Indautor: en México se desconoce el valor de los intangibles
Indautor: en México se desconoce el valor de los intangibles
“Indautor no seguirá siendo una oficina registradora ni trampolín político”, expresó Cuauhtémoc Contreras.
Edmundo Cázarez C./Quadratín
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de julio de 2020.- “Es muy lamentable que algunas empresas nacionales y extranjeras continúen apoderándose del producto, de la creatividad, del talento y del trabajo de nuestros artesanos y autores, que ignorantes de las leyes, no registran en Indautor obras que no pocas veces pueden ser calificadas como obras maestras, las cuales, enorgullecen nuestra cultura y patrimonio nacional, y es una doble pérdida, porque ellos no reciben el pago justo por su esfuerzo y el país es despojado del registro de obras, que por su origen son parte de nuestro tesoro nacional”, expresó preocupado en entrevista exclusiva para Quadratín, el licenciado Cuauhtémoc Hugo Contreras Lamadrid, director general del Instituto Nacional de Derechos de Autor.
Asimismo, enfatizó que el problema es complejo, porque el Instituto a su cargo, órgano desconcentrado de la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, carece de personalidad jurídica, por lo que no tiene facultad para sancionar a quienes violan, como en este caso, los derechos de autor. Y el problema es dado que la reforma de Ley del 96 otorgó esa potestad al Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual, y ante eso, la dependencia de la que es titular desde el primero de diciembre de 2018, está inhibida de actuar por lo que, de no cambiar las leyes, el Indautor seguirá siendo una simple oficina registradora.
Abogado de carrera por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, el licenciado Contreras Lamadrid reitera que, eso sí, los Derechos de Autor no tienen caducidad porque no se trata de un producto de consumo ni mucho menos un servicio.
Extremadamente serio y seco en su trato, pero poseedor de un enorme conocimiento del ámbito legal, confiesa no estar acostumbrado a las entrevistas, asegurando que ésta es la primera exclusiva que concede porque quiere poner de relieve la importancia de una tarea que es esencial, proteger al creador y autor de obras magníficas, que son ni más ni menos, testigo y producto del talento nacional.
Antes de ser nombrado por acuerdo presidencial, en este puesto, su labor había sido el litigio privado en tribunales, y desde luego, la docencia que tanto aporta al que la ejerce como al que acude a prepararse. Por otro lado, explica algo que resulta primordial conocer, que si bien la sede de la Secretaría de Cultura Federal se encuentra en Tlaxcala, él, tiene un despacho en el edificio sede de Indautor, ubicado en la colonia Roma Sur de la Ciudad de México.
Acompañado y custodiado por la licenciada Gabriela Domenzain, coordinadora general de Relaciones Interinstitucionales de Indautor, no pierde mínimo detalle del desarrollo de la entrevista y vigila cada una de las preguntas.
—¿Cómo le va en la vida?
—Antes que nada, le agradezco mucho el espacio, pero sobre todo, la oportunidad de platicar con usted. Me pregunta, ¿cómo me va en la vida?, ¿qué le puedo decir?, me va muy bien, me siento muy contento y agradecido con la vida por todo lo que hemos hecho hasta hoy.
—A lo mero macho, ¿qué se siente ser el Director General del Instituto Nacional de Derechos de Autor?
—Imagínese, la verdad, es un honor ocupar este puesto. Agradezco mucho a la licenciada Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura Federal, que me haya distinguido poder ocupar esta delicada e importante posición.
—¿Tenía nociones de todo lo relacionado con Indautor, para aceptar este enorme reto?
—¡Vaya pregunta! Desde 1990 estoy involucrado en los temas de propiedad intelectual, y en particular los Derechos de Autor.
—¿Con el respeto que me merece, este puesto es un trampolín político?
—¡Claro que no! Desde que llegamos a esta honrosa posición, estamos viviendo, día a día, todo lo referente a la protección y defensa de los Derechos de Autor, en todo lo vinculado a los derechos morales, patrimoniales y todo lo que implica la materia como puede ser la investigación, la cultura, los derechos colectivos, y sobre todo, poder ser una herramienta para el desarrollo cultural.
—Ahora que está al frente del Indautor, ¿cuáles son los retos a vencer?
