Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Ahora viene el partido de Estado
Por JORGE OCTAVIO OCHOA.- A la luz de las recientes reformas aprobadas por el Congreso y el escándalo que envuelve a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no es exagerado decir que Andrés Manuel López Obrador va por la entronización de un poderoso partido de Estado al que propios y extraños tendrán que obedecer.
Tan sólo la nueva ley que imposibilita a todo servidor público a emplearse en el sector privado en un lapso de 10 años apunta en ese sentido. Se trata de un auténtico secuestro de la voluntad y los derechos humanos. La pérdida de empleo se vuelve un panorama de terror con el que jugarán los líderes de Morena mientras se mantengan en el poder.
Si esto no parece un primer indicio de esa pretensión, hay que ver también lo que sucede en los círculos del Poder Judicial. Y no es porque queramos hacerla de abogados del diablo, porque es un hecho la corrupción que durante décadas a movido a jueces, ministros, magistrados de circuito, que convirtieron el reparto de la ley en un negocio muy jugoso.
El problema es el contexto en el que se da esta depuración: lejos de iniciar juicio político y poner de cara a la nación los excesos de estos personajes, simplemente se le da un trámite burocrático, de ventanilla, una renuncia a 11 años más de privilegios con la posibilidad de mantener una millonaria pensión vitalicia, el silencio y la obscuridad de los actos cometidos.
Eso, señor Presidente, con todo respeto, también es corrupción. Nadie creerá que no ofreció a Medina Mora un acuerdo para dejarlo libre a cambio de la renuncia y más información de los implicados en lavado de dinero. Sólo hay un problemita; si al paso de los meses no ocurre nada, quedará demostrado que sólo se trató de un acto de coerción.
¡De pronto descubren la podredumbre del Poder Judicial! Resulta que el Consejo de la Judicatura y el Magistrado Presidente de la Corte nada sabían ¡Qué conveniente! Insistimos: es lamentable y sospechosa la actitud del Ejecutivo Federal y del Senado, al dar un trámite de ventanilla a la renuncia de un Magistrado de la Corte.
Pero lo peor, ahora sabemos que no sólo es uno, son varios los que desde hace años medraban con toga y birrete mientras su Presidente, el ministro Zaldívar, ahora se erige como paladín y hombre cuasi impoluto, que fue presionado por el ex Presidente Calderón pero ¡nunca se dejó vencer! Ministro, no le creemos y su revelación sólo nos ha dejado en claro algo:
México ha estado sometido a la férula de jueces venales, que han servido durante años a narcotraficantes, tratantes de blancas, prostitución, secuestro; personajes ligados al lavado de dinero, evasores de la ley que se sirven de la falsificación de documentos, creación de empresas fantasma, falsas facturas, para crear emporios de la delincuencia.
Esta supuesta cruzada contra la corrupción sería apoyada a ciegas y de forma masiva por todos los mexicanos si no fuera por un simple detalle: millones de están ciertos de que se trata de un ajuste de cuentas, no para democratizar y transparentar al país, sino para hacerlo más opaco, nuevamente bajo el mando de un sólo partido y un sólo hombre.
¿Se han preguntado ustedes por qué no causa euforia nacional esta purga en la Suprema Corte? Los mexicanos no son tontos, vienen de una estirpe abrevada en el sincretismo pero observa las mentiras. Esto que ocurre ahora es algo más que un acto de justicia, es la imposición de una voluntad que no admitirá jamás que le digan NO.
¿Por qué la reserva durante 5 años de todo lo relacionado con los proyectos de obra, factibilidad e impacto ambiental del aeropuerto de Santa Lucía? Los ingenieros de la 4T no le han dicho a la población que, además de la oposición de los pueblos originarios de la zona, a un costado de Santa Lucía existe un depósito de residuos peligrosos que hasta la fecha sigue activo.
Decir ahora que de la noche a la mañana tenemos un Poder Judicial depurado, es algo más que una simple tomadura de pelo. Es creer que los mexicanos somos realmente retrasados mentales o imbéciles. Tiene usted razón, señor Presidente: no, no somos iguales. Dice que ni siquiera conocía al ministro Jorge Arturo Camero Ocampo y días después advierte: "los tenemos rodeados".
Y después de esa expresión, que denota toda una estrategia para cooptar a la Suprema Corte, se atreve a decir que en el caso de Baja California, será esa Corte la que decida si procede o no prolongar el mandato de un hombre que fue electo para dos pero pretende quedarse 5 años. ¿Esos mismos jueces a los que usted tiene "rodeados"?
No, no hay euforia ni la reacción popular que usted esperaba, porque hoy varios sectores se sienten defraudados y sorprendidos por la forma en que se les trata. Ya no son sólo los investigadores y académicos de las universidades públicas. También la gente de los pueblos y de las comunidades indígenas se ven rebasados.
¿Por qué la familia de Emiliano Zapata no quiere ni verlo? Bueno, hasta los taxistas se sienten manipulados y engañados, porque durante casi dos décadas fueron utilizados como carne de cañón en marchas y manifestaciones a favor del PRD y del movimiento que encabezó desde ahí Andrés Manuel López Obrador. Hoy son defenestrados no sólo por la sociedad, sino por el gobierno capitalino.
Bajo la égida del Partido de la Revolución Democrática, cuando los actuales morenistas eran dirigentes o funcionarios en la capital, crecieron exponencialmente los taxis tolerados, que partían incluso de sitios ilegales, en donde también ofrecían servicio autos privados.
Hasta el final de los días, usted siempre se encontrará con un NO...