Qué le depara a Cuba con el fin de pies mojados, pies secos
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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de enero de 2017.- El jueves pasado, cuando el presidente Barack Obama terminó con la política de “pies mojados, pies secos”, que permitió a cualquier cubano que llegó a las costas de los Estados Unidos tener el estatus de residente como refugiado, simplemente siguió su apoyo incondicional al régimen de Raúl Castro hasta su final lógico.
De acuerdo con El Economista, la lógica es fácil de seguir: si las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se han normalizado, ¿por qué deberían tratar a los cubanos que llegan a Estados Unidos en balsas de manera diferente a otros migrantes? ¿Por qué los médicos cubanos que trabajan como sirvientes contratados en el extranjero pueden reclamar la condición de refugiados cuando logran llegar a una embajada de los Estados Unidos?
Después de todo, si Obama y Castro pueden disfrutar de un partido de béisbol juntos, reír y hacer la ola, ¿puede Cuba ser realmente diferente de cualquier otro país normal?
Para propósitos prácticos, la política del pie mojado, pie seco se convirtió en un anacronismo el 17 de diciembre del 2014, cuando el presidente Obama anunció su nueva política cubana. Ese día, ver a los cubanos como víctimas de la represión se convirtió en un anacronismo, también. Para Obama, fue declarar al mundo que el gobierno de Castro no era tan diferente de los de Canadá, Francia o Andorra.