Visiones y percepciones/Etelberto Cruz Loeza
Se manifestó un cambio ¡no entienden que no entienden!
El pasado domingo 4 de junio se efectuaron elecciones constitucionales generales en Coahuila, estado de México y Nayarit y para elegir presidentes de los H. Ayuntamientos en Veracruz.
Durante el día electoral – en su desarrollo – y al cierre de las casillas, inicio-término del cómputo respectivo y entrega al eslabón ascendente de la ciudadanizada autoridad electoral de la actas y demás documentación electoral insistentemente se habló y especuló de fraudes, trampas y regreso a las prácticas político electorales de antaño – ya en el anecdotario electoral: urnas embarazadas, ratón loco, zapato, robo de urnas, carrusel, etc., etc. y como el resultado del PREP – confirmado por las cifras oficiales de la autoridad electoral estatal, a partir del miércoles 7, no fue el deseado – les era adverso - se habló, nuevamente de los vicios citados arriba.
Sin entrar en detalles – de lo ardua y difícil acción de violentar la documentación electoral, desde la integración de las casillas y su representación partidistamente plural, la configuración de las boletas electorales, hasta la conformación plural y ciudadanizada de los concejos municipales-distritales y estatales – pues no es lugar ni el momento – de esto se encargará el INE, pues ya agendó una actividad de evaluación de todos los procesos, dentro del cual está lo atípico del PREP -, referiré una anécdota electoral de Coahuila indicadora de la mentalidad y perfil político de ciertas personas.
Lo que más se difundió fue una conversación del “ex líder” nacional – presidente de su comité ejecutivo nacional -, del partido revolucionario institucional, Humberto Moreira, derrotado candidato a diputado local en Coahuila – por otro partido ajeno al PRI. Aquí el fragmento difundido:
“A ver, mi querido Lobo – José Agustín Lobo Salazar, candidato independiente para el ayuntamiento de Arteaga -, tú ganaste, se robaron la puta elección. Nos hicieron la misma chingadera. Ejemplo: donde votó tato, llevó 18 familiares con él a votar, y salió…un voto –para el partido joven, los demás para el PRI. Que no mamen. Pacho Colonias juntó 80 familiares, todos marchando a votar, y sacó…un voto. ¡Que no mamen! ¡Nos están robando la puta elección! Nos robaron la elección de la manera más burda. Estamos pensando en hacer una gran concentración nunca antes vista en todo el estado. Lo que te hicieron, nos lo hicieron a nosotros en todo el estado…Es lo más burdo que he visto en mi vida. ¡Son unos hijos de la chingada! Hagamos una gran concentración, pero organicémosla todos los que fuimos asaltados por el puto tirano del gobernador – Rubén Moreira, (que es su hermano) – y su bola de secuaces”.
Independientemente de los hechos a realizar por Humberto Moreira y sus compañeros de desgracia político electoral y de sus efectos resultantes, y sin defender a nadie, Humberto Moreira, José Agustín Lobo Salazar y demás compañeros, ¿pueden fehacientemente, materialmente mostrar, demostrar, probar que esas 18 y 80 personas, llevadas por ellos, todas formadas y asistentes en las respectivas casillas, votaron por ellos? ¿Tienen elementos de prueba para así demostrarlo, mostrarlo, enseñarlo?
No. Realmente NO. Es imposible.
Actualmente, ninguna persona, ningún líder, ningún operador político – Mapache o no – puede asegurar el voto de otra persona, en el sentido que se desea. Ni el esposo, esposa, padre, madre o abuelo o compadre, querida-querido, ni …Solo, y sólo, los mafiosos, pero esos no acuden a lasa urnas.
NADIE PUEDE ASEGURARLO
QUIEN LO CREA-ACEPTE, ES UN ILUSO
Creerlo es una tontería, un gazapo, si no, una estupidez o una burda mentira-creencia de hace una generación.
Ahora, no únicamente es una expresión: El voto es secreto: El ciudadano es el único responsable de la soberanía de su voto. Si el ciudadano desea hacer algo con él, es su responsabilidad, pero nadie, salvo él mismo, lo sabe.
Las 98 personas actuaron en un sentido y dijeron lo contrario.
La pugna era entre hermanos: uno en el poder y otro en desgracia.
Humberto Moreira no entiende que ya está en operación un cambio en nuestras prácticas democráticas. Humberto Moreira se quedó en el siglo XX, en el segundo milenio.
Para lo más grave – dentro de lo peor – que no entiende que no entiende: el tiempo ya pasó y ahora son tiempos de cambio y de mejoramiento de nuestras prácticas democráticas.