¿Binario o multiopción?/Luisa María Calderón
¿Binario o multiopción?
Cuando algunos de nosotros éramos niños, nuestro mundo estaba casi ordenado binariamente: se desayunaba café o café con leche; comías en tu casa o llevabas itacate al trabajo; usabas pantalones de mezclilla o de gabardina; zapatos negros o cafés. En tu casa compraban el periódico, o escuchaban el noticiero en la radio. Había AM o FM. Un par de canales de televisión. Había dos partidos políticos, y uno siempre ganaba.
Pero además nuestras opciones binarias eran muy permanentes. Nuestros papás tenían el mismo trabajo casi toda su vida, sembraban las mismas semillas y tenían el mismo comprador, toda la vida. Iban con el mismo médico, tuvieran el mal que tuvieran. Comprábamos el pan en la misma tienda durante años; nuestras amigas vivían en la misma casa. El énfasis de los partidos políticos era el mismo, invariablemente.
Hoy vivimos en un mundo de múltiples opciones. Daré un ejemplo. Si pides un café te preguntan: ¿para aquí o para llevar?, ¿de qué tamaño?, ¿nacional o de otra región?, ¿suave, mediano o fuerte?, ¿con leche o solo?, ¿leche entera o light o deslactosada o de almendra?, ¿en vaso o en taza?, ¿con azúcar o con edulcorante?, ¿edulcorante de caña o de estevia? En fin. Y así nos va yendo en todo: en la pareja, en la escuela, en todo… hasta en las opciones políticas.
Esta multiplicidad de opciones, y este tan poco tiempo que duran, nos genera mucha confusión porque las opciones cambian cada jueves y domingo. No son constantes, no sabemos qué esperar, capaz que, como con el café, llevamos ya nuestra solicitud y nos salen con la novedad de que, si llevamos equis tipo de café, nos regalan qué se yo por cinco pesitos más y se nos descompone nuestra premeditada orden de café a comprar.
Entre tantas opciones de todo, y tan cambiantes, nuestras decisiones van complicándose y algunas veces nos quedamos desconcertados, hasta paralizados. Creo que es lo que está pasando en esta temporada que se acerca y en la que las noticias no acaban de sorprendernos a diario: lo que esperabas que fuera azul, hoy se pinta de rojo, y lo que esperabas que fuera resultado de un proceso ya conocido, hoy copia el proceso autoritario que siempre objetó y criticó y hoy aplaude. En medio de todas estas cambiantes condiciones, noticias, apariciones, resultados, están más de 80 millones de mexicanos para quienes en principio están encaminadas todas estas combinaciones de novedades cambiantes y poco duraderas.
Tiene que ver con ‘al cliente lo que pida’, o con personalizar la oferta, y en este caso creo que valdría la pena, como dicen: ‘back to basics’, volver a la raíz. Porque, así como con el café, en el caso de las otras opciones, entre ellas las políticas, eres tú el que debe decidir y es a ti a quien esa decisión beneficiará o afectará, lo percibas así o no.
Te recomiendo tomarte tu tiempo y no aceptar la primera opción que se te presente: si te dicen que por cinco pesitos te dan un doble vaso de refresco, piensátelo: ¿te cae bien el doble?, ¿vas a salir del cine a media función a pedir el refill? ¿O prefieres tu botella tapada de refresco que te recuerda los tiempos en que tu papá te podía llevar un día a la matiné. No te vayas con la primera impresión, tampoco con lo que los de la fila dicen que van a pedir o por lo que van a optar.
Por ventura las personas tenemos neuronas que guardan la información de todas las experiencias de nuestra vida, y que, por muy escondidas que las traigamos, nos irán marcando una pauta de lo que nosotros hemos de elegir.
Se llama tabla de valores, esos que en tu casa viviste como cosas importantes; se llaman historia y memoria que te dirán de la experiencia lo que va bien y lo que es engaño. Y existe también la información que llega por tus sentidos: esa mirada que te permite hacer una valoración, en especial si la opción que has de tomar es entre varias personas, recuerda mirar a sus ojos. Si te devuelven la mirada, si puedes ‘leer’ lo que te dicen con sus ojos. Guíate por esa información.
Cada decisión que tomas, tiene que ver contigo, en primera instancia contigo y has de ser responsable. Ninguna de tus decisiones vale barata, ni es intrascendente. Y nadie puede tampoco decidir por ti, ni comprar tu decisión.
¡Ah! Y otra cosita: nada se resuelve fácilmente: recuerdo un caso de defraudación a miles de personas en Morelia, aquélla caja de ahorro que ofrecía más intereses por guardar tu dinero y al que muchos llevaron ahí sus ahorros de toda la vida porque sonaba muy atractivo, en poco tiempo tu dinero se multiplicaría… y un día, de la noche a la mañana, desaparecieron la empresa, el gerente y el dinero de todos los ahorradores.
No olvides: en nuestra vida personal y colectiva nada es mágico, aunque nos guste oir de vez en cuando que habrá soluciones fáciles que siempre hemos querido escuchar.
NI mágicas, ni lugares comunes, ni incongruentes. Tárdate en tomar tu decisión, porque el cafecito, como la vida, te los vas a tomar tú, por ti, nadie más...