Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Los pasos de López por un llano en llamas y la vuelta de la tortilla
La respuesta ante el asesinato de una niña de 7 años; el paro nacional contra los feminicidios; la lucha de enfermos contra el cáncer; la falta de resultados y la ausencia de garantías en materia de salud de los enfermos de SIDA; son los ejes de la discusión de la última semana que ha transcurrido.
La irritación social ha ido en aumento y si se mira bien, cada uno de estos fenómenos van más allá del tiempo. Convergen en un punto que no se puede resolver: EL MIEDO. El país está algo más que asustado y empieza a padecer el síndrome de la angustia y del terror por una serie de eventos que no puede resolver.
Esto supera la “mal llamada guerra contra el crimen organizado”, que arrancó Felipe Calderón. La zozobra pasó de las carreteras y caminos, hasta meterse en las venas y las arterias de miles y miles que enfrentan un futuro aterrador, porque se quedaron sin medicamentos.
Juguetones con la muerte, los mexicanos han empezado a sentir la presencia de ésta cada día; la angustia pegada al pecho, cada mañana que sus hijas, nietas y esposas salen a la calle; cuando las familias van por la carretera, con la aprensión de sufrir algún inconveniente por bloqueos, retenes, asaltos o secuestros; o por la falta de medicinas, de médicos, de hospitales.
Lejos de obtener consuelo, esperanza de que en el futuro mediato el devenir será mejor, lo que se ha obtenido es una arenga ininteligible, un reproche de una figura que de pronto se arrogó las responsabilidades de un ente patriarcal, que dicta las tablas de lo bueno y lo malo, que centra sobre sí todos los reflectores.
Es una prisa por apurar los pasos, en medio de un llano que por momentos parece en llamas, y cuando no, son fangosos precipicios llenos de miasmas que el país acumuló durante generaciones. El fantasma de la hombría convertida en machismo y en cobardes matoncitos que con arma en mano se toman la vida de los demás. Esa es la imagen que recorre al país.
Nadie podría culpar a AMLO por esa descomposición. Es más, no se trata de voltearle la tortilla o de arrinconarlo. Se trata de asumir como sociedad, una cultura que, en todo caso, ha arrinconado a las mujeres hasta convertirlas en elementos decorativos, sin reconocer su capacidad, su esfuerzo dentro del aparato productivo.
No solamente son los crímenes de odio y los asesinatos. Es la actitud de una sociedad que debiera ser igualitaria pero que mantiene la inequidad de género como algo natural.
¡Qué lástima que nuestro presidente no entienda eso! Poco a poco, empezamos a creer que no entiende nada. Siempre se asume como víctima, siempre ve adversarios, enemigos a su causa, como si México sólo se tratara de él. Lamentable, pero hoy en Palacio no tenemos un Estadista, tenemos un ESTATISTA.
UN HOMBRE SOLO EN PALACIO
Y lo peor es que esta impresión ya empezó a trascender nuestras fronteras. En Estados Unidos, los principales medios han cuestionado sus teorías de política económica y en Europa, al menos en España, catalogan de “frívolas” sus actitudes.
A principios de semana, el periódico El País dedicó hoy un duro editorial en contra del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por las respuestas que ha tenido en los últimos días en torno al tema de los feminicidios y sus teorías políticas sobre el neoliberalismo.
Cataloga de frívolas sus expresiones y le reprocha su afirmación de que México se encuentra en un “momento estelar de su vida pública”, en medio de espeluznantes cifras de asesinatos, feminicidios e impunidad en el sistema judicial del país.
El editorial señala: “La violencia de género en México es un problema de tal magnitud que necesita una estrategia integral con carácter urgente. Un promedio de diez mujeres muertas al día y un 90% de casos impunes son unas cifras tan espeluznantes que el Gobierno debe reaccionar de inmediato con medidas efectivas que atajen esta sangría.
“Pero el presidente del Gobierno se limita a expresar “con toda el alma” su “deseo de que se reduzca la violencia y que no se agreda a las mujeres”. El clamor de los ciudadanos pidiendo al Gobierno que actúe es abrumador.
“Frente a ello, todo lo que ha ofrecido en las últimas conferencias matutinas el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido un catálogo de ignorancia sobre la violencia de género, un asunto harto estudiado y donde es fácil fijarse en la experiencia de otros países más avanzados en esta materia.
“El presidente se empeña en imponer su teoría política abstracta sobre un asunto de perfiles muy concretos. La condescendencia con la que ha respondido a las graves preguntas sobre feminicidios formuladas por las periodistas develan a un mandatario que no acaba de comprender el espinoso asunto que tiene entre manos.
“Se molesta cuando se le recuerda que en México no hay una fiscalía especializada en machismo criminal, que la investigación de los casos no se aborda con perspectiva de género, que la protección de las víctimas es insuficiente cuando no nula y que el trabajo constante de su Gobierno, ese problema que dice atender “cada día”, no ha logrado la más mínima reducción en esa sangrienta estadística.
“Especialmente frívolas suenan las palabras de López Obrador cuando se mete en el barro partidista para argumentar que los feminicidios tienen que ver con el clima de violencia general y este, con el pasado que gobernaron sus adversarios políticos. O con la corrupción. O con los valores. O con la pobreza.
“Y acto seguido, afirma sin complejos que México, uno de los países que cuenta más cadáveres, “está en un momento estelar de su vida pública”.
Este fin de semana, The Wall Street Journal (WSJ) publicó una durísima columna en la que asegura que con López Obrador, “México avanza al régimen de un solo hombre, que usa el terror para doblegar a empresas y oponentes…” a través de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Similar a la columna TRAS BAMBALINAS que publicamos aquí la semana pasada, la columnista Mary Anastasia hace referencia a la cena con empresarios para la rifa del avión y también considera que tiene un “tufo de ilegalidad”, y que incluso puede ser vista como un “acto de extorsión”, tal como lo mencionamos aquí hace 7 días.
En suma, el amo de las marchas, los plantones y la toma de calles y tribunas, hoy se encuentra contra la pared, sometido por los propios demonios que él desató, con un tigre deambulando que busca culpables…