Visiones y percepciones/Etelberto Cruz Loeza
MICHOACÁN, LA VISIÓN DEL CAOS
Es común para la sociedad estatal – particularmente en la franja de la autopista Siglo XXI y ciudad y puerto de Lázaro Cárdenas, pero más en esta época de fin de año, en casi todas las presidencias municipales y administraciones de renta - las estrategias y tácticas de lucha directa, ya no ideológicas, sino físicas como manifestaciones, bloqueos, toma de edificios, toma de casetas de pago de peaje, boteo, hasta vandalismo, etc., las vialidades tomadas, el tráfico interrumpido, desviado, porque los trabajadores, en defensa de su derecho elemental, su salario, representados por sus respectivos sindicatos, salen y las toman como trinchera de lucha social, su lucha.
Si bien es cierto, las reuniones- asociaciones de los ciudadanos mexicanos son legales y constituyen un derecho constitucional, lo que no está bien es que a las máximas dependencias del estado, del gobierno, esta interrupción de la vida normal, democrática, sea valorada como estéril, sin utilidad, nula, sin razón de existir y, como complemento, el daño sufrido por los terceros – nosotros, el pueblo, sea sin valor, sin importancia. No importan los daños a la sociedad…son colaterales y sin valor político.
No existe una valoración de lo que se pierde – horas hombre, rutinas de trabajo, secuencia administrativa - ni como instituciones, ni como dependencias, ni como ciudadanos y miembros de la sociedad, pero se pierde más que lo que se reclama y a las instituciones, específicamente quienes marcan las políticas públicas y las dirigen, si en algo les interesan, la eficiencia y la buena administración, deberían evitar estas situaciones muy demostrativas del caos que se vive en la administración.
¿Se habrán puesto a pensar lo que cuesta todo lo que no se realiza, lo que se interrumpe?
(Aunque también existe la especulación de que los líderes que dirigen las hordas, los ejércitos, y ordenan las movilizaciones, tomas y bloqueos como estrategia y táctica de lucha, son mercenarios político sociales y todas esas acciones sean pura pantalla: en el fondo sirven a otros objetivos muy, muy elevados. Algo así como lo reventadores de concentraciones y mítines políticos, como los de Coyoacán y sirven a intereses de los mandos políticos, como carambolas de tres, cuatro bandas y hasta de fantasía. Ésta sería una de las razones por las cuales no interesa ni importa el daño que afecta a la sociedad en lo general. Otra, sería que la administración es selectiva y sólo hace caso de lo que le interesa).
Sin recurrir a la historia, no hay mes, no hay semana, en la que no se manifiesten estas formas de lucha social, mas también estos causales son un botón de la ausencia de planeación, planificación, de la programación y de la más elemental coordinación administrativa en las diferentes áreas de la administración estatal.
Si usted pregunta a un ciudadano común y corriente su opinión sobre esta situación de insolvencia financiera y el desorden administrativo, la mayoría diría: es que la Federación no mandan dinero, por eso no hay. Y el poco que ingresa al estado… ¡se lo chingan!
Como complemento lo siguiente: para la inmediata atención de las demandas, aun siendo demandantes con base laboral estatal, se obtienen recursos federales que, esto es lo grave, se entregan como anticipos de remesas futuras, que necesarias para las acciones de desarrollo y atención de la sociedad para cada año y que ya están etiquetadas y con esta aparente solución, se está comprometiendo el futuro presupuesto del estado y empobreciendo sus finanzas, que si bien, no se pagan intereses, si se están recibiendo pagos anticipados a cuenta de un futuro, al cual no se le fija fecha, pero que inicialmente, es una deuda, pagable con recursos futuros comprometidos.
Finalmente, es peligroso que el titular del Ejecutivo estatal trate de marcar líneas de trabajo a los Medios de Comunicación social, violentando la constitución, sugiriendo cuál debería ser el papel de los medios de comunicación, en especial la derivada directa o indirectamente de la función pública, convocando a ser más objetivos – sin precisar en qué más y quiénes y cuándo -.
Lo anterior es un innecesario abuso y un manotazo totalitario del poder.
El poder, siendo omnímodo, omnipotente, no concede, ni lleva emparejadas automáticamente, la razón, ni la sapiencia, siempre.
Lo que debe hacer el titular del Ejecutivo se exigir, demandar de sus secretarios y directores de áreas ser más eficaces, más transparencia y más institucionales y que, recuerden todos, que se sirve a la sociedad no al Ejecutivo estatal en turno y que están obligados a la elemental moral pública: Respetar la ley.