Así se vivió el aniversario luctuoso de Juan Gabriel en Parácuaro
PARÁCUARO, Mich., 28 de agosto de 2017.- Son pasadas las 19 horas y la gente ya está reunida en la iglesia principal de Parácuaro, en la parroquia de la Asunción, ubicada en la cabecera del municipio que lleva el mismo nombre.
Pese al horario, aún no oscurece, la gente sigue congregándose hasta llenar la parroquia, con la firme intención de recordar a Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel, a un año de su partida física de este mundo. No importan los las multitudes, esta noche todos llevan un nombre en la boca y el corazón: Juan Gabriel.
Mujeres, hombres, jóvenes, ancianos y niños van ocupando poco a poco las bancas de la iglesia. Aún se ven caras largas entre la gente que va entrando a la iglesia. El olor a incienso y a flores invade lugar.
Y aunque Alberto Aguilera hace tiempo no vivía en esa comunidad, dejó una huella imborrable, porque Parácuaro lo vio nacer y empezar a trazar un camino que lo llevó a lo más alto de la música popular mexicana, de la composición y de la fama mundial.
El diácono Manuel Amezcua, completamente de blanco, da la bienvenida a la misa. Alrededor del altar mayor, distintas flores, todas ellas blancas, visten el lugar. Su aroma es intenso. Hasta el frente, en una especie de caballete, se mantiene una fotografía del ídolo de México.
Entre cánticos, oraciones y la liturgia, transcurre casi una hora la que la gente de manera solemne recuerda a Juan Gabriel y reciente su partida. Algunos sollozan en silencio, otros evidencian lágrimas.
La misa es sólo el inicio de las actividades para recordar a Juan Gabriel a un año de su partida, ocurrida en la Unión Americana. El ambiente empieza a paladearse festivo. Finalmente cae la noche que se ve demasiado larga.