—Uno de los puntos importantes es, en primer lugar, saber qué queremos y hacia dónde vamos.
—¿Indautor dejará de ser una simple oficina registradora?
—Precisamente, ese es el primer punto, dejar de ser una oficina de registro de obras porque eso no es el Instituto Nacional de Derechos de Autor.
—¿Por qué se le considera un elefante blanco?
-No, eso no es Indautor. Aquí no registramos obras ni solamente registramos Reservas de Derecho de Uso Exclusivo, sino que tenemos mucho más que eso.
—A lo mero macho, ¿Indautor dejará de ser un elefante blanco y en qué consiste su transformación?
—El Instituto Nacional de Derechos de Autor es y debe ser el referente en materia autoral a nivel nacional.
—¿Por qué Indautor carece de una adecuada difusión a nivel nacional?
—Ese es el primer reto a vencer, que Indautor llegue hasta donde tiene que llegar, hasta las más alejadas comunidades del país con una adecuada divulgación, porque si algo tiene México, es que es sumamente rico en cultura.
—¿Indautor cuenta con el apoyo del Gobierno federal y presupuesto para llevar a cabo su principal objetivo?
—Contamos con todo el apoyo del Presidente de la República, y evidentemente, con el respaldo personal de la secretaria de Cultura Federal, licenciada Alejandra Frausto Guerrero, para poder llegar hasta los rincones más apartados del territorio nacional para que sus habitantes sepan a la perfección que sus creaciones pueden y deben ser protegidas por el Instituto Nacional de Derechos de Autor.
—¿Qué sucede en cuanto a los derechos colectivos de artesanos?
—Ha tocado usted un punto muy importante dado que han sido usados ilegalmente por mucha gente en perjuicio del talento y creatividad de los artesanos y de los elementos culturales de este gran país.
—¿Empresas extranjeras que usurpan las creaciones de nuestros artesanos?
—No solamente son las empresas extranjeras, sino que muchas nacionales hacen exactamente lo mismo y todo ello se debe al desconocimiento de lo que se tiene, el no saber el valor ni la existencia de la titularidad de los intangibles, que eso es lo que representa Derechos de Autor.
—¿El Derecho de Autor es un producto o un servicio?
—Por supuesto que no. La gente debe entender que Derechos de Autor no es un producto ni mucho menos un servicio.
—¿Eso hacia dónde nos lleva?
—A que no se tenga pleno conocimiento de cuáles son sus alcances y qué es lo que representa el Instituto Nacional de Derechos de Autor.
—¿En qué los protege?
—No solamente a los artesanos, sino a todo aquel que realice creaciones, ya sean literarias, musicales, pictóricas, etcétera. Para eso estamos trabajando, para que a través de la divulgación de los Derechos de Autor todo mundo tenga conocimiento de lo que son y, justamente, acceso a los servicios que nosotros brindamos.
—¿Cuáles son esas actividades o trámites que ofrece Indautor?
—Dentro de las actividades importantes que prestamos, es que tenemos una actividad constante dentro de toda la república mexicana.
—¿Cuál fue su punto de partida?
—Desde enero del año pasado prestamos los servicios generales cada 15 días en Tlaxcala, lugar donde se encuentra la sede de la Secretaría de Cultura Federal, a la cual pertenece el Instituto Nacional de Derechos de Autor, en donde se llevan a cabo juntas de avenencias, asesorías y registros.
—¿Cada estado de la República contará con una delegación de Indautor?
—A cada estado de la República que lo ha solicitado, le hemos prestado el servicio. Hemos estado en Tlaxcala, y por la cercanía, con Puebla. Guanajuato es otro de los estados donde hemos brindado asesoría, asimismo, hemos estado en Morelos y muy próximamente en Quintana Roo. De esta manera, en todos los estados de la República, Indautor tendrá presencia para brindar ayuda e información a los autores y creadores que lo soliciten.
—¿Indautor tiene la personalidad jurídica para castigar a quienes violen los Derechos de Autor?
—Qué buena pregunta y la agradezco. Nosotros tenemos un problema legal. Nosotros como autoridad, igual que todas, únicamente podemos hacer aquello para lo que se nos faculta y a diferencia de un particular que puede hacer absolutamente todo, excepto lo que le está prohibido. Con nosotros es al revés, solamente podemos hacer aquello para lo que contamos con facultades.
