Dos de junio: del régimen revolucionario, al régimen popular
MORELIA, Mich., 30 de junio de 2024.- La noche del 2 de junio, cuando comenzaron a operar las primeras encuestas de salida, Mario Delgado llegó a unos de los salones del Hotel Hilton, en la Ciudad de México.
Ahí estaba Claudia Sheinbaum, la candidata de Morena y aliados. Vestía un conjunto sastre de falda y saco morado, con estampados florales al pecho. Estaba acompañada de su esposo, Jesús María Tarriba y sus hijos, Mariana y Rodrigo Imaz.
En un video difundido en la televisora mexicana, se observó al líder de Morena acercarse al oído de la candidata para informarle la paliza que se avecinaba.
Claudia, quien firmaba unos documentos, saltó como resorte de su silla, aplaudió, empuñó las manos. Luego, extendió los brazos al cuello de Mario Delgado y lo selló con un fuerte abrazo. De su boca salieron algunos gritos de victoria.
Luego se dirigió a Tarriba y le besó.
El salón se inundó de aplausos y una alegría desbordante.
La historia se confirmó entrada la noche.
Se vino un triunfo aplastante.
El 9 de junio, cerrado el cómputo, el Instituto Nacional Electoral oficializó la victoria de la candidata oficialista con los 35 millones 924 mil 519 votos (59.7594 por ciento).
Lejos, muy lejos, la opositora Xóchilt Gálvez, de la coalición Fuerza y Corazón por México, se quedó con 16 millones 502 mil 697 votos (27.4517 por ciento).
Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, se fue el tercer sitio con seis millones 204 mil 710 votos (10.3213 por ciento).
El Consejo General del Instituto Nacional Electoral confirmaba que la votación total cuantificada fue de 60 millones 115 mil 184 votos, lo que representa el 61.04 por ciento de participación de la ciudadanía inscrita en la Lista Nominal de Electores.
El partido del Presidente apuntaba a una demoledora victoria con alrededor de 30 puntos de ventaja sobre la coalición opositora.
A la par de la victoria presidencial, también se confirmaban más avances.
Los números colocaron de manera inmediata a Morena y aliados con una holgada mayoría en la Cámara de Diputados y arañando la misma en la de Senadores.
Antes de que concluyan los plazos de las instancias electorales, los votos contabilizados dan a Morena y aliados un aproximado de hasta 380 diputados federales y hasta 88 Senadores, en el mejor de los escenarios, si las impugnaciones o juicios, mueven mayormente los números.
Lo mismo ocurrió en los estados que se disputaron.
Ratificó en Ciudad de México, Veracruz, Chiapas, Tabasco, Puebla y Morelos. Y arrebató Yucatán al PAN.
En la nueva configuración política, Morena mantiene una presencia hegemónica y ya gobierna, junto a sus aliados de PT y Partido Verde, en 23 de los 32 estados.
Baja California, Baja California Sur, Colima, Chiapas, Campeche, Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Tabasco, Veracruz, Zacatecas, Morelos y San Luis Potosí, están pintadas de guinda.
Y el avance continúa.
Juan Pablo Celis, el primer líder electo de Morena en Michoacán, ve así a su partido:
"Es un fenómeno político social como pocos en el mundo. De hecho no hay registro tan exitoso de una fuerza política que haya avanzado tan rápido en tan poco tiempo, ni haya logrado tantos espacios en menos de una década".
El virtual diputado local sostiene que la fuerza, la correa de transmisión de Morena con la sociedad, radica en la fortaleza y liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y sí, en términos llanos, Morena es López Obrador y viceversa.
López Obrador presume que es el único político que ha recorrido varias veces el país, conoce cada rincón, cada comunidad, cada pueblo.
Ha estrechado miles de manos, escuchado miles de demandas. Sabe el clamor ciudadano, conoce las necesidades y ahí basa su discurso.
Dice lo que el pueblo quiere escuchar.
Si algo tiene el Presidente, es la perseverancia, la tenacidad y la obsesión.
Jugó tres veces la Presidencia de la República. Una, la de 2006, con Felipe Calderón, fue un robo, un fraude, acusó.
Esperó pacientemente. Y ganó en el 2018, abrumadoramente.
Ya en el poder, diezmó a los oponentes, les quitó espacios, cobró facturas.
En el 24, se subió el ring.
El Presidente marcó tiempos, agenda, candidatos, discurso, reglas, legales e ilegales; lanzó ataques, acuerdos, llamados, golpes, descalificaciones; dio juicios e hizo su campaña, en medio de una efervescente polarización
No dejará pendientes.
Antes de irse, dejará aprobada las reformas el Poder Judicial y en ruta la Reforma Política.
También deja un proyecto consolidado en el terreno político, un partido, fuerte, hegemónico, casi único.
De hegemonías a hegemonías
La historia moderna de México, da cuenta de que el Partido Revolucionario Institucional gobernó por casi 70 años el país.
