Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Ahora vendrá "El Gran Desengaño"
Fue necesario esperar unas horas para ver qué pasaba con el tan esperado debate pero lo cierto es que no pasó nada.
Tras lo visto y oído el pasado domingo, es altamente probable que esta vez, ahora sí, Andrés Manuel López Obrador gane la Presidencia de la República.
Sin embargo, para no colocarnos en el grupo de lambiscones que seguramente irán a sacar ficha en la cola del besamanos, de una vez adelantamos nuestra postura desde aquí.
Si López Obrador no se deslinda de manera tajante de las alianzas que ha creado en esta tercera campaña, anticipamos que su MORENA sólo representará la entronización de un nuevo partido con una brutal semejanza al viejo PRI.
De hecho, el slogan de la lucha contra "la mafia del poder" parece un distractor psicológico para no ver el regreso del viejo sindicalismo encarnado por Elba Esther Gordillo y Napoleón Gómez Urrutia.
Las cabezas de esa mafia se empiezan a colar como hiedra en su movimiento MORENA, en una especie de sincretismo político-religioso donde hasta sujetos como Manuel Bartlett han tenido cabida.
Los que desde ahora festinan el posible triunfo como un avance de la democracia desengáñense. Si además de votar por AMLO los mexicanos deciden darle mayoría a MORENA tendremos muchas décadas de autoritarismo y opacidad.
Estaremos refundando los tiempos donde un sólo partido hacía todo lo que se le venía en gana, con nuevos pactos con el narcotráfico, como lo hacía el PRI, que concesionó el país como si fueran lotes para el contrabando y el trasiego.
Y decimos todo esto porque vemos el acercamiento de algunos figurones del antiguo partidazo, rondando a MORENA, infiltrándose y seguramente hasta financiando a esa organización.
Entre esos, hay algunos que estuvieron en primera fila en el capítulo más triste en la historia de este país: el asesinato de un candidato a la Presidencia de la República y fueron de los pocos que vieron al verdadero asesino.
El gran secreto quedó en los ojos y los labios de esos personajes, estrechamente relacionados con Carlos Salinas de Gortari. Entonces, no estén tan felices, porque quizá de la honestidad valiente podríamos pasar al gran engaño.
El cambio, el primer paso para el combate a la corrupción, es acabar con el negocio de esos grupos que se sirvieron y se burlaron del país. Grupos que ahora están buscando también el conciliábulo con el PAN-PRD-MC.
Si de la noche a la mañana vemos a esos "consejeros" paseándose por los corrillos de MORENA, entonces sabremos que ese movimiento ya abdicó. Los triunfos no son para siempre. Los estaremos observando.
Dicho esto pasamos a la revisión del debate, que "los encuestólogos" dicen que ganó Anaya, aunque todavía no se saben los efectos de la reciente abdicación de Silvano Aureoles Conejo, gobernador perredista de Michoacán.
El hecho puede ser demoledor, porque el deslinde viene de una entidad donde el PRD arrastra el tufo también de los vínculos con el narcotráfico. ¿O qué ya no recuerdan al único diputado federal que sigue prófugo de la justicia?
Julio César Godoy Toscano es el nombre del angelito al que el actual diputado Federal Guadalupe Acosta Naranjo ayudó a ingresar en una cajuela para rendir protesta, blindarse del fuero federal y después huir por sus vínculos con el narco.
Esos son los amigos con los que Ricardo Anaya hace ronda en estos tiempos, pero además a la "joven promesa" le pesa el fantasma de la averiguación sobre la nave industrial.
Anaya mintió abiertamente. Sacó sus pancartas que, según él, lo limpian de toda sospecha, pero el documento no fue más que la resolución en torno a un video inocuo de la PGR, pero no sobre el fondo del asunto: Lavado de dinero.
Por cierto, dicho sea de paso, y sólo para abonar la confianza que ustedes, los amantes de MORENA tienen en ese partido, Leonel Godoy Rangel, ex gobernador de Michoacán, ya es delegado nacional de Morena en Guanajuato.
