Uso de razón/Pablo Hiriart
USO DE RAZÓN
Murat, otro clavo al ataúd
Pablo Hiriart
La elección de José Murat Casab como nuevo dirigente del sector popular del PRI refleja que en ese partido no tienen idea de quién es quién, o quieren perder las elecciones que vienen.
Mañana se anunciará que el ex gobernador de Oaxaca ha sido electo líder de la CNOP, con lo que ese partido nos enseñará su cara más dinosáurica con miras a los siguientes comicios.
Así van a perder, no hay de otra.
Justa o injustamente, Murat es visto por un amplio sector de la población como el prototipo de lo peor del PRI: atrabiliario, marrullero, vetusto y chantajista (con su propio partido).
Lo primero que le van a preguntar a Murat, y al PRI, es de dónde sacó ese departamento en las torres Time Warner Center, en el lugar más lujoso de Manhattan, si sólo ha sido servidor público.
Tal vez tenga una respuesta, pero The New York Times lo puso hace dos de años como propietario (entre otros cinco inmuebles en Estados Unidos) de un departamento de súper lujo en Nueva York, cuyo precio varía entre los cuatro millones 550 mil dólares (dos recámaras, el más “austero” en esas torres) y los 68 millones de dólares.
¿Otra vez a dar explicaciones sobre en enriquecimiento de sus dirigentes?
¿De veras creen que el horno está para bollos?
Desconozco en absoluto si las propiedades de Murat en Estados Unidos fueron compradas con recursos legítimos, pero se está jugando con una fibra híper sensible de la sociedad que está molesta pues percibe que políticos (de todos los partidos) se enriquecen al amparo de sus cargos.
Murat es conocido como el gobernador que alimentó por años a la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE), y la usó para desestabilizar a un gobernador de su propio partido.
Ganó la candidatura del PRI a gobernar Oaxaca gracias a asustar al entonces presidente Zedillo de que si no lo hacían candidato iría por el PRD.
Su “elección” como líder del sector “popular” del PRI es tan fuera de lugar como su frase de campaña: “regresar al pasado para tener futuro”.
¿Quién se va a sentir atraído por el discurso de Murat a estas alturas del siglo XXI?
Las amistades y redes de Murat están en otras corrientes políticas (como la CNTE y anexas, por ejemplo) y no en la modernidad ni en la sintonía de las nuevas generaciones.
Su “elección” no puede interpretarse de otra manera más que desconocimiento de la situación del país o ganas de perder.
Lo más llamativo es con quién quiere perder el PRI –si ese fuera el caso-: con el partido que ha prometido echar abajo las reformas de este sexenio y de los anteriores.
Ahí se encuentran los amigos de Murat: en la CNTE, La Jornada y en el partido que apoyan ambos.
¿De veras creen en el PRI que Murat sea el mascarón de proa que necesitan para convencer a las nuevas generaciones que voten por ellos?
¿Piensan que Murat ayudará a que los mexiquenses voten por el PRI en junio?
¿O que en la campaña presidencial del próximo año un político del perfil de Murat sea lo que profesionistas y empleados requieren para recapacitar y no votar por un populista autoritario?
Lo que se ve desde la barrera es que por cartas como esa, como Murat, es que la población no quiere al PRI.
El tiempo dirá. Y falta poco.