Avanza la contingencia sanitaria y con ella el peregrinar de Edith…
MORELIA, Mich., 30 de abril de 2020.- Conforme avanza la contingencia, también avanza el cierre de negocios, la caída en la economía y el cierre de fuentes de empleos.
Inicia el peregrinar de los que viven al día, que ya lanzan el grito de desesperación, pues su ingreso, de por si bajo, hoy está pulverizado por la inactividad económica que deja la pandemia.
Edith Neftalí Presa Angulo, es una viene, viene de la tienda Mega Soriana de Periférico.
Es una mujer, madre de tres hijos, todos ellos pequeños.
Es sostén familiar.
Ya se cumplió la cuarentena, desde que el gobierno impuso la contingencia.
Al paso de las fases, las posibilidades de Edith se cierran dramáticamente.
Dice a Quadratín que ella y sus compañeros, otros hombres, varios de ellos de la tercera edad, apenas sacan para mal comer.
Recorre uno de los pasillos que daba la escalera eléctrica del centro comercial.
Traslada un carrito de los que abandonan los pocos clientes a que aún salen por suministros.
Su mirada no deja lugar a dudas: sí hay una desesperación motivada por la falta de circulante.
La viene, viene dice que por lo menos, tiene que sacar unos 200 pesos para cubrir las necesidad alimentaria de sus hijos, sin incluir pago de renta, luz, agua.
Dice que apenas alcanza a arañar los 100 pesos en una larga jornada.
La cámara del experimentado camarógrafo, Leopoldo Hernández capta la soledad que yace en los cientos de metros cuadrados de estacionamiento de Costco y Soriana.
Lo que en días normales hasta parece verbena, ahora muestran un silencio casi sepulcral.
Por fuera, tres o cuatro taxis mosqueándose, solamente. Tampoco hay clientes.
Edith es una de los cientos de viene, viene que hay por risa la ciudad, en bares, tiendas, centros comerciales, calles.
Ninguno de ellos trabaja por contrato ni cuenta con seriedad social. Solo están al amparo de Dios, al ahí se va.
Viven de la gratificación, de la buena voluntad de gente buena, solidaria, compartida, tan necesaria en estos días.
La joven mujer pide la entrevista. Llama a este reportero para que también les abran tribuna.
¿Y por qué no? También viven en carne propia los afectos de la apocalíptica pandemia, quizá peor, porque son de aquellos que se la tienen que rifar diario, si no, no comen.
En esta contingencia hacen de todo: te acompañan, te sanitizan el carrito, te descargan el mandado, te lavan el carro, te ponen gel antibacterial.
De todo. Son muy serviciales.
Edith dice que la gerencia está atenta a ellos, que no están integrados formalmente la tienda, pero les procura.
Le preocupa mucho el anuncio de que en mayo arreciarán los contagios, de que será la etapa más crítica y en consecuencia, dónde menos gente acudirá por suministros.
Pide que el gobierno, no importa que sean de Morena o del PRD, volteen los ojos a ellos, que les apoye con una despensa, o con lo que sea.
Edith está a punto de quedarse sin gas y sin alimentos.
Si usted la ve, o a algunos de sus compañeros viene viene, que no se le endurezca la cartera ni el corazón, ellos también tienen que llevar algo de comer a sus casas.