Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
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La ruta de la esquizofrenia en la 4T
La cuarta transformación en los últimos días se ha visto reducida a una triste tragicomedia que obliga a poner un alto en el camino y reconsiderar todas las estrategias, principalmente la de comunicación.
El gobierno de la República se ha visto marcado por claros indicios de desgaste prematuro, que incluso dejan ver rasgos de irritación, falta de inteligencia, rencor y quizá esquizofrenia por los cambiantes humores del Primer Mandatario.
Existen al menos 10 puntos específicos que permiten aseverar esto último y demostrar que el equipo de la 4T mintió deliberadamente, porque hay o hubo asuntos que quería guardar en la secrecía pero que se le fueron de las manos. La ruta de la esquizofrenia es así:
1.- Del "Culiacanazo" y la mentira de Durazo respecto a un operativo "casual", pasaron a otra mentira, en el sentido de que el Presidente no estaba enterado del objetivo real, que era la captura de Ovidio Guzmán López, en cumplimiento de una solicitud de extradición del gobierno de los Estados Unidos.
2.- Irritado, López Obrador. admitió tener conocimiento de la solicitud, planteada desde septiembre por el gobierno de los Estados Unidos pero rechazó estar obedeciendo los dictados de su homólogo norteamericano, Donald Trump, aunque en los hechos en México no había ninguna denuncia contra el hijo de El Chapo.
3.- Inexplicablemente y ante las críticas de algunos militares a la estrategia de seguridad nacional seguidas hasta el momento por el nuevo régimen, López Obrador no sólo obligó al secretario de la Defensa a divulgar el nombre de uno de los presuntos encargados del operativo para detener a Ovidio, sino que planteó la teoría del Golpe de Estado.
4.- Esta afirmación lo dejó mal parado ante la élite castrense, pues colocó a algunos de ellos del lado de una micro-conspiración de "conservadores", medios de comunicación y enemigos de la 4T que, a través de "granjas de bots", se encargan de denostar y criticar a su gobierno todos los días y a toda hora, según dijo.
5.- El Primer Mandatario armó esta teoría de la conspiración, a partir de las recriminaciones que le hicieron algunos reporteros, por el surgimiento de hashtags o corrientes de interacción entre los seguidores de AMLO que calificaron de #prensaprostituida, #prensasicaria o #prensacorrupta, todo aquello que fuera contra López Obrador.
6.- El Presidente colocó incluso a la cabeza de la miniconspiración a Aurelio Nuño, gris secretario de Educación Pública en el gobierno de Peña Nieto; a uno de los hijos del ex Presidente Felipe Calderón y al coordinador de los senadores del PAN, Juan Carlos Romero Hicks, quien de hecho no terminó en buenas relaciones con Calderón.
7.- Cuando pensó que distraía la atención con estos "borregos" -de hecho utilizó la metáfora para descalificar a sus críticos-, se le vino encima la masacre y tragedia de la familia LeBarón, que entonces lo colocó en la mira de la prensa internacional, sin excepción, y ante una crítica generalizada por los índices de violencia detectados en México.
8.- Donald Trump ofreció ayuda en un primer término. Luego corrió la versión sobre una posible intervención de la inteligencia militar de aquel país. AMLO respondió que NO pero el canciller Marcelo Ebrard tuvo que recordarle que existen convenios tratándose de ciudadanos estadounidenses radicados en México. Ahora es un hecho que el FBI participará en las investigaciones. Le salvó el pellejo, la reputación y de un conflicto diplomático.
9.- Mientras la familia LeBarón reprochaba la falta de empatía del Presidente Mexicano ante la tragedia, López Obrador le dio un nuevo espaldarazo a Alfonso Durazo, a quien dijo ver "fortachón" y en control de la inseguridad. Luego fue a tomarse fotos con un beisbolista mexicano de las ligas mayores, en Palacio Nacional.
10.- Todavía abiertos estos dos expedientes que revelan una grave crisis de violencia e inseguridad, en el Congreso de la Unión se han generado dos nuevos escándalos: Uno en la Cámara de Diputados, por la aprobación de una enmienda a la Ley de Instituciones de Crédito que la oposición cataloga "de terrorismo fiscal" y otro en el Senado, por la elección de la nueva titular de la CNDH, que PAN, PRD y PRI aseguran fue "fraudulenta".
Ambos casos están en suspenso y tendrán su desenlace el martes próximo, en lo que podría convertirse en otra tragicomedia.
Por si esto no fuera suficiente para su ego, el jueves por la tarde, durante una comida en Palacio Nacional, el Presidente probó la hiel al escuchar los silbidos de aquellos que se dicen sus seguidores y entonces recordó de dónde puede venir la principal traición: desde dentro, de los suyos, donde tiene más de un Judas. Esta vez la confrontación fue con los diputados del PES y PT.
Sin embargo, hay un mensaje y un tono admonitorio que parece preocupante, sobre todo porque encierra la verdadera amenaza e intención de las reformas legales que se han tejido durante todo este año en el Congreso, que no sólo posibilitan la confiscación de bienes, el congelamiento de cuentas y el retiro obligatorio por 10 años, de todo aquel que preste sus servicios al gobierno federal. También configuran un espectro de represión político-fiscal.
Durante el incidente de Palacio, diputados del PES se quejaron porque ya no pueden bajar recursos "para sus comunidades" -calificados como fondos "moches"- mientras que Gabriel García, coordinador de los "superdelegados" federales y los representantes distritales de esa estructura paralela sí pueden bajar programas.
De hecho, algunos de los asistentes a esa comida aseguran que López Obrador fue interrumpido en dos ocasiones por legisladores del PES. El primero habló de "clientelismo" a partir de los apoyos que se destinan en programas sociales - y el segundo directamente dijo que era una "mentira" el plan de apoyos para el campo.
Fiel a su estilo, el mandatario les soltó ahí mismo, en tono y con una frase que parece más que amenazante: "Acá hay algunos que se están volviendo conservadores y créanme, no les conviene". Fue entonces cuando se escucharon los chiflidos al fondo del salón. La reunión estuvo marcada por los murmullos, hasta que AMLO se retiró sin despedirse, mientras se escuchaban los débiles chiflidos y ahí quedó la escena.
Sin embargo, en la mente de muchos quedó marcada la frase, que suena como un aviso admonitorio a todo aquel que se le oponga "Acá hay algunos que se están volviendo conservadores y créanme, no les conviene". Mientras tanto, el martes está anunciada una megaconcentración de campesinos en San Lázaro, que pudiera ser la segunda escena de este drama. Sea como sea, las cosas no van bien en México, por mucho que él diga lo contrario.