Visiones y percepciones/Etelberto Cruz Loeza
La conexión Rusia-Trump
El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, formalmente, de hecho, ha iniciado la ruta que lo llevará a su destitución y/o a su juicio político: cometió su tercer gran error: destituyó, cesó de manera fulminante, al ahora ex director general de la oficina-buró federal de investigaciones más prestigiada de los Estados Unidos, el FBI – Federal Bureau of Investigation -: James Comey.
(Curiosamente lo hizo por escrito y la razón fue porque no le era confiable – a él – Donald Trump y no a los intereses de los Estados Unidos. Lo señaló “que lo hacía tomando la recomendación del Departamento de Justicia”.)
James Comey resaltó en octubre de 2016, cuando condujo una investigación federal sobre los correos electrónicos de la candidata Demócrata Hillary Clinton, que, para muchos ciudadanos y analistas políticos, así como comentaristas de radio y televisión, fue acción determinante en el sentido de la votación del 8 de noviembre. Aunque posterior a esa declaración, James Comey hubiera declarado que no existían evidencias de una filtración hacia Rusia, el mal ya estaba hecho y las cosas electorales siguieron su ruta: la derrota cualitativa de Hillary Clinton ante Donald Trump. Por lo pronto Trump firmó una orden ejecutiva para crear una comisión sobre la integridad del sistema electoral que investigará entre otras cosas, sus denuncias – sin pruebas -, sobre el supuesto fraude cometido en los comicios del pasado noviembre. Esta comisión está encabezada por el vicepresidente Mike Pence y ofrecerá resultados en el 2018
El nuevo director interino del FBI, Andrew Mc Cabe, afirmó ante la Comisión de Asuntos de Inteligencia del senado norteamericano, QUE LA INVESTIGACIPÓN SOBRE LA INGERENCIA DE RUSIA EN LAS ELECCIONES DEL 2016 EN ESTADOS UNIDOS SIGUE SU MARCHA. EL TRABAJO DEL FBI CONTINÚA A PESAR DE LOS CAMBIOS. NADIE PODRÁ IMPEDIR QUE LOS HOMBRES Y MUJERES DEL FBI HAGAN LO CORRECTO: PROTEGER A LOS ESTADOUNIDENSES Y DEFENDER LA CONSTITUCIÓN.
Y parece que esa actitud de independencia y no alineación hacia la figura del presidente Trump y sí de cumplir su función y responsabilidad constitucionales fue lo que orilló a su cese. Ahora, con esa determinación, para bastantes analistas y comentaristas serios y profesionales, el presidente Trump ha comenzado el camino que lo llevará a retirarse y ya existen apuestas sobre este gran resultado: la separación de Donald Trump.
Los tres grandes errores de Trump son, hasta el momento: 1° No cumplirles a sus electores frustrados, a los sin nombre, sus promesas de campaña. 2° Sus declaraciones muy personales que minimizaban su trabajo presidencial. 3°El cese del director general del FBI.
No se ha podido medir, pero en el subconsciente colectivo nacional, algunas ideas no han cambiado: ser espiados por Rusia, China, Japón y Alemania y, en este caso, intervenir en algo tan norteamericano: las elecciones. No lo pueden ni deben aceptar. Pueden ser socios comerciales y políticos, pero son sus enemigos, políticamente, formales.
Por otro lado, están actuando las instituciones republicanas de los Estados Unidos, que debe reconocerse: son leales y patriotas y actúan con alta moral pública-republicana: el respeto a la ley, a la Constitución.
Debe considerarse que el bono democrático y la aceptación social de Donald Trump está girando y va a la baja: el 42% lo acepta y como se ha visto que es una persona que tiene conflicto de intereses y hace uso del puesto para designar a sus familiares y acrecentar sus negocios, comportamientos que para el norteamericano común y corriente y los actuales millenariums no son muy aceptables y elegibles, así como tampoco perdonables.
Así que la cuenta regresiva ha iniciado.
Como complemento, el pasado lunes fue Día del Maestro y en todo el país, aunque de una forma nada glamorosa, ni espectacular como el reciente pasado, las autoridades políticas hicieron reconocimiento a la figura del Maestro.
Se dijeron muchas cosas, entre ellas los modestos incrementos a sus percepciones salariales, prestaciones y gratificaciones.
Es evidente que la profesión magisterial está sumamente deslavada y muy mal planchada, desprestigiada, mas es un poco por las circunstancias sociales, los escenarios políticos y otro poco por su propia responsabilidad.
A partir del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que acabó con el Maximato de Carlos Jonguitud Barrios y nació la coordinadora nacional de trabajadores de la educación y surgió Elba Esther Gordillo Morales, el reconocimiento político a la función-rol social e imagen del maestro cambió: ya no era el factor de cambio de la sociedad, ni era considerado como indispensable y fue un burócrata más -; acaso sí un profesionista, pero al fin y al cabo un burócrata y con esa óptica, también el maestro lo aceptó=adaptó y dejó de importarle más su función=responsabilidad sociales y su ocupación> Lo indispensable era cumplir=cubrir el tiempo laborable. Lo demás no importaba y algunao0s se dedicaron de tiempo repleto a demandar las prestaciones económicas que creía tenía derecho ¡Y se las dieron!
Hoy, el maestro no es la piedra angular en la que está basado=edificado el desarrollo social, aunque así lo establezca formalmente el artículo 3° Constitucional. Ahora son otros, muchos más, los factores de cambio social, como0 el Estado a través de su organigrama administrativo, los profesionistas universitarios, tecnológicos, normalistas, medios de comunicación tradicionales y electrónicos, etc.
El maestro ya no puede ni debe ser el único responsable del cambio estructural de la sociedad; si se quiere que regrese a ser, el Estado=patrón debe reconocerlo y actuar en esa dirección, mas ya no es posible, pues la misma estructura de la sociedad ya no lo aceptaría y sería una regresión social=política y ocupacional.
Ciertamente el maestro es útil para la sociedad, para su cambio estructural, pero no es indispensable o el único, ni prioritario. Es útil, pero hasta ahí, como son útiles los profesionistas egresados de instituciones de educación superior o las ocupaciones tradicionales: todos tiene un papel en la sociedad, pero no son indispensables, ni prioritarios. Y así está la profesión docente y su imagen: útiles y necesarios, pero no imprescindibles, ni prioritarios ni indispensables.
Sin embargo, muchas felicidades maestro, en su día.