Certámenes de belleza, espacios para violencia sexista: feministas
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MORELIA, Mich., 4 de septiembre de 2021.- Lo ocurrido en Oaxaca con los concursos de belleza, sienta un precedente muy importante en la lucha por los derechos de las mujeres en nuestro país, indicó Sofía Stamatio, activista en distintas colectivas feministas, quien expresó que los certámenes de belleza son el culmen del patriarcado.
Para la mayoría de las feministas, los certámenes de belleza son espacios de violencia sexista y de opresión patriarcal, esto en especial para el feminismo radical, expreso la activista, el cual busca la raíz de la opresión en las mujeres y la encuentra en el patriarcado, "por eso se llama radical porque va la raíz no es porque sea extremista o violento, simplemente porque se funda en el que el patriarcado es el origen de todos los males que aquejan a la mujer y la oprimen.
Para el feminismo, explicó, los certámenes de belleza son el culmen, la máxima expresión de este sistema patriarcal, esto porque muestran a mujeres compitiendo contra otras mujeres, lo cual legítima la falacia de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, y esto le es muy funcional al patriarcado, que las mujeres estén divididas, separadas e incluso enemistadas.
Otros factor es que se rigen según estándares de belleza muy arbitrarios e incluso inverosímiles, aseveró; "que intentan homogeneizar los cuerpos de las mujeres de todo el mundo, de todas las culturas, de todos los fenotipos diferentes".
Otra característica que tienen los certámenes de belleza, indicó, es que perpetúan estereotipos de género. El feminismo radical o el que tiene también posturas políticas más firmes, también es abolicionista del género, porque lo considera una estructura que limita, oprime y restringe en el libre desarrollo de la personalidad, y los estereotipos de género son una de las expresiones más cotidianas y más asequibles de esta opresión, señaló Sofía Stamatio.
Estos concursos, además, ponen en bandeja de plata los cuerpos de las mujeres, y además en horario estelar y por televisión abierta. Estos cuerpos están listos para su consumo; esta cosificación y mercantilización del cuerpo de las mujeres, es uno de los primeros pasos de lo que la académica feminista mexicana, Marcela Lagarde, llama 'violencia feminicida'.
De esta manera, cuando el cuerpo de la mujer, desde su origen, es cosificado y mercantilizado, se está ya en el camino que llevaría incluso hasta la legitimación del feminicidio, externó; "cuando el cuerpo de la mujer no tiene más valor que un producto de consumo y se puede hacer con él lo que se quiera y desechar en el momento que se desee, evidentemente se despersonaliza, se elimina toda la humanidad de las mujeres, y quedan solamente estos recipientes vacíos de contenido, que son los cuerpos".
La activista dejó en claro que no están en contra de las participantes, porque de hecho el feminismo las abraza y las entiende como víctimas de este mismo sistema patriarcal, que es tan hábil y tan maleable que les ha hecho creer que participando se empoderan, al grado de sentirse orgullosas de representar todo aquello que el patriarcado quiere imponer y representar; opresiones y violencia para millones de mujeres en el mundo.
Aunque se pueden realizar desde la iniciativa privada, indicó la activista, es importante que la figura del Estado desee mantenerse al margen de estas prácticas, porque sienta un precedente muy importante en la lucha por los derechos de las mujeres en México.
No se puede dejar de lado que los certámenes de belleza han sido señalados, no solo en México sino en muchas partes del mundo, como espacios que dan pie a la prostitución y al abuso sexual de las participantes, aseveró Sofía.
El movimiento Me too en Estados Unidos, que se extendió por todo el mundo, también permeó a los concursos de belleza, "y también es importante que fijemos que el debate no es nuevo, al menos no en el mundo, y ciertamente no para el feminismo", dijo.
La activista indicó que en 1968, feministas radicales y otros defensores de los derechos de las mujeres, emprendieron una campaña que se llamaba No more Miss América, y se manifestaron en Atlantic City contra este concurso de belleza; "ya tiene más de 50 años esta lucha, e incluso podría haber hasta referencias más atrás, de todas aquellas opresiones cotidianas", refirió.