Y Silvano le puso el cascabel al gato/Rafael García Tinajero Pérez
Morelia, Michoacán a 27 de Noviembre del 2018.
Y Silvano le puso el cascabel al gato.
Por Rafael García Tinajero Pérez
Ante la nueva Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, aprobada recientemente por el Congreso, en la que se incluye la existencia de los coloquialmente llamados “superdelegados”, se han dado posicionamientos de muchos de los gobernadores en el sentido de que estos nuevos funcionarios, que dependerían directamente del titular del Poder Ejecutivo Federal, serían en los hechos una especie de gobernadores “ espejo”y que se está atentando contra el pacto federal al vulnerar la soberanía de estados y municipios y que además, en forma autocrática, se concentra un gran poder político y económico en estos representantes directos del Presidente de la República, a los que nadie elegirá más que él, minando el de los gobernadores constitucionalmente electos mediante el voto popular.
Como en la fábula y en la expresión proverbial, hacía falta saber ¿ quien le pone el cascabel al gato?. Finalmente hubo quien lo hiciera, el gobernador de Michoacán, quien impulsado por poderosas razones y argumentos plenamente válidos, entre otros un déficit en la hacienda pública del estado de 4200 millones de pesos por concepto de obligaciones salariales y extra salariales con el magisterio, informó ayer su determinación de regresar al gobierno federal la administración, operación y obligaciones financieras de los Servicios de educación básica y normal, dando por finalizados en los hechos el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) y el Convenio de Coordinación para la Conclusión del Proceso de Conciliación de las Plazas Transferidas firmados en 1992 y 2014 respectivamente.
Para nadie es un misterio el permanente conflicto social, político, económico y financiero en que se ha convertido el tema magisterial en Michoacán y otras entidades federativas y que es un claro efecto de esa “ descentralización centralizadora ” de 1992 y su inclusión en la Ley de Coordinación Fiscal desde 1998. Expresión de un proceso fallido que no solo no ha podido ser resuelto sino que va de mal en peor.
Tal parece que se descentralizaron las obligaciones y los problemas, la administración de las escuelas y maestros y una serie de pactos, acuerdos, usos y costumbres de lo que fue y sigue siendo la relación clientelar del gobierno federal con el SNTE, obligando a los estados a una coadministacion de facto, pero los recursos siguieron centralizados. Uno de estos problemas fue sin duda el de la relación con el poderoso SNTE y su fracción disidente, la CNTE, 31 entidades federativas con serios problemas económicos enfrentando a este monstruo en condiciones desiguales. Con la amenaza cumplida permanentemente de bloquear calles, carreteras y dejar a los niños sin clases, mientras no se concedieran por parte de los estados una serie de prebendas a veces abusivas y absurdas. Hay que recordar que un día después de la firma del ANMEB se publicó en el Diario Oficial de la Federación un Decreto Para la Celebración de Convenios que “ con el objeto de dar cumplimiento oportuno a los compromisos derivados del acuerdo nacional y respetar los logros sindicales existentes” , transfería a los gobiernos estatales la partes más onerosas de la relación con el sindicato. Los gobernadores han venido firmando estos convenios desde entonces impactando las finanzas estatales. Solo Michoacán ha debido pagar durante ésta administración 2500 millones de pesos por concepto de bonos extra salariales acordados por administraciones pasadas.
Sin restar importancia a lo ya expuesto, me parece que la decisión de Silvano puede y debe tener un efecto mayor, que vaya más allá de coyuntura de fijar los términos de la relación con un gobierno que está por iniciar. Este acto debe ser el punto de quiebre para que se ponga en el tapete de las discusiones el modelo actual del federalismo fiscal mexicano, el cual, desde mi punto de vista debe ser sustituido por uno nuevo pues su arquitectura actual forjada bajo presiones económicas y políticas, mal planeado, es inequitativo, ineficiente, poco transparente y por lo tanto generador de corrupción, tiene como producto una tensión permanente entre los órdenes de gobierno y como grandes perdedores el interés público general y el ciudadano en particular que recibe malos servicios de salud, educación y seguridad entre otros.
México precisa de una amplia discusión para encontrar respuesta a 4 preguntas:
¿Que queremos que haga el Estado?
¿Que tamaño de Estado queremos?
¿Como queremos que se distribuyan las funciones y responsabilidades encomendadas al Estado entre los tres órdenes de gobierno?
¿Con qué instrumentos de ingreso se va a dotar a cada uno de los órdenes de gobierno para cumplir con sus responsabilidades?
Si de verdad se quiere impulsar una cuarta transformación, ésta debe darse en democracia y cerrar la página del México autoritario. Debemos generar por consenso y de común acuerdo un nuevo pacto político, económico y social, que dé lugar a una profunda reforma del Estado, de la que surjan nuevas y sólidas instituciones. O es así o no será.