Lo hizo bajo un modelo de partido único, hegemónico, de Estado
Fue el legado de la revolución. El vehículo para forjar la vida institucional del México posrevolucionario.
A la larga, dejó el legado que le dio origen y se volvió un ente autoritario, dictatorial, corrupto, poderoso.
Hoy, frente a la hegemonía de Morena, Raúl Morón, el senador de Morena y excandidato a Gobernador, responde, marca las diferencias:
"¡Diferentes hegemonías! Porque la hegemonía del PRI tiene que ver con un asunto corporativo, tiene que ver con todos los poderes fácticos a favor del gobierno y del poder, y acá, en Morena, es totalmente lo contrario; acá no hay un ambiente corporativo y los poderes fácticos no están con nosotros, están con la derecha", defiende.
—Y estriban las urnas de por medio, ¿no?—, se le interrumpe.
Así es. Pero además, los medios de comunicación, los empresarios más connotados, no están con nosotros, conviven con nosotros, pero no están con nosotros, ellos actúan con otra lógica. Es una hegemonía totalmente diferente y la hegemonía acá, es de la gente, es la espontaneidad de la del pueblo.
Raúl Morón afianza la idea de la hegemonía popular.
Dice que la estructura partidista movió un 30 o 40 por ciento del total de votos obtenidos, pero la gente de manera espontánea, fue y votó por los candidatos de la 4T, porque quiere que haya continuidad.
"Aparte, las propuestas que el Presidente hizo el 5 de febrero son públicas, y los que estábamos en campaña estuvimos diciendo: vamos por estas propuestas y describíamos, las propuestas del Poder Judicial, la propuesta a las pensiones y jubilaciones del ISSSTE. Y entonces la gente votó por eso, y si la gente nos dio la mayoría para aprobarlas, las vamos a aprobar sin ninguna dificultad, entonces es una hegemonía con otra lógica, con otra óptica.
La otra, rememora, fue construida con fraudes electorales, construida con todos los poderes fácticos a favor y con campañas intensas de comunicación a favor del poder, mientras que la nuestra, está construida por la voluntad del pueblo de México, con los poderes fácticos en contra y con campañas importantes en contra del gobierno del Presidente López Obrador, desde los medios de comunicación más importantes, que la verdad ha sido muy crudo ese asunto. Pero finalmente la dirección del pueblo está tomada así, está tomada aquí, y eso nos lleva a tener una gran responsabilidad a los que militamos en la 4T y en Morena.
Más allá de los números que otorgaron la victoria, el también exdiputado local sostiene que vendrá una gran responsabilidad en la conducción del país.
"Tenemos que hacer esfuerzos porque los problemas que estamos enfrentando pueden encontrar solución pronto, la gente no va a perdonar que no haya solución a los problemas fundamentales que tenemos, por eso esta nueva camada de representantes populares y de alcaldes, de alcaldesas, de gobernadores y la propia Presidenta de la República debe tener mucha claridad en ello, que es lo que el pueblo ocupa, que se concreten las expectativas, los anhelos, las ilusiones que tiene como sociedad, como sectores, como personas, como mexicanos, como mexicanas, y entonces esa responsabilidad nos obliga a nosotros a poner en juego toda nuestra capacidad de inteligencia para conducir este país como partido hegemónico, construir esa hegemonía que he calificado diferente a la otra".
En respuesta, el coordinador del Grupo Parlamentario del PRI, Rubén Moreira recuerda que el PRI proviene de la lucha armada.
Es, subraya, producto de la revolución, del rompimiento de un régimen por la vía armada.
"Morena no rompió con ningún régimen, ni tiene el respaldo de la mayoría de los mexicanos, como en su momento sí lo obtuvo el triunfo de la Revolución Mexicana", diferencia.
Priísta de cepa pura, Rubén Moreira recordó que el PRI se convirtió en un partido hegemónico, porque así se demandó en los tiempos postrevolucionarios.
Era, apunta, el vehículo para concretar las aspiraciones institucionales del Estado Mexicano y de los propios mexicanos.
El exgobernador de Coahuila y exsecretario general del CEN del PRI, justifica lo que en su momento hizo el PRI, porque ese era su momento histórico, pero también reprochó que se alejó del proceso fundacional y solo quedo en la vía de la transformación partidista.
Ellos —Morena— no ganaron una revolución ni tuvieron rompimiento con ningún régimen anterior. Eso no se dio, entonces ellos no se pueden comparar con nosotros".
El priísta profundiza:
"Ahora, ¿qué le está sucediendo a Morena? Que trae una tensión interna el grupo dominante. Sigue siendo un grupo que salió del nacionalismo revolucionario del PRI. Sigue siendo ese grupo dominante, pero la Presidenta no, entonces ahí traen esa tensión en el grupo, porque los que tienen dominado el Senado y la Cámara de Diputados, provienen de nosotros, del nacionalismo revolucionario. Y van a chocar ahí las visiones con la Presidenta, que trae otra formación, más apegada a la izquierda".