—¿Indautor está limitado para castigar a quien infrinja los derechos de Autor?
—Indautor no cuenta con facultades sancionatorias.
—Entonces, ¿quién podrá salvarnos?
—Es un tema de origen con la Ley del 96. Esa responsabilidad y tema tan importante se le otorgó al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, que en realidad no tiene absolutamente nada que ver con Derechos de Autor, porque es un tema de especialidad, a ese instituto le corresponde conocer y resolver los asuntos de propiedad industrial, sin embargo, legalmente están facultados para resolver también las controversias vinculadas con derechos patrimoniales de autor.
—¿No le parece que tiene sobre sus hombros una tarea titánica en ese aspecto?
—Esa es una de las tareas que llevamos a cabo para que se tenga pleno conocimiento de que esas facultades corresponden a Indautor, porque hasta el día de hoy, se ejercen a través del propio IMPI o a través de la Fiscalía General de la República, que en ésta última, no tengo ningún inconveniente porque es un tema penal y nosotros no tenemos injerencia en esa parte.
—Quiérase o no, ¿Indautor defiende y protege los derechos del autor?
—Efectivamente y en lo que corresponde, nosotros emitimos opiniones cuando resolvemos algún asunto en particular, sobre todo, en materia de derechos morales de autor porque son infracciones en las que sí tenemos injerencia; las infracciones en materia de comercio están otorgadas al IMPI.
—¿Los Derechos de Autor tienen una caducidad?
—Esa pregunta es sumamente importante. Aquí tenemos que dividir la respuesta. Por cuanto hace a los Derechos de Autor morales no tienen caducidad, son perpetuos, inalienables, irrenunciables, inembargables e imprescriptibles, es decir, están vigentes durante todo el tiempo de vida del autor y posteriormente, están vigentes100 años después de su muerte.
—¿Y en cuanto al ejercicio de derechos patrimoniales?
—Lo que sí vale la pena mencionar es que el ejercicio de derechos patrimoniales está sujeto a las leyes especiales, que en este caso, nos iríamos a la parte general que es el derecho civil para los términos de prescripción. Sí prescriben las acciones. Sí prescriben los derechos que están vinculados con los derechos patrimoniales del autor.
—¿Qué sucede con autores que no tienen recursos para pagar el registro de derechos de autor?
—Aquí me gustaría dejar muy claro es que Derechos de autor no requiere de formalidad alguna, con que esté fijado en un soporte material está protegido, así se establece en los Convenios Internacionales y muy en particular, en el Convenio de Berna.
—A lo mero macho, ¿el registro sí funciona?
—Claro que funciona, y funciona porque el certificado de obra que se entrega está oponible frente a terceros, porque es una fecha cierta, porque es una garantía de que el día de mañana que alguien utilice de manera ilegal nuestra obra, podamos demandar con un documento oficial expedido por la única autoridad competente que existe en México para ello, que en este caso es Indautor, y lo que nos va a dar es justamente un derecho adicional al que supone la fijación de la obra y con un soporte material.
—A su llegada, ¿cómo encuentra Indautor?
—La invitación que me extendió la licenciada Frausto para ocupar esta delicada responsabilidad, para mí, es un honor e invaluable, el más importante en materia de derechos de autor en México y siempre le estaré agradecido.
—¿Cómo le hizo para evitar filas interminables en la planta baja del edificio sede en la Ciudad de México?
—Tenemos dos partes importantes…
—¿Solamente dos..?
—Quise decir que todas lo son, pero hemos puesto especial atención en el área de ventanillas….
—Disculpe que le interrumpa… ¿cuáles son las áreas vitales o de mayor importancia del Indautor?
—Una de ellas es la oficina de registro. En diciembre de 2018 y en cuanto tomamos posesión de la Dirección General del Indautor, buscamos la parte de equipo que nos permitiera poder servir más rápido al público y con la implementación de equipos propios, el hardware que se tenía ya no era suficiente para brindar el servicio que se requería.
—¿Indautor cuenta con un presupuesto acorde al progreso que exige el país?
