Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Narco hasta la médula y Mujeres en marcha, doblan a la 4T Andrés Manuel
López Obrador abrirá esta semana con un peso desplomado en cerca de los 21 por dólar. Amanecerá con un país agitado, en medio de marchas de mujeres y un paro nacional que causará un auténtico boquete de 34 mil millones de pesos.
Él se quejará y quizá dirá que todo es obra de los conservadores, pero la realidad nos dirá que, en gran medida, mucho de lo que hoy ocurre es obra y gracia de su obcecación. Amo de las tempestades, hoy el Presidente de la República se encontró con la horma de su zapato… y puede marcar todo su sexenio.
Los análisis financieros, incluso de carácter mundial, no tienen noticias halagüeñas para el habitante de Palacio. Tendremos un segundo año de atonía económica y crecimiento casi nulo, agravado todavía más por el contagio del coronavirus en todas las bolsas del mundo.
México está a un paso de convertirse nuevamente en un “riesgo país”, lo que en cristiano significa que los inversionistas y los bancos sólo colocarán su dinero aquí, si el régimen ofrece altas tasas de ganancia o permite concesiones inmorales como exentarles el pago de impuestos o usar concesiones casi eternas.
La imagen global del país se ha desplomado. Somos vistos como un Estado descompuesto, en el que cada día impera más la palabra de un solo hombre y menos la ley. Cuatro hechos marcan el colapso que revelan, además, la presencia del crimen organizado en todo el andamiaje institucional.
- Venta de Fentanilo desde dentro del sistema de salud de México.
- Compra-venta de medicinas adulteradas en la paraestatal Pemex.
- Inminente legalización de la mariguana para consumo lúdico, entre otros.
- Toma abierta y arbitraria de planteles de la UNAM
Aunque aparentemente deshilvanados, toda esta serie de hechos configuran un gran angular por donde se mira la presencia del narcotráfico en casi todas las estructuras de la República, con la participación o la aquiescencia de políticos y funcionarios de todos los niveles.
Aunque la noticia pasó casi inadvertida, a principios de la semana nos enteramos de que, desde el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) se han alterado e incluso surtido recetas para distribuir fentanilo y morfina, opiáceos ahora muy utilizados en Estados Unidos por los cárteles de la droga.
Si bien en México el uso de dichas substancias no se ha extendido en el comercio cotidiano de los narcomenudistas, es un hecho conocido que en el vecino país las muertes se han cuadruplicado entre sectores de la población, básicamente de jóvenes, que combinan estas drogas con alcohol.
De acuerdo con la información difundida por la periodista Laura Toribio, el fentanilo que se consume en México, supuestamente para tratamiento médico en casos graves, llega de China, Singapur e India y se almacena en la Ciudad de México y Estado de México.
Esta droga, como también ya se ha publicado, ha desplazado del mercado del narcotráfico a la amapola y la mariguana, ya que su efecto es hasta 100 veces más potente que la primera y genera un efecto profundamente adictivo, como no lo hace la segunda.
Así, el régimen de la 4T, se ve rebasado por un hecho que empezó a gestarse desde hace tiempo, pero que detona todos los botones de alarma, pues evidencia un aparato de salud que no tiene control ni orden, y en el cual se pueden comercializar e introducir productos falsos, adulterados o “pirata”.
Esto es lo que se ve a la luz de lo ocurrido en el hospital de Pemex, y también con la denuncia que hizo un grupo de médicos por la compra de Metotrexato importado y distribuido sin permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
El metotrexato llegó en septiembre de Francia, no tenía el permiso normativo para ser administrado en México. A pesar de eso fue distribuido por las autoridades del sector salud, según testimonios recolectados por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, con médicos de hospitales públicos e institutos de salud.
En el caso de lo ocurrido en un hospital de Pemex, en Villahermosa, Tabasco, fue la propia Farmacéutica PISA la que denunció y desmintió al gobierno de México al señalar que la muerte de pacientes, se debió al uso de medicamentos posiblemente adulterados.
PISA aseguró que tras una investigación interna, descubrió que el fármaco proporcionado por Pemex a los pacientes que murieron, no contenía dos substancias que distinguen a los elaborados por esa farmacéutica: alcohol bencílico y cloruro de sodio.
Igualmente, señala que “se detectaron francas anomalías en el empaque primario consistentes en reúso y adulteración de los frascos de heparina, además de anomalías y variaciones en el volumen de la solución y características de la misma, así como alteraciones en el empaque secundario”.
En suma, la empresa negó que los medicamentos contaminados, utilizados por Petróleos Mexicanos, que han ocasionado varias muertes en el Hospital Pemex de Villahermosa, Tabasco, correspondan a productos fabricados por ellos.
Todo esto ocurre, justo en el momento en el que casual o paradójicamente, el Senado de la República está por aprobar el uso lúdico de la mariguana, entre otros, lo que permitirá a los ciudadanos portar libremente bolsas de hierva en plena vía pública.
Lo delicado del asunto es que esta apertura se da en el momento justo en el que México vive una de las etapas más dramáticas en materia de seguridad, donde poblaciones enteras son desplazadas en Guerrero y Michoacán, por la violenta disputa de los cárteles de la droga por el control de territorios.
Para nadie es un secreto que el narcomenudeo se ha expandido y que, por ejemplo, las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se han convertido en verdaderos centros de distribución en diversas zonas de la ciudad.
De hecho, alumnos y maestros de la máxima casa de estudios, relacionan las últimas tomas de planteles del CCH, con el control que buscan ejercer estos grupos criminales, a través de la violencia e intimidación, disfrazados de movimientos feministas que lo último que quieren es el diálogo.
Vistas así las cosas, el país se encuentra en un estado de descomposición, que tienen su colofón en las celebraciones del Día Internacional de la Mujer.
Nunca, ni en sus mejores tiempos de dirigente social, Andrés Manuel López Obrador imaginó que las movilizaciones serían su talón de Aquiles, que hicieran tambalear su reputación.
El pasado jueves 5 de marzo, el escándalo estalló en Palacio Nacional, para colocar a López Obrador como un presidente que incita al odio. Y lo peor: fue entre “las benditas redes sociales”.
La reportera Isabel González denunció en pleno Palacio Nacional, haber sido víctima de un acto de odio e incitación a la violencia por parte del blogero Paul Velázquez, quien por medio de un canal de las redes sociales, deseó que a ella “le metieran un tiro en la cabeza” para entonces juzgarlo.
Con una inexplicable indolencia, López Obrador mezcló nuevamente este asunto con su arenga sobre los conservadores y neoliberales, sin que viniera al caso. “Aquí sí les aplico lo de los neoliberales; la prensa se regula con la prensa, los medios se regulan con los medios. Los periodistas se regulan con los periodistas…”
Aunque Isabel González insistía: “Esto es apología del delito”, el presidente los llamó a reconciliarse, a darse un abrazo, lo que obviamente fue rechazado por la periodista, entre la sonrisa socarrona del citado blogero.
Todavía no sabemos qué quiso decir López Obrador con eso de que “La mentira es del demonio, la verdad es revolucionaria…” Para los mexicanos se acabó la luna de miel. Los resultados del 2019, acumulados a lo que viene en el 20 y 21, sólo auguran un panorama triste.