¡Nos vamos a llevar la cereza del pastel!, sentencia Torres Piña
MORELIA, Mich., 27 de mayo de 2024.- Van tres de cuatro.
Este, en una zona considerada el diamante del poniente, el mejor botín electoral de los partidos, aliados y no aliados.
Solo 45 mil familias asentadas en el fraccionamiento.
Villas del Pedregal se conoce como el fraccionamiento más grande de América Latina.
En una década, su población creció en 191 por ciento. Pasó de los 10 mil 934 a los 31 mil 823, según el censo del INEGI del 2020, que publica Grupo Herso, empresa ancla del proyecto levantado durante el foxismo.
Villas del Pedregal registró un crecimiento poblacional del tres por ciento, equiparable al registrado en Quintana Roo.
Aquí, dice Grupo Herso, vive el cinco por ciento de la población de Morelia.
Hoy, Carlos Torres Piña, le apostó aquí.
El morenista modificó la estrategia del cierre de campaña
Lo sacó del Centro Histórico, de la plaza pública
Dejó de lado su estilo del músculo político, de la concentración masiva.
Lo llevó a su potencial electorado, uno nuevo, donde está la pobreza, la marginación, la necesidad.
Son cierres de campaña periféricos, posicionando los nuevos bastiones de Morena, los emergentes.
Según el candidato de Morena y aliados, en Morelia hay unos 80 mil nuevos votantes, que emergieron del 2021 a la fecha. Muchos de ellos asentados en la periferia.
Esos, ha dicho, serán parte de los 190 mil votos que esperan obtener en la elección del próximo domingo.
Van para las 18 horas, de una convocatoria prevista para las 17 y se anuncia la llegada.
Entra con Barragán, el candidato a diputado local, a su izquierda, y Ernesto Núñez, el federal del Verde, a su diestra.
Comienza a sonar el corrido tumbado de Torres Piña, que se mezcla con la estruendosa batucada y la música del torito mientras se ondean cientos de fanatizantes, banderas blancas con el logo de Morena y el eslogan, La Esperanza de México, del Partido Verde y del PT.
Pese a la hora, el termómetro marca los 35 grados, aunque la sensación térmica baja a la sombra.
Para esos momentos, la sombra de las propias casas ayuda a una manta que se extienden sobre la bocacalle, del abrasador sol del poniente.
El candidato de la esperanza y la transformación, como se hace llamar, era escoltado por cientos de seguidores que le esperaron desde una de las glorietas que interconectan esta ciudad satélite.
El primero al micrófono, Ernesto Núñez.
"Estoy contento, muy contento, porque ayer tuvimos una reunión de evaluación y revisamos encuestas, donde Carlos Torres Piña va 12 puntos arriba, ¡ya ganamos!", gritó eufórico.
"¡Este arroz ya se coció¡, ¡esto ya se acabó¡, ¡pero la elección no se gana con encuestas!".
Planteó la expectativa de 50 mil votos en este distrito.
Más temerario, Juan Carlos Barragán:
¡No solo vamos a ganar! ¡Vamos a arrasar!
El diputado local, que busca el refrendo, habló de cinco mil asistentes.
Morena y aliados aventaron toda la carne al asador.
Ahí estuvo Morón, quien pidió inundar las urnas para evitar el fraude y dar continuidad a los programas sociales que dejó López Obrador.
Torres Piña fue el corolario:
"¡Vamos a rescatar esta gran ciudad de la corrupción y al abandono!", abrió.
Dijo que estaba aquí, porque hizo un compromiso con el pueblo de Morelia, para asumir un rol de mayor cercanía con la ciudadanía.
Reiteró su propuesta de campaña: Jueves Ciudadano, atender prioridades como agua, seguridad, regularización de la tierra.
Salud, transporte, mejora de servicios básico para el poniente.
Insistió en el carro completo.
Luego, sentenció:
¡Nos vamos a llevar la cereza del pastel!