Uso de razón/Pablo Hiriart
Ojalá resulte el Plan (y que se disculpen con las Fuerzas Armadas)
Más vale que el Plan de Seguridad presentado por el próximo presidente funcione porque la situación es crítica. Claro, siempre se puede estar peor.
Lo que viene se llama militarización.
Más Ejército y más Marina a las calles. No hay de otra, dice Alfonso Durazo.
Tal vez tenga razón, 0 tal vez no. Los especialistas y los resultados concretos dirán si es acertado el Plan.
Esperemos que sí, pero no lo quieran disfrazar: se militariza la seguridad pública en el país.
Lo que van a hacer es exactamente lo contrario de lo que argumentaban.
El sentido común arroja interrogantes inmediatas.
Se van a tardar tres años en crear la Guardia Nacional, con 50 mil nuevos elementos de la Marina y el Ejército. ¿Y mientras? ¿Más de lo mismo que dijeron que estaba mal?
En ese tiempo, ¿no es mejor formar una Policía Nacional, civil?
Los militares van a estar en todo el país y para siempre. Eso no es normal en un régimen democrático.
Van a tener el mando sobre autoridades civiles en 266 regiones en que se dividirá el país.
Como coadyuvantes del Ministerio Público, los militares van a poder detener. Y su jefe será siempre otro militar.
De hecho, la Guardia Nacional, encargada de la seguridad pública del país, va a depender de la secretaría de la Defensa.
Viene lo mismo que hizo el entonces presidente Felipe Calderón, pero en grande. Y por idénticos motivos: hay una situación de emergencia y falta de instituciones civiles para enfrentar el problema.
Con una diferencia: siempre se consideró a las Fuerzas Armadas en estas tareas de manera transitoria. Ahora no. Es definitiva.
¿No sería mejor enfrentar a la emergencia como lo que es, emergencia, y no como situación permanente?
¿No dijeron que la presencia del Ejército en las calles provocaba más violencia?
¿No que usar a las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública era un error?
Se propusieron regresar al Ejército a los cuarteles, y ahora nos anuncian que vendrán más tropas y para siempre.
¿Qué pasó? ¿Qué los hizo ir de un extremo a otro en unas cuantas semanas?
Decían que las Fuerzas Armadas estaban en las calles “para reprimir al pueblo” y que eso era para favorecer a los “poderosos”.
Ahora bien, los que llegan al gobierno e hicieron campañas mediáticas contra el Ejército y la Marina en los años pasados, ¿no le deben una explicación a las Fuerzas Armadas después de atacarlas como las atacaron?
¿No le deben, por lo menos, un “disculpe usted” a Felipe Calderón y a Enrique Peña?
O en todo caso culparlos por no haber dado un carácter permanente a las Fuerzas Armadas en seguridad pública.
Se ensañaron hasta la vulgaridad en escritos, consignas y cartones contra Calderón por usar al Ejército y a la Marina en seguridad pública, y ahora que llegan al poder hacen lo mismo, pero en grande y en definitiva.
Igual sucedió con Peña Nieto, con el general secretario Salvador Cienfuegos y con el titular de Marina. Los tacharon de asesinos y los denunciaron en organismos internacionales.
Ahora recurren, elevado y aumentado, a las mismas Fuerzas Armadas que calumniaron y difamaron.
¿Ni un ligero rubor, maestro Ackerman?
Amigos de La Jornada, sus cartonistas y editorialistas; señores del GIEI, del Pro, dirigentes de Morena, líderes parlamentarios de ese partido, Epigmenio Ibarra… al menos cuéntennos qué se siente tragarse ese tremendo sapo y tener que sonreír.
Decía Epigmenio Ibarra, el estratega de las campañas negras del morenismo (programa con Julio Hernández, Astillero): “Tenemos 165 mil efectivos del Ejército, unos 50 mil o 60 mil efectivos de la Marina, más 80 mil policías federales. Es un país erizado de asesinos con uniforme, que por doctrina tiene el mandato de aniquilación del enemigo… La Marina no hace prisioneros, remata a los heridos, ejecuta a los que se rinden, su tarea es asesinar, pura, lisa y llanamente. El Ejército hace más ruido, es más lento, es más torpe y es el que cobra más vidas civiles porque tiene un poder de fuego desmedido. La Marina hace crimen selectivo. El Ejército mata al por mayor”.
Ahora habrá más Ejército, más Marina en las calles en tareas de seguridad pública y tendrán mando sobre civiles.
Ojalá resulte el Plan de Seguridad, nos beneficiaría a todos porque la situación es caótica.
Pero dejar a las Fuerzas Armadas de manera definitiva en seguridad pública, son palabras mayores.