—Digamos que el presupuesto lo tenemos etiquetado y es con lo que hemos estado trabajando.
—A lo mero macho, ¿le alcanza para convertir a Indautor en un organismo funcional?
—Contamos con la capacidad y preparación de los funcionarios suficientemente para prestar el servicio encomendado, sin embargo, es un hecho que, como cualquier oficina, si contáramos con mayor presupuesto y personal, podríamos brindar un mejor servicio.
—¿Con los recortes marcados por el Ejecutivo están atados de manos?
—El presupuesto con el que iniciamos la administración, hasta el momento y para nosotros no ha sido un obstáculo para poder lograr los objetivos…
—¿…y en cuanto al desarrollo de servicio digital?
—En cuanto al desarrollo al sistema de registro en línea, sabemos perfectamente que es complicado porque somos un órgano desconcentrado y eso nos limita mucho para poder hacer las contrataciones. Pero, por otro lado, siendo administración pública nos ayuda a transparentar los procesos porque no tenemos contacto con los recursos y se ejercen con estricto apego a los lineamientos previstos en la ley…
—¿Benditas redes sociales que facilitan la comodidad de registro en línea?
—Estamos trabajando en ese sistema y nos ha llevado tiempo, pero el objetivo es ese, aunque le quitaría la palabra comodidad y diría que desde cualquier punto de la república mexicana poder tener acceso a registrar una obra, porque ese es otro de los temas.
—¿Por qué no tienen delegaciones estatales?
—Lamentablemente nosotros no contamos con delegaciones estatales
—¿No es bueno que existieran?
—Uff, me pone en una situación comprometida, pero déjeme decirle que estamos trabajando en esa parte.
—¿Por qué no utilizar las delegaciones de la Secretaría de Cultura a lo largo y ancho del territorio nacional?
—Nosotros no podemos crecer en ese sentido y no es una necesidad en este momento por dos cosas: La primera, porque seguimos trabajando conjuntamente con la secretaria de Educación Pública y tenemos el auxilio para esos efectos, pero, por otro lado, la Secretaría de Cultura, a través de alguno de sus organismos, tiene representaciones en toda la república y tendremos esa cobertura nacional.
—¿Por qué no ampliar más su radio de difusión?
—Tenemos un área de Comunicación Social que justamente trata de que lleguemos a través de la divulgación de los Derechos de Autor, a todos los creadores y autores. Pero también quiero comentarle que el conocimiento del Instituto como tal entre la población, se da de boca en boca.
—¿No le parece que sería retroceder frente a los avances tecnológicos?
—En efecto, queremos que eso se evite…
—¿Cómo?
—Pues a través de nuestra participación en todos los foros más importantes como lo son las universidades, pero también, ahora vemos que dentro de todas las actividades que la Secretaría de Cultura está llevando a cabo, tenemos participación para que los creadores tengan el conocimiento de lo que se hace en el Instituto, pero más que eso, que sepan cuáles son los derechos con los que cuentan.
—¿Cuál es la meta que se ha fijado?
—Que la gente sepa para qué le sirve el Instituto Nacional de Derechos de Autor, después y como autores, tengan el reconocimiento a nivel nacional de lo que es su trabajo a través de Indautor.
—¿Indautor cómo estimula al creador?
—En el edificio sede de la Ciudad de México, tenemos un área de exposiciones temporales. A esta sala tiene acceso todo autor, basta con que los anoten en una lista y para brindarles un espacio y puedan exponer.
—¿Cuál es el panorama a nivel internacional?
—México es un país rico culturalmente, lo que nosotros tratamos es que a nivel internacional tengamos una participación más activa en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Si nosotros logramos tener ese reconocimiento internacional de todos los creadores mexicanos, estaríamos logrando el objetivo.
—¿De verdad se puede proteger a cada uno de los creadores mexicanos?
—Claro que se puede, además, trabajamos para que todos los autores cobren el derecho que les corresponde por la explotación de sus obras y que las sociedades de gestión colectiva, que son las que en esa parte auxilian a Indautor.
—¿Quién establece los tabuladores para que los autores sepan cuánto tienen que cobrar?
—Esos son acuerdos entre los propios autores o titulares de derechos y en algunas ocasiones han exigido que el Instituto interviniera, pero son acuerdos entre particulares, porque las sociedades de gestión colectivas están hechas y representadas por los propios autores.
