Zitácuaro construye proyecto de familias/Gerardo A. Herrera Pérez
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Recientemente estuve en la ciudad de Zitácuaro, ciudad denominada como heroica; ahí conviví con mi amigo Jorge Miguel, Karen Sánchez Marín, Lizbeth Contreras Martínez, con Francisco, así como con César y más de 100 familias de Zitácuaro, que estuvieron presentes en acciones para finalizar actos de promoción de la participación ciudadana.
Desde que llegue a Zitácuaro ese sábado a convivir con Miguel acompañado de su familia, y las familias, quise visitar primero la Plaza principal, la que se ubica frente a Palacio municipal; en dicha Plaza me ha tocado asistir a distinto actos públicos con las autoridades tantos locales, como estatales y federales.
Quise estar en la Plaza principal, para compartir con la población de Zitácuaro, mis proyectos y acciones legislativas, en ese momento estaba promoviendo la participación ciudadana y de obtención del voto. Las personas escucharon, me aplaudieron y se acercaron a preguntar sobre las propuestas, siempre agradecido con las personas de Zitácuaro, y con toda la gente de la cabecera municipal y de las comunidades donde me ha tocado trabajar en materia de derechos humanos.
Para mi, Zitácuaro, es una gran oportunidad de vida, estar ahí, me ha permitido promover acciones para el respeto a los derechos humanos, la convivencia y paz social, pero sobre todo, trabajar a partir de reconocer la dignidad humana. Será que por eso, estar en Zitácuaro y en sus pueblos y comunidades indígenas me dan tanto, tanto cariño y alegría visitarlos.
Más tarde pude asistir a la reunión que organizaba Jorge Miguel; su convocatoria planteaba, asistir al cierre de dichas actividades proselitistas en familia, para convivir entre las familias y los integrantes de la planilla rumbo al H. Ayuntamiento. El proyecto fue altamente generoso por parte de Jorge Miguel y su equipo, al comprender la importancia de no segmentar las invitaciones solo por la cuestión del voto a mayores de 18 años, al contrario, por ver más allá de eso, la importancia de generar las condiciones para que los niños, niñas y adolescentes puedan seguir formándose en una cultura de participación ciudadana, así como en una cultura jurídica, de respeto a los derechos humanos, y la dignidad de las personas.
La primera impresión al llegar a la reunión, no era la de un mitin, no, no lo era; era una reunión sumamente generosa, que abrevaba elementos que coinciden con una visión para avanzar en la construcción del dialogo, de la tolerancia y claro, del respeto en familia. Ahí, pude encontrar los juegos infantiles para que los niños, niñas y adultos disfrutaran de la convivencia en familia, pude observar el gran dinamismo para ofrecer un lunch a los niños, niñas y adolescentes y sus padres. Pero también vi, un proyecto cultural y artístico que planteaba la importancia de que en familia se puede lograr mantener con vigorosidad el estatus que significa protección, construcción y respeto a las individualidades.
Esta reunión a la que me refiero, y a la cual le hago la siguiente lectura, la comparto con todos y todas mis lectores:
Considero, que las familias y no solo la familia deben generar reglas para la convivencia, recordemos las reglas protegen a nuestros hijos y les dan seguridad. Por ello, todos debemos de cumplirlas, desde los padres, así como los hijos; esto lo logramos demostrar cuando en un espacio amplio y con muchas familias, todos pueden convivir sin sobresaltos, sin palabras altisonantes o mecanismos de control o regulación.
Me divirtió ver como las niñas y los niños, disfrutaban de los juegos mecánicos, pero observe que los mismos participaban de manera genérica, observando límites claros y consistentes, de no agresión y sabiendo la importancia de esperar su turno; esto es muy bueno, porque los pequeños deben saber que hacer y hasta donde llegar, y que no hacer, eso les permitirá mucha claridad en su participación social en sus etapas de adultos. Felicito a todos aquellos padres que ponen límites y no sienten culpa, sigo insistiendo que los límites son fundamentales para orientar conductas. Lo que si no creo que sea necesario, además no lo vi, que se utilice la violencia para hacer valer la autoridad de un padre, baste saber que hay autoridad y respeto al momento del ejercicio de la autoridad.
