Calles solas y negocios cerrados, la constante en el 9M
MORELIA, Mich., 9 de marzo de 2020.- Puede parecer un día normal, y quizá para algunos lo sea. Sin embargo, mirando detenidamente, se puede ver que hay negocios y empresas cerradas porque entre su personal hay más mujeres que hombres laborando en lo cotidiano; ahí funcionó el simulacro 9M "Un día sin nosotras".
La fachada del Palacio de Gobierno del Centro Histórico de Morelia, es testigo de la indignación llegada al límite por exigir poner el ojo en un problema que cada vez se hace mayor; la violencia contra las mujeres que lacera más que la cantera pintada en morado, así lo dice María, una mujer que aunque no salió a marchar, apoya que las cosas ya cambien en este país, "también en el mundo, pero yo vivo en México y no quiero tener miedo", dice a Quadratín.
Hombres y mujeres que pasan frente a este monumento colonial, tienen diferentes opiniones, aunque en el momento en que este reportero está al pendiente de lo que se dice, son más los que ven algo negativo ahí; "entiendo lo que piden, pero le dan en la madre a esto que es muy bonito", dice una señora que no quiere dar su nombre. El hombre que la acompaña asiente.
Otras personas, hombres y mujeres, solo emiten su juicio y su opinión al pasar por la acera, "no mamen", "se van a necesitar químicos muy fuertes que van a dañar la cantera", "qué culpa tiene la ciudad". Y hay excesos: "esto es peor que el coronavirus", "por esta violencia es que pasan otras cosas".
"Es que no nos dio permiso el patrón", dice una mujer que atiende un negocio de tortas ante la pregunta de por qué no ha desaparecido, y ese quizá no se entendió el sentido de la iniciativa 9M. Otras mujeres encuestadas apoyan completamente este movimiento, y aunque están en la calle, dicen que era necesario salir para arreglar algún trámite que no podía esperar o ir al médico, algo inaplazable. Pero también hubo quienes aprovecharon que era lunes e hicieron un puente; vacacionaban en la ciudad patrimonio.
Una mujer, quien lleva el cabello teñido de verde, señala estar en apoyo a la lucha feminista que se está dando, aunque no haya estado en la marcha del domingo pasado, reconoce. Pasa frente a un grupo de hombres, y uno, amparado en el anonimato, le grita: "¡a ver cuándo van a venir a limpiar!". Los demás ríen. El hombre cree que porque la mujer tiene teñido el cabello significa que debe limpiar el Palacio de Gobierno; la culpa de ser una de las que manifestó su hartazgo. Ella solo voltea y no encuentra al responsable del señalamiento, porque se confunde en ese grupo.
Esto llevará tiempo pero no va a parar, dice Dalia una mujer que tuvo que salir por razones médicas. Cuenta que personas que conoce y que habían tenido incluso una postura radical negativa sobre el tema feminista, han ido cambiando a lo largo de los meses su percepción. La semilla del feminismo ya está en la tierra y empieza a crecer, falta ver qué forma tomará.