A Miguel no lo limita el no poder oír, hablar o escuchar

MORELIA, Mich., 14 de junio de 2023.- Miguel no ve, no oye y no habla, lo que no es obstáculo para que tenga una vida plena, dinámica, intensa y productiva. Es papá de Verónica, una joven que estudia en la Facultad de Contabilidad de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Ellos conversan a través del lenguaje de señas mexicano, solamente que con la peculiaridad de que lo hacen con las manos entrelazadas para que él pueda sentir las palabras y descifrarlas.
Miguel es un conversador entusiasta, efusivo y ameno. Su expresión corporal habla claramente de alegrías contagiosas, ilusiones irreversibles y ganas de crecer, de evolucionar. Estimula con su sola presencia a continuar, a no decaer, a no quedarse parado a ver pasar el tiempo. Es un hombre singular, maravilloso y especialísimo, porque cada uno de sus pasos son ejemplares, cada acción suya es estimulante. Es un provocador positivo, provoca a que uno quiera ser mejor.
Su nombre de pila es Miguel Ángel García Ortiz, suma 47 años de dinámica existencia. Tiene esposa y una hija. Su señora no habla y no oye, se llama Verónica Edith Posadas Barber. La hija de ambos es Verónica Michelle García Posadas. Son una tercia maravillosa, tanto, que valen más que el póker y la baraja entera. Él es carpintero, ella es ama de casa. Verónica sí ve, habla y escucha, es una chamaca tan linda, pero de verdad linda de bonita.

Lo singular de Miguel, su esposa y su hija no se debe solamente a sus muchos atributos individuales, sino también a que han desarrollado una sensibilidad extraordinaria, la de platicar con sus cuatro manos entrelazadas. Verónica le explica, le señala, le precisa con movimientos rápidos y él le responde con sus manos sueltas, porque ella sí ve lo que le dice. Esto es que él siente lo que le comentan. Miguel mueve la cabeza afirmativamente, subrayando que entiende lo que su hija o su esposa le comunican.
Miguel me platicó a señas y Verónica me lo tradujo oralmente: “tengo un local en mi casa en el que expendo todo lo que produzco, son casitas, casitas para perros, alhajeros, cajitas y más. Todo lo hago de madera. Compro la madera, diseño, lo elaboro desde cero. También puedo remodelar o restaurar algunos muebles, por ejemplo, sillas y mesas. Sé algo de plomería y de pintura. Para distinguir los colores les coloco una piedrita, un palito, papelitos u otros objetos. Soy una persona que puede desarrollar varias actividades, la discapacidad no es un impedimento”.
Le dije a Verónica que le preguntara cómo le hizo para conquistar al amor de su vida, su respuesta fue pronta, puntual y precisa: “Nos conocimos hace mucho tiempo. Los dos practicábamos deportes. Ella jugaba basquetbol y voleibol, lo mío era el futbol. Coincidimos en un torneo, luego empezamos a salir, tuvimos muchas citas y pasado el tiempo contrajimos matrimonio; al año de casados tuvimos un hijo, el que por desgracia falleció; lo volvimos a intentar y el segundo hijo también murió. Fue hasta el tercer intento que nació Verónica y, pues, aquí estamos”.

Actualmente Miguel estudia el sistema braille, ya puede leer y escribir. De suyo, dice Verónica que ya es su maestro, “me enseña el braille, porque su intención es que nos comuniquemos de diferentes maneras y cada vez mejor”. Miguel precisó alegremente: “lo estudió porque como no veo, así podré aprender más cosas”.
Sí, así es Miguel, así su hija, así su esposa. Una familia muy funcional, activa, proactiva y creativa. Así, exactamente así, extraordinariamente ejemplar. Así sea.