Uso de Razón/Pablo Hiriart
Hay tres certezas absolutamente claras en esta elección presidencial y una conclusión inevitable:
1.- La mayoría de los mexicanos no quiere que gobierne Meade.
2.- La mayoría de los mexicanos no quiere que gobierne AMLO.
3.- La mayoría de los mexicanos no quiere que gobierne Anaya.
Y la conclusión, obviamente, es que nadie ha ganado todavía y en consecuencia nadie ha perdido.
Todos los triunfos anticipados y los desahucios que se cantan, tienen un interés partidista que nace, precisamente, de la incertidumbre y del nerviosismo en las tres casas de campaña que hay hasta ahora.
Con un ingrediente adicional, la boleta todavía no está completa y la distribución del voto, como la vemos hoy en las encuestas, va a cambiar.
Faltan los independientes. ¿Van a competir los tres? ¿Sólo dos? ¿Nada más uno? ¿Ninguno?
Ahí hay un factor que arroja más interrogantes a la enorme incógnita de quién ganará.
(Esa incertidumbre es parte de la democracia que, con las imperfecciones e insuficiencias -como el absurdo de las precampañas y del pésimo modelo de comunicación política-, sin duda tenemos.)
Si van los tres independientes, los perjudicados serán Meade y Anaya.
Margarita Zavala va a tener el voto de una parte del panismo que le es leal a ella y a su esposo el ex presidente Calderón.
Contra lo que se afirma con ligereza, Calderón no es una carga para Zavala, sino un activo. Tiene equipo y no pocas personas le están agradecidas por lo que fue su gobierno.
Pero también va a captar votos de quienes, desde una ubicación ciudadana cercana al PAN, podrían haber votado por Meade.
La candidatura de Meade no sólo se construyó con base en su preparación para ser presidente en tiempos donde la experiencia y la templanza serán fundamentales, sino en la posibilidad de captar el voto útil que viene del simpatizante panista.
Eso, con Margarita Zavala en la boleta, no va a ocurrir.
Margarita, Meade y Anaya abrevarán, los tres, de una misma fuente de electores. Se dividirá el voto anti AMLO.
Si va con ellos el independiente Armando Ríos Píter, va a tomar votos que en otra circunstancia irían para el Partido de la Revolución Democrática.
El Jaguar es la opción para los perredistas que todavía no digieren que su partido apoye a un panista como candidato presidencial, más independientes progresistas que creen en su discurso de izquierda democrática.
Ríos Piter no le quita votos a Meade ni a López Obrador.
El tercero de los independientes, Jaime Rodríguez, El Bronco, es muy posible que no le quite votos a nadie.
Su éxito en Nuevo León en 2015 fue una venganza contra el PRI y el PAN de parte de un grupo de empresarios (que creyeron que lo podrían manejar). Y el influyente periódico que lo encumbró como el sumun de las virtudes cívicas, hoy está con Anaya.
Eso de que va a captar el voto “antisistema” en el norte, es una apuesta a ciegas.
A López Obrador sólo le hubiese quitado votos un amplio polo de izquierda, con PRD, PT, MC y Mancera o Cárdenas como candidato. Y no se dio.
Llegamos a la mitad de la precampaña y así está el panorama. Nadie tiene la victoria al alcance de su mano y nadie está al pie del precipicio.
Las preferencias se van a mover cuando esté configurada la boleta. Y de ahí en adelante vendrán las definiciones.