Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Su reino no es de este mundo... todo mal
En algo tienen razón: López Obrador es el primer Presidente que da la cara a los mexicanos. Mañana tras mañana se coloca en el ojo del huracán y, para bien o para mal, tiene una respuesta de la que él se hace responsable; no se escuda detrás de sus secretarios que, dicho sea de paso, sirven para dos cosas.
Ni Marcelo, Ni Olga, Ni Esteban han estado a la altura de las circunstancias, y han dejado pasar incidentes quizá por miedo, quizá por desinformación, porque su jefe no les avisa. Abre debates, aparentemente sin reflexionar, aunque muchos piensan que es para distraer la atención sobre otros temas pero lo cierto es que, hoy por hoy, todo parece revuelto.
Sin embargo, esa proclividad a la exposición mediática empieza a tener resultados funestos para el régimen pues, lejos de resolver problemas como el de seguridad nacional, dan la sensación de que se acentúan. El conflicto con la CNTE sigue latente; el tema de los migrantes era una bola de nieve que puede convertirse en avalancha.
Bueno, ni el affaire sobre las cartas al Rey de España han quedado en el anecdotario. El altercado epistolar con el gobierno español y El Vaticano destapa caños. Hoy los pueblos indígenas le reprochan la farsa de consulta para poner en marcha el Plan Integral Morelos, y las espurias Asambleas Regionales de mil 200 pueblos para legalizar el trazo de vía del Tren Maya.
AMLO, Amo de las tormentas, genera turbulencias hasta por declaraciones aparentemente inocuas como el retiro y jubilación de Carlos Slim de los negocios en este sexenio. Esta sola versión causó el desplome accionario de algunas de las empresas del magnate y la consecuente aclaración de que, el único que se va en seis años es el Presidente.
Hasta su declaración sobre la presunta reunión con Colosio dos días antes del asesinato causó escozor, porque nadie olvida que Manuel Camacho fue la piedra en el zapato que fastidió la campaña del priista, y hoy viene a cuento que López Obrador fue uno de los principales protegidos de Camacho. Hoy, junto con Marcelo, son los herederos de aquel grupo.
Todos estos dislates, más el de Alfonso Romo hace unos días, "empinando" a su jefe con la revelación de que AMLO ha ordenado más recortes en el gasto (200 mil millones de pesos), hacen ver a un gobierno en la esquizofrenia, que lo mismo cataloga de "conservadores", "neoliberales" y "fifis" a los de antes y convierte a "la mafia del poder" en sus aliados (Romo, Slim y Televisa).
Primero victimiza a los ejidatarios de Morelos y a los maestros de las CNTE durante su campaña y les ofrece apoyo, pero ahora los convierte en sus principales enemigos y les cuelga el nuevo mote de "radicales conservadores". Hoy, son esos los que lo tildan de "mentiroso", no la prensa "fifí" o "conservadora".
¿A dónde va nuestro gobierno? Resucita muertos, atrae espíritus sanguinarios; reabre la confrontación iglesia-estado ofreciendo espacios en TV; confunde moral con religión, cree que los ministros de culto podrán reencausar a los criminales y a las mujeres que abortan...
Revive la polémica del magnicidio pese a que hoy tiene más cerca a los amigos de Salinas; inicia un debate de más de 500 años que no tiene sentido ni solución alguna; baja la guardia ante las ofensas reales y presentes de Donald Trump; arma consultas express para evadir respuestas al orangután gringo y deja en la oscuridad la transparencia prometida sobre concesiones y contratos.
TODO MAL...
Ha caído en una especie de desesperación porque los miembros de su primer círculo parece que no le entienden y lo peor: le irritan, a tal gradeo que lo exponen a decir barbaridades, como ocurrió en el tema de la abrogación de la Reforma Educativa de Peña Nieto.
Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado advirtieron a la CNTE, la semana pasada, que de no poder aprobar el dictamen abrogatorio, entonces quedaría vigente la Reforma Educativa impuesta por Peña Nieto. De inmediato López Obrador los corrigió e hilvanó un discurso furibundo para concluir: "no somos iguales que los conservadores".