Esto es sólo para que recuerden a la hora de votar, que todos son lo mismo. No hay partido sobre el que no pesen sospechas sobre su relación con el crimen organizado.
Por eso, no se calienten planchas viejas. que para todos hay un quemón. Que el PRI va de salida es altamente cierto. Pero de ahí a pensar que eso resuelve nuestros males hay un mar de distancia.
Finalmente, de José Antonio Meade ¿qué podemos decir? Sí, seguramente es un buen hombre, pero eso ya no basta para un país que se hartó de las tropelías del PRI, un partido que no lo cobija, más bien le tira de la sábana.
Para que Meade lograra el milagro necesitaría:
1.- Sacudirse de la actual dirigencia del PRI. Ochoa Reza es un lastre. Más que abonarle, cada vez que aparece y abre la boca le resta puntos. Además, ya es un secreto a voces que la estructura de ese partido no está trabajando.
En redes sociales y chats de whatssapp se nota el desequilibrio entre el trabajo intenso que realizan los equipos de prensa del PRD, PAN, MORENA, hasta PVEM, PES, frente a los mensajes del PRI. Algo está roto ahí: la comunicación.
2.- Tendría que pronunciarse abiertamente y desde ahora a favor de un gobierno de coalición, con una primera fuerza que cogobierne. Arrebatar esa bandera a Ricardo Anaya y volverlo un compromiso para la reconciliación nacional.
Esto implica incluir no sólo a los priistas que se sienten traicionados, sino a toda la oposición que está asustada ante el inminente triunfo de López Obrador.
3.- Tiene que dejar cualquier tono brabucón que le recomienden. Su personalidad y su físico no dan para eso. Antes que tratar al de enfrente como enemigo, debe procurar tender líneas de conciliación.
4.- Tiene que puntualizar, aterrizar y hacer más entendibles sus propuestas.
5.- Contrastar metodologicamente esas propuestas con las de sus adversarios.
6.- Aceptar las coincidencias que existan con las de otros e invitarlos a participar.
7.- Subrayar que en el tema de seguridad, no valen los conciliábulos gansteriles ni la evasión de responsabilidades. Los gobiernos estatales tienen mucho qué ver y mucho qué hacer.
8.- Debe puntualizar las funciones que tendrán las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado y al narcotráfico
9.- Expresar un compromiso tajante con una Fiscalía absolutamente autónoma
10.- Deslindarse tajantemente de los ilícitos de gobernadores priistas
De ahí en fuera, salvo que nos tengan alguna sorpresita mediática de gran envergadura, el destino de Meade está cantado y lo peor: viene para el país un verdadero choque de trenes.
¿Por qué decimos esto? porque el NO rotundo de López Obrador al nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México es un mensaje explícito del "o estas conmigo o estas contra mí".
El choque de trenes no es sólo entre las franquicias de partidos contra MORENA, sino del sector privado, encabezados por Carlos Slim y por el Consejo Coordinador Empresarial.
La fuga de capitales es una amenaza latente y no por nada nuestro peso anda como calzón aguado en cintura de un flaco. Ese es el escenario más grave de lo que puede ocurrirle al país.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP ya pintó su raya y dijo que la propuesta de fijación de precios de productos que hizo AMLO, implicaría serios desequilibrios para el mercado mexicano.
La sociedad mexicana está dividida porque, enemigos o no, en el bloque pro NAICM y no a la fijación de precios, se colocan por igual José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Margarita Zavala y el innombrable Bronco, que al final es producto del priismo.
Decimos que viene un choque de trenes porque el triunfo de MORENA en la capital del país también es cada vez más seguro y esto implica un escenario de violencia como no habíamos visto nunca los chilangos.
En este caso, pasa lo mismo que con Meade, Mikel Arriola es un candidato excelente pero con un partido detestable. No es populismo, es la demagogia lo que podría estancar más a nuestro país.