sigan saliendo luciérnagas, un verdadero proyecto de turismo sustentable.
En los primeros metros, con sembradíos de milpa, ya se pueden ven los primeros destellos de estos lampíridos, que conforme se va avanzando al interior del lugar, van en aumento. Hubo suerte porque de haber llovido en el momento del recorrido, los insectos hubieran desaparecido. Lo ideal, dicen los que saben, es que llueva en la tarde para que la humedad provoque que salgan.
Así, entre prados, planicies y sembradíos, además de algunas casas a obscuras, transcurre la bella experiencia, los breves destellos de luz con la oscuridad de fondo, con una sensación de paz de la que uno no puede fiarse, porque debe haber atención en el camino accidentado por los surcos de la siembra, que no es una buena mezcla con la oscuridad mientras se camina por casi una hora.