Así, para no parecer iguales, por el momento ha puesto en charola de plata a los maestros el dictamen, para que metan mano, lo corrijan, se repartan plazas y dejen el camino abierto para influir en los futuros presupuestos en educación.
Pero cuando quiere aclarar que esto tampoco es cierto, se mete en otro laberinto dialéctico, minado de calificativos. Dice que no permitirá dos cosas en dicha reforma educativa:
- No dejará en manos del magisterio el manejo de las plazas laborales, su creación, ni mucho menos su control para la venta clandestina de espacios laborales.
- No volverá a dejar bajo el control de la CNTE o el SNTE, la administración de los presupuestos estatales en educación. El dinero volverá a manejarse de manera federal o centralizada.
Curiosamente, esos eran los puntos medulares de la Reforma Educativa que impulsaba Peña Nieto, acompañada por una permanente evaluación de los mentores. Pero López Obrador ahora dice que hay "radicales" en la CNTE que quieren hacerlo aparecer a él y su gobierno "iguales" a los de antes.
Así que, en estos días, nada le embona al nuevo régimen, todo va mal y pareciera que hasta el dislate sobre las cartas a la Corona Española fueron parte de un show de AMLO para distraer la atención sobre el tema del magisterio y la brutal imposición que él y Yeidckol Polevnsy están ejerciendo en Morena en la elección de candidatos tanto en Puebla como en Baja California.
A manera de defensa, se le ocurrió decir que quizá la filtración de la carta en Espala, fue producto de un espionaje.
“Todavía quedan gentes (sic) que son partidarios de esa política y tienen vinculación con la prensa conservadora del régimen anterior, pero también siempre he dicho que la vida pública debe ser cada vez más pública y que el que nada debe nada teme”.
Otro reclamo hipócrita, porque semanas antes reformó la Constitución para entregarle el Fondo de Cultura Económica (FCE) precisamente a un español. Sería mejor que le pida a Paco Taibo II, el señor de las camisetas, exigir esas disculpas ante su gobierno; él sabe mucho de dobleces y cosas que se meten dobladas. Quizá eso haremos con su celebración de los 500 años.
El colofón de todos sus dislates fue la comparación, el viernes pasado, de los pobres con mascotas, al justificar la desaparición de los comedores públicos porque ahora, dicen, serán gratuitos:
“Está claro que la justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del Gobierno. Hasta los animalitos que tienen sentimiento, ya está demostrado, ni modo que se le diga una mascota, a ver, vete a buscar tu alimento, pues se le tiene que dar su alimento, si pero, en la concepción neoliberal, todo eso es populismo, paternalismo…”.
El problema aquí es que, siendo el más feroz crítico del priismo, no se da cuenta de los daños que ha dejado en el país precisamente ese "populismo" y "paternalismo", que sume a los pueblos y comunidades en órganos amputados que sólo esperan una dádiva para sobrevivir.
Si alguien no es capaz de generar 8 pesos diarios para ganarse la comida, quizá ya no es capaz de nada y lo más viable es la asistencia médica y social.
Más que dinero en efectivo, la gente requiere oportunidades de trabajo, condiciones dignas para valerse por sí mismos pero, lejos de hacer justicia, los gobiernos del PRI, PAN y PRD toleraron el comercio ilegal y lo convirtieron en fuente de sus ingresos no fiscalizados.
Es hipócrita la expresión de López Obrador, porque él mismo fue inventor del "diezmo" que impuso en el PRD y del que quedaron constancias en la Cámara de Diputados y en el Gobierno del Distrito Federal, donde miles saben y vieron como les desviaban una parte de sus sueldos para apoyos "al partido".
Así, poco a poco, de tanto hablar, se va enredando en su propia lengua, añadiendo conceptos a la crispación social que vive un pueblo que no entiende mucho sobre conservadores, neoliberales y "fifis" pero sí siente que su situación va de mal en peor.
Así que, enojado, lo que se dice enojado con los españoles, no se le ve a López Obrador. Sólo es un tirabuzón para irnos con una bola baja. Así quiere ponchar a la mafia del poder ¡Puros cuentos!