—¿Indautor requiere que el Congreso de la Unión le autorice un mayor presupuesto?
—Normalmente, nosotros pedimos eso a través de la propia Secretaría de Cultura y es la que se encarga de gestionar un mayor presupuesto, pero ello no nos corresponde por ser un órgano desconcentrado.
—¿Con cuánto personal cuenta el Instituto actualmente?
—Con algunos ajustes que hemos realizado, somos alrededor de 186 personas.
Vida personal
—¿De niño imaginó ser defensor del talento y creatividad de miles de mexicanos?
—No, creo que la vida nos va llevando y debido a que soy un apasionado de los deportes, siempre se despertó en mí el espíritu de la competitividad, los riesgos, los retos y poder representar, defender, hablar por alguien, es algo que me llamó la atención.
—Pero dígame, ¿cómo fue de niño?, ¿nació en pañales de seda?
—Ja, ja, ja. ¿Qué si nací en pañales de seda? Ja, ja, pues fíjese que no, provengo de una familia de clase media donde fuimos solamente dos hijos, mi hermano y yo, a quien le llevo 11 años de diferencia.
—Ah, qué tiempos aquellos…
—Muchas gracias por tocar fibras tan sensibles que muy pocas veces o casi nunca, salen a flote en el desarrollo de una entrevista de prensa. Volviendo a su pregunta, quiero decirle que la diferencia de edades entre mi hermano y con el que habla, con el paso del tiempo esto se acorta.
—¿Los años dorados de una infancia feliz?
—Crecimos en un núcleo donde se registraba un desarrollo común y con raíces totalmente citadinas.
—Debo suponer que en la escuela fue un auténtico nerd
—Desde la primaria, mi mamá nos dio la oportunidad de ser nosotros los únicos responsables de nuestra actividad escolar…
—¿Un libre albedrío?
—No precisamente. De ninguna manera ejerció presión alguna para que hiciéramos la tarea por cuestiones de trabajo, solamente nos revisaba tareas y que la hiciéramos correctamente.
—Ya dígame si era muy aplicado, del montón o medio burrito
—Ja, ja, ja, solo le digo que varias veces tuve el honor de ser abanderado de mi escuela, distinción que recaía en quienes obtenían las mejores calificaciones.
—¿Su juguete favorito?
—Aunque practicaba el basquetbol, béisbol, voleibol, futbol americano, natación y hasta el tenis, siempre me gustó el futbol soccer, estar detrás de un balón era para mí lo primordial, pero también, atesoraba juguetes de la época tales como kid acero y el aventurero.
—¿Se daba el lujo de pertenecer algún club deportivo?
—No, dado que los recursos económicos familiares no eran lo suficientemente como para pertenecer algún club deportivo, sino que cerca de mi casa existía un centro deportivo comunitario a donde íbamos a practicar la natación.
—¿Acostumbrado a recibir regalos espectaculares de los Reyes Magos?
—Los Reyes Magos normalmente eran generosos y sin caer en lo espectacular.
—¿Cómo le llamaban en casa y en la escuela: Hugo o Temo?
—Normalmente me decían Hugo por ser el nombre más corto.
—¿Apasionado por la lectura a temprana edad?
—Siempre me gustó la lectura desde que nos dejaban tareas en la primaria en los libros de texto. Recuerdo a la maestra María Eugenia, cuando cursaba el 4º grado, nos dejaba mucho que leer, y en casa, mi tía Beatriz me regaló muchos libros y en especial el de Un capitán de 15 años, de Julio Verne, el cual, me gustó muchísimo y despertó mi imaginación.
—¿Qué música le gustaba, Cri Cri o Cepillin…?
—…Pues fíjate que no, en casa, mi tía Tere ponía música en español, Julio Iglesias, los inicios de Emmanuel y Camilo Sesto, entre otros.
—¿Cuál era su máxima ambición de ser en la vida?
—Ser guardabosques…
—¿Influenciado por el Oso Yogui?
—Era uno de los temas que en casa siempre se abordaban y veía muchas caricaturas…
—¿También quería ser policía influenciado por Don Gato y su Pandilla?
