Cañafest: una oda al paladar

MORELIA, Mich., 28 de noviembre de 2017.- Aromas a cacahuate asado, masa horneada de gorditas de nata y el sutil olor dulce de la caña enmarcan la zona aledaña al Santuario de Guadalupe, conocido como San Diego, en la capital michoacana.
A primera hora de la mañana, las lonas que envuelven los locales ambulantes instalados en las inmediaciones de la Calzada Fray Antonio comienzan a ser retiradas para iniciar a limpiar los puestos, pelar la caña, cortarla e irla acumulando en decenas de bolsas de plástico.
Algunos comerciantes comienzan a las 8 horas, otros después de las 9, pero todos con la misma intención: ofrecer el mejor servicio y productos de calidad para los asistentes, ya sea caña, coco o cacahuates.
“Hermosa, pasa y prueba la caña, aquí la tenemos suave y dulce”, son algunas de las frases con las que las vendedoras ofrecen el producto a niños, jóvenes y adultos, que por las mañanas los presentes son, en su mayoría, estudiantes.
Mayra Medina Toledo, una de las vendedoras que inicia desde temprano a preparar los trozos de caña, se esmera junto con sus hijas y esposo a alistar las bolsitas, las salsas, chiles en polvo y diversidad de variedades que hay para ofrecer a los paseantes.
Su voz no cesa, insiste y persuade a los que pasan por la calzada; los invita, convence y logra que se lleven algunas bolsitas; igual tiene aderezos básicos como sal y limón, hasta preparaciones más sofisticadas y peculiares dependiendo del gusto y paladar de los consumidores.
“A nosotros este año nos está yendo muy bien gracias a Dios, tenemos la caña bien suavecita, bien dulce y hasta ahora tenemos mayores ventas que el año pasado, con más gente y más movimiento”, aseveró.
Como ella, decenas de hombres y mujeres que llaman a los paseantes a acercarse y llevarse la tradicional prueba de caña sola o con chile en polvo; muchos de ellos con preparaciones únicas que comienzan a ser su distintivo y se convierten en las combinaciones más pedidas, como la Bomba, del negocio de El Güero, donde doña Mayra explica su preparación.
Lo mismo se acercan jóvenes que adultos, para todos los gustos hay, y aunque la mayor afluencia se registra por la tarde, después de las 16 horas, la labor inicia desde temprano y permanece hasta ya muy noche, incluso madrugada.
En constantes momentos varias camionetas se acercan, los hombres bajan grandes cargas de caña y las acopian en sus locales; ahí aguardan su turno para el método de preparación y final llegada a los muebles de madera a la espera de que los clientes lleguen a adquirirlas.
Estos puestos integran la primera etapa de 460 familias que se instalaron desde el pasado 19 de noviembre, a la espera de que se sumen más establecimientos el próximo 9 de diciembre, cuando lleguen otros 690 puestos, de acuerdo con el secretario de Servicios Municipales de Morelia, José Luis Gil Vázquez.
Como cada año, la apuesta es acaparar el mayor número de visitantes, lograr el cometido de mantener la tradición y llevar sustento económico a cientos de familias que dependen de esta actividad que cada fin de año engalana y agasaja a los morelianos y ciudadanos en general.