Condena la SIP ataque contra las instalaciones del periódico El Debate
MORELIA, Mich., 18 de octubre de 2024.- Para el periodista nicaragüense, Fabián Medina, el fantasma de la dictadura, ronda en América Latina.
"Veo en muchos países de la región con síntomas alarmantes, como los que pasamos hace 15 años. No les dimos la importancia, porque pensamos que eran cosas coyunturales, que en su momento eran para cambiar, peor al final avanzaron hacia una radicalización de sistemas de poder que no permiten la prensa libre ni las libertades en su país ni en sus ciudades", explicó.
Fabián Medina recibió el premio de periodismo en el exilio, durante la 80 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Ahí, fue entrevistado por el director general de Quadratín, Agencia Mexicana de Noticias, Francisco García Davish.
A la pregunta del mexicano, el nicaragüense, recomendó:
"Vean los síntomas de la enfermedad que padece Nicaragua y los nicaragüenses, aprendan los remedios para solucionarlo a tiempo, antes de llegar al punto en que el cáncer sea terminal".
Fabián hacía alusión al arribo de los sandinistas al poder.
"En Nicaragua, cambiaron las personas, pero no el modelo de gobierno", reseñó.
"Nicaragua se está convirtiendo en una especie de Corea del Norte, de la que no se sabe nada, de la que no se sabe qué ocurre adentro", expuso el exiliado.
"El somosismo no fue derrocado en el 79. Cayó la dictadura, pero se mantuvo el mismo modelo".
Al final, lo que hicieron los nueve comandantes de la revolución nicaragüense, terminaron siendo igual que somosismo, aunque con distinto signo ideológico, reveló.
Fabián Medina acusó que la dictadura instaurada desde 2007 por Daniel Ortega, es igual o peor que la de Somosa: restricción a la libertad de expresión, dinastía familiar y concentración de poder en ella, hacerse de riqueza, la expulsión del país de aquellos que disienten y cárcel para los opositores al régimen.
En Nicaragua no hay contrapesos, hay una voz única que se ejerce desde la Presidencia con Daniel Ortega, condenó.
"No hay quien pueda dar un discurso público en Nicaragua: ni jueces, ni ejército, ni universidades, nadie".