—Ja, ja, ja, ¿acaso usted es psicólogo? ¿Cómo detecta lo que ambicionaba en mi niñez y pubertad? No, pero también me gustaban mucho los autos locos.
—¿Cómo fue su paso en primaria y secundaria?
—Estuve en la primaria República de Paraguay, que era exclusiva para hombres hasta 5º de primaria, pero ya en 6º grado la hicieron mixta, pero solamente dos niñas por salón. En cuanto a la secundaria Gabino Palma en Tlacopac, fue un cambio importante para mí porque me permitieron desarrollar mis habilidades en el taller de electricidad.
—¿Hugo cómo veía al México de ese entonces?
—Los medios de comunicación de ese entonces no contaban con la inmediatez como en la actualidad. Recuerdo en esa época el cambio de gobierno de Luis Echeverría a José López Portillo.
—¿Una secundaria con carencias?
—Digamos que fue con ciertas carencias porque al estar ubicada en Tlacopac, al Sur de la Ciudad de México, contaba con todo lo necesario y hasta con un gimnasio, pero mi pasión por el fútbol no tuvo límites.
—¿Un portero de lujo?
—Ja, ja, ja. No le digo, ¿cómo sabe que durante un buen tiempo estuve como portero?, comencé a desarrollarme en la delantera y en la media de mi equipo de futbol para concluir en la portería.
—¿Siempre fiel a los Pumas de la UNAM?
—Aunque no me lo crea, durante mucho tiempo fui fanático del Club América por una influencia familiar. Mi tío Paco tenía plateas en el Estadio Azteca, no me perdía partidos tanto del Club América como del Atlético Español y Necaxa. Con el paso del tiempo dejé de ir al Estadio Azteca, pero cuando ingresé a la universidad, me convertí ciento por ciento seguidor de Pumas de UNAM.
—¿Terrible con la niñas? ¿Cuál fue su primera novia?
—Ja,ja,ja. Uff, esa es una gran pregunta y difícil de responder; jamás hablo de mi vida privada. Siempre les he dicho a mis hijos que mi primera novia fue con la que me casé, pero no así… Mmm… ¿cuál fue mi primera novia?
-No le dé vueltas al asunto, el primer amor jamás se olvida…
-Pues sí, pero en mi caso sí…
—¿Será que los caballeros no tenemos memoria?
—Exacto, me quitó la palabra de la boca
—¿Qué huella le dejó el paso por la preparatoria?
—La preparatoria, como estudiante, fue la mejor etapa de mi vida, porque a esa edad hice mis mejores amigos.
—¿La materia coco?
—Biología me costó muchísimo trabajo pasarla en la preparatoria de la Universidad La Salle, en donde el alumnado estaba totalmente integrado por varones.
—¿Una versión del Club de Tobi?
—Así fue.
—¿Por qué estudiar Derecho si quería ser guardabosques?
—Es un tema un tanto complicado porque se supone que en segundo de prepa ya deberíamos tener más o menos definida nuestra vocación, y yo no estaba totalmente decidido si estudiaría Ingeniería Cibernética o Derecho.
—¿Cuál fue el factor que detonó para que estudiara Derecho?
—Digamos que mucho tuvo que ver la situación en la que vivía el país en ese momento. En la Universidad La Salle siempre tuvimos la oportunidad de poder expresar y defender lo que pensábamos, claro está, con el auxilio y apoyo importante de profesores, tales como Jesús Tamayo, el famoso Chucho Tamayo.
—¿Tenía la imperiosa necesidad de trabajar para costear sus estudios?
—Desde muy joven empecé a trabajar en un negocio familiar todos los fines de semana, con mi tío Paco, me dedicaba a empacar y entregar mercancía en Vallejo.
De pronto, sus ojos se llenan de lágrimas, suspira profundamente, una y otra vez entrelaza los dedos de sus manos, nos observa fijamente y opto por preguntarle:
—¿Se siente bien?
Con un tono de voz entrecortada y un nudo en la garganta responde. —“No es eso, ha tocado fibras muy sensibles. Jamás imagine que en esta entrevista usted se dedicara a descubrir cosas que nunca he revelado a nadie acerca de mi vida privada, son tantos recuerdos.
