Normal: suma Raúl Morón nueva derrota, pero ahora humillado…
MORELIA, Mich., 27 de agosto de 2022.- Cuando el 30 de diciembre de 2020, una dudosa encuesta le otorgó la candidatura, Raúl Morón presumió el activo democrático de Morena, destacaba la vocación partidista, llamaba a la unidad morenista y la construcción de una gran alianza ciudadana.
Estaba en los cuernos de la luna, porque finalmente la imposición presidencial le favoreció, en medio de uno de los mayores desaseos de la democracia interna en el partido oficial.
Acto seguido, se asumió como el jefe máximo de Morena en Michoacán, a voluntad plena de lo que indicara, ordenara, dictara e impusiera.
Sus esbirros comenzaron a crear un cerco y a marginar, golpear y excluir a todo aquel que no eran parte del círculo político o afectivo.
Flotaban y levitaban, saboreando el futuro, amargo, por cierto, a la larga, más que la hiel.
Cercenado por el INE, Morón sufrió el peor golpe de su carrera política, de esos que difícilmente se superan, porque salvo sus honrosas excepciones, la posibilidad de gobernar solo se da una vez en la vida.
Y a él se le fue de las manos, se le cayó de la bolsa.
Validada una dura y difícil victoria, Morón se quiso imponer al bisoño gobierno y trató de apropiarse de las áreas estratégicas de la nueva administración, cuál patente de corzo.
Rechazó el llamado Federal y se avocó a la reconfiguración de su R21, distanciado cada vez más de Palacio de Gobierno.
Se prestó, jugó y, para efectos prácticos, se perdió humillantemente, por decir lo menos, la elección de consejeros. Solo nueve escaños.
Ahora, con pocas canicas, se aferró, emberrichó y pataleó por más carteras que las que en la balanza interna le correspondían a R21.
Hoy, Raúl Morón, quedó más solo que nunca. El centista presumía 14 consejeros, pero hoy solo le siguieron nueve.
De los 15 consejeros, solo le siguieron nueve, en ese desplante que tuvo allá en periférico, en la sede de Morena.
Atrás quedó el discurso democrático, de unidad y salió a flote el radical que siempre lleva a dentro.
Ahora que la ruleta política no le favoreció, criticó, golpeó, condenó y amagó.
Morena dejó de ser un referente democrático, convertido en refugio de las peores perversiones y vicios políticos, esos con los que él ha llegado a los cargos que ha ostentado.
Hoy, ni Godoy le siguió.
Morón y R21 fueron avasallados en su capricho por una mayoría abrumadora, aplastante y decisiva.
La foto adentro fue elocuente. Una mayoría, que previo acuerdo, se enajenó cuando se culminó una larga ruta que, por fin, tras varios lustros e intentos, se encauzó en la vida institucional y estatutaria.
Todos festinaron la nueva configuración del partido. Juan Pablo Celis entró sin necesidad de calzador, fue reconocido, avalado y votado por tirios y troyanos.
"Fue un proceso muy desaseado. Esta mayoría que se está construyendo utilizando el poder, utilizando el dinero, utilizando todos los vicios del viejo sistema de partidos…" fue el lamento del centista ante las grabadoras.
Luego, el amago: "vamos a seguir luchando desde la izquierda y a reivindicar los principio y valores de Morena y la Cuarta Transformación, como lo dice el Presidente todos los días".
¡Zas! ¡Y recontrazas!
Al exalcalde capitalino se le olvidó que el reporte del CEN de Morena daba cuenta de una participación de más de 170 mil militantes.
Más aún, acusó una mayoría ficticia, producto de consejeros, que también son producto del acarreo, la dádiva, la compra de conciencias.
Hasta este sábado, 27 de agosto de 2022, Raúl Morón no se da cuenta de que él perdió la batalla desde aquel 30 de diciembre del 2020, cuando fue impuesto candidato arbitrariamente.
Aun así, insiste.