Las bengalas del Ejército; a 54 años de la masacre del 2 de octubre
MORELIA, Mich., 2 de octubre de 2022.- Este día se cumplen 54 años de aquel fatídico 2 de octubre de 1968, en que uno de los movimientos sociales más poderosos en México, iniciado dos meses antes de la matanza, fue reprimido a manos del Ejército. Hasta la fecha no hay certeza, pero cifras no oficiales estiman que al menos unas 300 personas murieron.
Eran poco más de las 18 horas de aquel miércoles; desde un helicóptero militar cayeron tres bengalas verdes sobre la Plaza de las tres culturas, en Tlatelolco, donde ya se preparaban contingentes y tropas del Ejército, en suma, nueve batallones de cinco mil soldados para ejecutar la Operación Galeana, a cargo de Crisóforo Mazón Pineda, comandante en jefe.
Esto relata Helena Poniatowska en La noche de Tlatelolco, por mucho la mejor radiografía narrativa de uno de los eventos de represión estudiantil y social más abominables del Estado Mexicano en la segunda mitad del Siglo 20. En la antesala de los Juegos Olímpicos de 1968, se registraron al menos dos mil detenidos y un número impreciso de desaparecidos.
Aquellas tres bengalas verdes fueron la señal de abrir fuego contra los manifestantes desarmados; en edificios aledaños, estratégicamente se habían colocado 360 francotiradores que comenzaron a disparar, para generar confusión entre los elementos castrenses, quienes arremetieron contra los manifestantes. Incluso mujeres embarazadas, niños, vecinos, fueron alcanzados por las balas.
De raigambre comunista, el movimiento era encabezado por el Consejo Nacional de Huelga, órgano director integrado por estudiantes y docentes de 10 universidades de todo el país, principalmente de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Pero el movimiento de 1968 no era estrictamente estudiantil, había empezado desde julio de ese año con la participación de profesores, intelectuales, amas de casa, obreros, campesinos, comerciantes y profesionales en Ciudad de México, además de estados como: Coahuila, Durango, Nuevo León, Puebla, Oaxaca, Sinaloa, Veracruz y Michoacán.
En un contexto político convulso por la penetración de ideas revolucionarias de América Latina y la Unión Soviética, se alzaba el Estado contra cualquier tufo de posiciones comunistas, que atribuían al Consejo Nacional de Huelga, movimiento que también fue vulnerable a la infiltración y traición desde el aparato estatal, que pretendía desarticularlo.
Hostigamiento a líderes, detenciones arbitrarias, torturas y una decena de muertos de integrantes del movimiento acrecentaban la indignación de las clases populares, que al amparo de la sombra estudiantil demandaban un cambio democrático, tras décadas del mismo partido gobernante, mayores libertades políticas y civiles, menor desigualdad.
Los 6 puntos del pliego petitorio
Todo comenzó el 22 de julio de 1968, en que un conflicto estudiantil entre bachilleres fue duramente reprimido por la Policía, lo que atizó las primeras manifestaciones en Ciudad de México y otros estados de la República, donde varios episodios represivos dejaron una decena de muertos.
En rechazo a la política represiva, el 4 de agosto de 1968 el Consejo Nacional de Huelga dio a conocer su pliego petitorio integrado por seis puntos:
1.- Libertad de los presos políticos.
2.- Derogación del artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que limitaba la organización social.
3.- Desaparición del cuerpo de granaderos.
4.- Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl Mendiola, y del teniente coronel Armando Frías, a quienes consideraban altamente agresivos y represores.
5.- Indemnización a las familias de los muertos y de los heridos por los actos represivos.
6.- Exigencia de un diálogo público entre representantes del Movimiento y representantes del Gobierno.
En lugar de eso, el 2 de octubre el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó al comandante Crisóforo Mazón implementar la Operación Galeana y desarticular al movimiento, que consideraba una subversión sin fundamento y “un riesgo para la paz social”.
Nunca se presentó ante las autoridades a los supuestos francotiradores, y quedaron en evidencia elementos que apuntaban que el arsenal de rifles supuestamente incautado a los manifestantes formaba parte de la artillería de las fuerzas castrenses.
¿Qué publicaron los principales periódicos el 3 de octubre?
Bajo la subyugación del viejo hegemónico PRI, del régimen presidencialista que sin alguna sombra opositora lo controlaba todo, al día siguiente los medios de comunicación minimizaron el suceso, reprocha Rosario Castellanos en su crudo poema: Memorial de Tlatelolco.
“Al día siguiente, nadie. La plaza amaneció barrida; los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo. Y en la televisión, en la radio, en el cine no hubo ningún cambio de programa, ningún anuncio intercalado ni un minuto de silencio en el banquete. (Pues prosiguió el banquete)”.
“Barrió el Ejército con un foco de subversión en Tlatelolco”, fue la portada de El Sol de México, 3 de octubre de 1968; “24 civiles muertos y más de 500 heridos”, publicó ese día el Excélsior; “El Ejército mantiene la tranquilidad; se informa oficialmente de 29 muertos”, encabezó el periódico Novedades, mientras que testigos hablaron de centenares de muertos.
Bajo tortura, algunos líderes estudiantiles señalaron al priísta Carlos A. Madrazo como patrocinador del movimiento, sin embargo, esto nunca pudo acreditarse, máxime que el tabasqueño, expresidente del PRI y opositor a Díaz Ordaz, estaba rigurosamente observado por los servicios de vigilancia del régimen.
El 1 de septiembre de 1969, el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, dijo asumir la responsabilidad “personal, ética, social, jurídica, política e histórica” por el evento de 2 de octubre. Más allá del repudio político de algunas naciones, nunca se le imputó alguna responsabilidad por el hecho; murió de cáncer de colon y asma en 1979.