—¿Cómo fue ese brinco de La Salle a la UNAM?
—A los 18 años ingreso a la Universidad Nacional Autónoma de México. Conservo en mi mente las palabras del ex rector de La Salle, el doctor César Rangel Barrera, quien nos expresó que la verdadera vocación de servir y la realidad del país estaba en la UNAM.
—¿Por qué estudiar en la UNAM, si en La Salle había la carrera de Derecho?
—Desde niño tenía ese espíritu aspiracional, además, un primo estudiaba medicina y lo acompañaba a la facultad. Recuerdo que la terminal de autobuses, en aquel entonces, llegaba hasta donde está ahora el Museo de Arte Contemporáneo y el estadio Olímpico de Ciudad Universitaria donde llegaba el tren y cuando estuve dentro de las instalaciones de la UNAM, algo me dijo que eso era lo mío. Teniendo el pase automático de La Salle, todo se me facilitó, inclusive, el examen de admisión lo pase sin ningún problema.
—¿Los mexicanos nos hemos convertido en rehenes de nosotros mismos al no respetar leyes, la Constitución Política ni nada?
—Qué buena pregunta me formula y que la quiero ubicar en varios puntos. En la etapa de estudiante en la UNAM, era muy clara la división de clases sociales en el campus universitario. En la explanada de la facultad se juntaban los estudiantes que tenían alguna influencia económica, mientras que los alumnos de clase media se situaban en parte central o ventanillas, y por último, los considerados de la clase baja, nos situábamos en las islas o donde se pudiera.
—¿Un reflejo del acontecer nacional?
—¡Exacto! Un fenómeno social que se registraba a lo largo y ancho del territorio nacional, es decir, existían tres partidos políticos: PAN, PRI y el que surgiera. Esa misma división se registraba en época de elecciones en el México chiquito.
—A lo mero macho, ¿las cosas han cambiado?
—Hay muchas cosas que continúan vigentes, pero de una forma diferente o han ido evolucionando y eso no me gustó cuando estuve en la Facultad y cambié, porque pensé que era diferente y me dediqué a trabajar durante toda la carrera y gran parte de mi vida en el sector privado.
—¿Tan rápido tiraba la toalla?
—No, no es eso, sino que me desempeñaba en el litigio básicamente, trabajaba en el área legal en el despacho de un familiar, pero formalmente, desde el segundo año de la carrera y de ahí para adelante.
—¿De todo se aprende o no es así?
—Sin lugar a dudas
—¿Con el cúmulo de trabajo extraña su actividad de catedrático en la UNAM?
—No he dejado las clases en la UNAM, imparto mis clases en la Facultad de Derecho de 7 a 8:30 horas. Además, sigo ocupando el cargo de Director Honorifico del Seminario de Derecho Procesal de la Facultad y me doy mi tiempo para atender a los tesistas y organizar eventos académicos, de esta manera, las actividades que realizo no se contraponen.
—¿Aún continúa con la costumbre de devorar libros?
—Ja, ja, ja, es un vicio que no he podido dejar…
—¿Qué lee actualmente?
-Estoy leyendo por tercera vez La Columna de Hierro
—¿Amante de los perros?
—Me encantan los perros, es una afición que tampoco he podido dejar porque me transmiten tranquilidad. Tengo dos antiguos pastor inglés y un schnauzer.
—¿De verdad tiene tiempo para jugar con ellos y sacarlos a pasear?
—No como yo quisiera, pero reciben la atención y cariño de mis hijos y de mi esposa.
—¿Cuántos hijos tiene?
—Dos hijos, la mayor de 22 y el menor de 18
—¿Su hijo seguirá los pasos del padre por la abogacía?
—En eso anda.
—¿Su platillo favorito?
—El mole de olla y mole verde
—¿Música favorita?
—Por supuesto que el rock y mi grupo favorito es Queen.
—¿Le gustaría ser Presidente de México?
—Nooo…
—¿Lo dice por disciplina?
—Ja, ja, ja. Ojalá todos los reporteros fueran como usted que saca cada pregunta que electrocuta al entrevistado.
—Ya no me cantinflee, ¿le gustaría sí o no?
—Como usted dice, a lo mero macho es que no, por todas las responsabilidades y el compromiso que representa la presidencia de la Republica, la verdad es que no.