Las filas de personas que vi para acceder a los antojitos mexicanos y otras confituras y aguas frescas, era de orden, tranquilidad y estabilidad de las finas; eso me pareció muy interesante, porque es con nuestro ejemplo con que vamos a convivir en un marco de disciplina, así los padres pueden pedir disciplina a los hijos, cuando su actitud también marco el ejemplo de una conducta que respeta, y pone orden. Nuestros hijos al cumplir con sus conductas y tareas se vuelven fuertes, seguros e independientes. Los límites se deben vivir como algo positivo y se deben respetar.
Observé a padres y madres perfectamente conviviendo con sus hijos y con otras familias, de esta manera me parece importante reconocer que los padres, así como las madres, ambos, somos autoridad, no nos confundamos con querer ser los amigos de nuestros hijos; dentro de la familia se dan jerarquías, el padre y la madre generan las reglas y los niños y niñas entienden quien está a cargo.
Durante la jornada, vi a padres disfrutar de sus y con sus hijos; la asistencia y participación fue un hecho evidente, estaban ahí entre otras cosas, porque era una recompensa para las y los niños; y en ese sentido las recompensas son también un elemento motivador, pero la recompensa no debe ser material, es preferible que se identifique con realizar actividades de manera conjunta con sus padres. De esta manera otro gran acierto de Jorge Miguel fue premiar a los niños y niñas de la casa a partir de un ejercicio familiar que construye comunidad, o como dice el antropólogo Jaime Martínez comunalidad, que me hace más preciso, lo que estamos viendo.
De manera general, y pese a que no vi frustraciones por parte de las familias, pero no obstante, considero que frente a la frustración de nuestros hijos debemos ayudarlos para seguir adelante en su fortalecimiento, por ello debemos ayudarlos a desarrollar sus fortalezas emocionales, generar las condiciones para orientarles a resolver las dificultades con optimismo, la confianza en que podrán realizarlo, la determinación como una meta, pero sobre todo el entusiasmo y la gratitud.
Hay cosas pequeñas que podemos valorarlas, cada actividad bien realizada, en tiempo y forma reconócelas, diles cuando están haciendo las cosas bien. Dar y recibir elogios crea un ambiente armónico y de cooperación, en el que los límites y las reglas se asumen de mejor manera.
La disciplina es fundamental, además debe ser constante o permanente. Si es domingo no se puede relajar la conducta. En ello, debemos mantener nuestra ecuanimidad, las reglas y la disciplina no puede depender de nuestro buen o mal humor, eso nunca.
La obediencia, no es solamente control y disciplina, es eso, realizar lo adecuado aunque nadie lo vigile; la obediencia los convierte en personas integras, es decir, responsables de sus actos y comprometidas con los demás.
La obediencia permite seguir las reglas y cumplirlas, no sentir miedo porque seremos descubiertos porque no obedecimos.
En esto es fundamental el dialogo abierto, franco, pero también el practicar la tolerancia para poder respetarnos y mantener una viva convivencia para la paz, para la paz social.
Este gran esfuerzo de Jorge Miguel, nos da la apertura de seguir trabajando por un paradigma que todos o cuando menos la mayoría desea, la paz social, con el respeto a los derechos humanos, sus libertades y el respeto a la dignidad humana.
Amo a Zitácuaro, como amo muchos lugares, por su gran calidad y calidez con que se entrega su gente. Gracias Jorge Miguel por permitirme ser parte de la historia y del presente de Zitácuaro. Lo que tú has realizado, nadie más lo podría hacer, porque en tu mente queda claro que la democracia la debemos alcanzar participando todos, acomodándonos todos y haciendo que cada quien exprese su sentir para formar los criterios que nos permitan la gobernanza.