Visiones y percepciones/Etelberto Cruz Loeza
Ayotzinapa, hoy, 7 años no es nada
El domingo 26 de septiembre, se cumplieron 7 años de un hecho bestial: el asesinato de 43 jóvenes estudiantes normalistas del primer semestre, inscritos en la escuela normal rural Profr. Raúl Isidro Burgos, que funciona en la escuela normal rural de Ayotzinapa, Gro.
Lamentablemente, en el paquete que significa este crimen por determinadas razones varios asesinatos más, pero que, aun siendo del grupo de esos estudiantes, no tuvieron significación pues no se cuantificaron desde el inicio, razón por la cual, no se pudo sacar provecho político: existen evidencias e indicios y hasta declaraciones, de que a varios jóvenes los asesinaron, los despellejaron y a otros los mascararon y los dejaron tirados, pero esos no cuentan; en realidad no se conoce el número exacto de los estudiantes asesinados y desaparecidos.
A siete años de distancia es verdaderamente imposible que ellos estén con vida y, sin embargo, las diversas organizaciones de los padres de estos estudiantes desaparecidos, ante el ¿pragmatismo, utilitarismo, beneficio?, del sangriento suceso continúan dándoles esperanzas de la recuperación con vida de estos jóvenes estudiantes.
No es conveniente lucrar con el dolor ajeno, pero sí existen y trabajan protagonistas políticos que lo hacen y con declaraciones en ese sentido obtienen el sentimiento de respaldo de las organizaciones de los padres para que ellos, todos ellos sigan con el cuento de nunca acabar.
Hágase lo que se haga la real historia está en el expediente, que ya debe llegar a más de 31 mil hojas y cientos de pruebas, declaraciones, estudios, dictámenes, etc., etc.
Los organismos internacionales – patrocinados por la OEA, pero pagados por el Estado Mexicano, como Grupo Interdisciplinarios de Expertos Independientes GIEI - no podrán cambiar nada de los hechos centrales: aprehensión, asesinato, incineración – principalmente en el basurero de Cocula -, distribución de cenizas y dispersión en el río Cocula o en otros de la región e los hechos, sólo complementarlo: hubo más puntos de quema; los dictámenes del laboratorio de la universidad austriaca de Innsbruck únicamente ratificarán la verdad histórica.
Algo que matiza este perfil de justicia es que por detalles de declaraciones de testigos protegidos y hechos menores se están dictando actos de libertad a los protagonistas mayores, argumentando tortura y verdaderos culpables.
A siete años de distancia ¿habrá alguien o algo que informe con la verdad y les diga a estos padres la verdad: sus hijos no los recuperarán vivos? ¿Por qué no les dicen la verdad?
Lo que sí son hechos incontrovertibles, los estudiantes fueron desaparecidos forzadamente, el Ejército Nacional nada tuvo que ver en los sucesos sangrientos y fue un acto bestial de corrupción entre policías, autoridades municipales y estatales y lo oscuro de la sociedad y, finalmente, el gobierno federal intervino ante la incapacidad, ¿complicidad?, de las corporaciones municipales y estatales.