—¿Ni siquiera como alcalde de donde nació?
—Todos los cargos públicos que he ocupado en la administración pública han sido por invitación y no han sido tanto que yo los busque.
Sobre México, sus valores y la fraternidad
—¿Somos mexicanos nada más cuando nos conviene?
—Básicamente, lo que no existe actualmente en nuestro país es la unión como pueblo.
—¿Cada quien jala agua para su molino?
—Yo creo que si se fomentara la fraternidad entre los mexicanos sería una historia diferente.
—¿Solamente en fenómenos naturales demostramos esa unión?
—Digamos que los dos 19 de septiembre que nos han, desafortunadamente, marcado como mexicanos, ha sido la forma en la que se desarrolla, tal vez, el espíritu nacionalista, pero no creo que sea suficiente ni tampoco creo que sea la forma, sino más bien, es un tema de valores y de educación que se dan en casa. La formación desde los hogares y no hay que esperar llegar a la escuela.
—¿Se han perdido los valores?
—No creo que los valores se pierdan sino que son diferentes en cada familia, en cada zona, insisto, no creo que se hayan perdido porque en donde no los hay, pues no los hay pero en donde existen se van reforzando.
—¿Hay una desintegración familiar a causa del uso desmedido de celulares?, ¿en casa ya no hay comunicación?
—Es algo muy cierto. Actualmente se observa esta situación debido al uso desmedido de celulares en el hogar, en donde ya no hay una comunicación; antes, también era un fenómeno muy parecido por estar leyendo periódicos o revistas.
—¿Considera necesaria una nueva Constitución Política?
—Yo no creo que sea necesaria una nueva Constitución Política, más bien, habría que ver qué sí y qué no con un estudio serio y formal del contenido de nuestra Constitución.
—¿Una Constitución vetusta con cientos de reformas y parches?
—La Constitución tiene más de 700 reformas, es un tema sumamente complicado para poder hablar de nuestra Constitución de 1917 en una entrevista como esta, discutir que no es de 1917, sino de 1857. Podemos pasar horas y horas en eso.
—A lo mero macho, ¿aquí nos tocó vivir?
—Pues aquí estamos y nos gusta.
—¿Orgulloso de su tierra?
—Caray, si algo me gusta es México, como también la Ciudad de México.
—¿Qué prefiere ser: borracho o cantinero?
—Me deja sin saber que decirle…
—…Vamos, ¿que prefiere?, ¿escribir en periódicos en donde puede expresarse y criticar libremente o ser funcionario público?
—Uff, me parece que no podría optar por una o por otra porque las oportunidades son muy diferentes.
—¿Cuándo es funcionario público piensa diferente?
—Cuando estamos de este lado nos damos cuenta, a veces, de las peticiones que se hacen estando como usuario del instituto, y entonces, tienes la oportunidad de no hacer lo que quieres, sino de aplicar la norma considerando que es lo adecuado.
—Licenciado, agradezco mucho su tiempo, ¿desea usted agregar algo más?
—Me gustaría verla antes que se publique porque nunca me habían hecho una.
—¿Qué siente ser entrevistado?
—Pues es algo…mmm…
—¿Se siente en el banquillo de los acusados?
—No, para nada, mucho menos en este tipo de entrevista. Tal vez en otras, sobre todo, por la naturaleza del medio, tal vez por la naturaleza de las preguntas, tal vez por el compromiso que tenemos como funcionarios que al final, debemos ser bastante cuidadosos con lo que hacemos y no por otra cosa, sino porque es el ejercicio de un cargo. Es lo único que tenemos que hacer, no podemos ni debemos anteponer intereses personales, opiniones personales, nada, sino ser objetivos y eso, a veces, es lo que hace a un buen o mal funcionario.
—¿Cómo se sintió con esta entrevista?
—Bien, muy a gusto y descubierto en muchas cosas.
—¿Cómo es el Dios de Cuauhtémoc Hugo Contreras Lamadrid?
Impactado por la pregunta, se queda pensativo, respira profundamente al momento en que nos observa fijamente y expresa:
—Solo le puedo decir que es el todopoderoso. Muchas gracias por su visita y por su tiempo.