Celos, detrás de asesinato de mujer embarazada, revela primera audiencia
MORELIA, Mich., 12 de noviembre de 2020.- Este jueves dio inicio el juicio oral en contra del principal sospechoso de haber asesinado a golpes a una mujer embarazada en Morelia, el pasado mes de abril del 2016, hecho en el que también murió una nonata; los celos y el machismo, habrían sido el móvil detrás del crimen.
Frente a la juez presidenta del tribunal, Amalia Herrera Arroyo, estableció el fiscal que Gisela D. G., de 31 años, sufría violencia psicológica, vivía bajo una vigilancia estricta y puntual de parte de su marido, quien, se presume, controlaba las cuentas de redes sociales y hasta el teléfono celular de la víctima, hostigamiento motivado por los celos enfermizos.
La persona detenida, Rodolfo, sospechaba con intensidad que Gisela le era infiel con un compañero de trabajo; ignoraba quién era, dónde se veía y si bien no tenía evidencias, en su corazón lo carcomía la incertidumbre, emociones descontrolados que lo habrían llevado a experimentar fuertes deseos, previos al homicidio, por prenderle fuego a ella y a su presunto amante.
La felicidad de la pareja se habría roto meses antes, cuando quedó embarazada Gisela y experimentó problemas de salud que le impedía compartir el lecho con su pareja, le habría dicho a su principal proveedor, hombre de su confianza y además testigo de una acalorada discusión entre la pareja, el pasado 5 de abril, apenas unas horas antes de que la asesinaran.
Porque aquellos celos e ira estaban a punto de desbordarse en las discusiones públicas. Luis, el socio de Gisela, sostuvo en la audiencia pública del juicio 515/2019, que intervino la mañana del 5 de abril, porque las agresiones verbales habían subido de tono y era notorio el impacto en el estado emocional de su amiga y socia.
En sus últimas horas junto a su amiga, Luis observó que el ahora acusado, Rodolfo, vigilaba las llamadas de Gisela, le cuestionaba su actuar ante y accesaba a las redes sociales de la misma, a través de su computadora, un ambiente tenso que también debía experimentar la hija de Gisela, incluso le confesó a Luis haber tenido la convicción de quemar a su pareja, por infiel.
Luis, al igual que el padre de Gisela la vieron por última vez con vida aquella mañana, porque la madre trabajadora y gestora de una línea de taxis, nunca volvió con vida, solo su cuerpo, descompuesto, quemado y con una hija nonata junto a ella.
Las evidencias hasta ahora recabadas por el Ministerio Público advierte que la joven madre fue llevada hasta Cruz Gorda, una comunidad de Acuitzio del Canje, la golpearon con un rollo de madera en la parte trasera de la cabeza; muerta Gisela, la niña nonata quiso salir, pero las fuerzas del cadáver de Gisela no dieron para más y el bebé murió, entonces, les prendieron fuego, hechos que se han adjudicado a Rodolfo y deberá valorar el juez a lo largo del juicio, del que apenas va una sesión.