Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
La buena nueva... y también la mala
¡Albricias! De cierto os digo, ternuritas, que vendrá la buena nueva; los males de la violencia y la inseguridad serán paliados. AMLO logrará la pacificación del país... la mala, es que no sabemos a costa de qué lo hará.
Hasta los partidos opositores festinaron este "gran logro", quizá el más importante de estos primeros 100 días de nuevo gobierno, en medio de un mar embravecido donde, paradójicamente, la violencia ha sido la constante.
Hay signos preocupantes de autoritarismo, justo con la aprobación de la Guardia Nacional, pues mientras unos nos dicen que será un mando civil, el otro advierte que puede ser militar, por encima de todo lo que se ha escrito.
Andrés Manuel López Obrador ya lo dijo y parece que nadie escuchó nada porque los mexicanos también estamos hasta el copete de este sentimiento de zozobra e inseguridad cada mañana, cada noche, cada día.
Hay como un ánimo de docilidad, de condescendencia y obsecuencia ante lo que simplemente ya no podemos enfrentar. El fracaso del mando civil es evidente, ahora viene el turno de los militares... y todos pensamos "está bien, ya estuvo".
El problema es que esa nueva era de pacificación, de renovación moral viene acompañada no sólo por exabrupto de los torpes corifeos del régimen, sino por medidas legislativas que no nos han explicado a profundidad.
A 100 días del nuevo régimen, ya vemos en los hechos el despido de casi 10 mil burócratas que, según el nuevo prócer, formaban parte de un sistema corrupto, que privilegió a unos cuantos y empobreció a mas de 40 millones de personas.
Como lo decíamos la semana pasada en este mismo espacio, hay una asonada sindical, con la creación de un Centro Nacional de Conciliación y Registros Laborales. plegado a los designios del Poder Ejecutivo, no del Judicial.
Es una RENOVACIÓN MORAL absoluta que no admite objeciones. Los apóstoles del cambio ya revelaron que están dispuestos a reformar las mismísimas tablas de la ley si con ello dan paso a sus empeños.
El anuncio de Salomón Jara, vocero de Morena en el Senado, es la señal ardiente de lo que serán capaces de hacer si algo se pone en su camino. Otra señal son las expresiones de Bartlett contra los opositores a la Termoeléctrica en Morelos.
No sabemos cuál de las dos es más grave, por el trasfondo que encierran, porque la primera, con todo y lo estúpida que parece, sólo demuestra el grado de abyección y lambisconería en la que empiezan a sumirse los de la 4T.
Descalificar a las calificadoras internacionales resultó tan desproporcionado como la amenaza de Félix Salgado Macedonio de desaparecer a la Suprema Corte si no se ajusta a la ley sobre salarios de servidores públicos.
Sin embargo son señales que no se deben desechar, porque son los signos de la intolerancia que ya está latente en todos los actos de gobierno y que arrancó desde el momento mismo en que se desechó el aeropuerto de Texcoco.
El último aviso fue la afirmación del poderoso titular de la CFE, que llamó opositores “elitistas y fantasiosos” a los indígenas y campesinos que han dicho NO al Proyecto Integral Morelos.
El caso de la termoeléctrica de la Huexca pone al descubierto el doble lenguaje, de un régimen que llegó al poder con promesas que no pensaba cumplir. Simplemente mintieron a la audiencia porque eran tiempos de campaña.
La carta del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y Agua Morelos, Puebla, Tlaxcala abre en canal las entrañas de un régimen que miente, manipula y amenaza a los que se le interponen.
Es un gobierno dos caras, porque al parecer ahora pretende beneficiar a aquellos a los que antes criticaba. Bartlett -junto con AMLO- era uno de los que se oponía al proyecto y lo calificaba de "peligroso".
En un Punto de Acuerdo que él mismo promovió el 24 de abril de 2014, cuando todavía era senador, decía que "en ninguno de los tres estados se consultó a los habitantes de las comunidades, ni se notificó a los propietarios de los terrenos..."
Además acusó a los gobiernos Federal y estatales de aquel entonces, de no haber advertido los riesgos de protección civil por la instalación de tubería que transportará 9 mil 61 millones de litros de gas metano diariamente a menos de 2 metros de profundidad".
Incluso dijo que el proyecto era inviable, porque el gasoducto pasa por las zonas de significativo riesgo eruptivo, el trazo se encuentra a 50 y 200 metros de los centros de población. Hoy, el ex gobernador de Puebla descalifica las protestas.
Pero, como el gran santón ya sometió a consulta el proyecto, ahora sí tiene la bendición de dios y el gas natural que pondrá en marcha la planta provendrá de las empresas españolas Elecnor y Enagas.
Éstas, a través del ramal de la compañía privada Autoabastecedores de Gas Natural de Morelos, comercializarán el gas en el Parque Industrial de Cuautla, Yecapixtla y Cuernavaca, advierten en su carta los manifestantes.
Así pues, la nueva termoeléctrica no sólo estará bañada en sangre, de un líder que fue asesinado poco antes de la consulta, también estará aderezada de mentiras de antes y de ahora, pero la admonición ya está echada:
"No tenemos temor a las consultas, sino a la continuidad del engaño y desprecio hacia los pueblos indígenas del volcán Popocatépetl".
En este marco está inmerso el desbarre de Salomón Jara, que pone sobre aviso de cómo un gobierno autoritario puede incluso cerrar fronteras mediáticas, para que nadie lo juzgue.
Los primeros 100 días se dan en medio de altos índices de violencia, con una masacre en Salamanca, tierra de huachicoleros y de narcos, donde la ejecución de 15 personas nos demuestran que nada está resuelto.
Hay tentaciones. Hoy pareciera que está en marcha una purificación, echando mano a los fierros, con una Guardia Nacional que todos inconscientemente pedimos, pero no sabemos hasta dónde nos va a llevar.
Hoy nos dice el apóstol que "sin corrupción hay más crecimiento en el mundo", pero su premisa no la vemos acompañada por la acepción: "y por el cumplimiento estricto de la ley".Hoy, finalmente, López Obrador pondrá los pies en la tierra: siempre habrá riesgos de violar derechos; de cometer abusos, excesos... ya se vio en el sexenio anterior. El "baño de sangre" aún sigue. Pero criticarlo parece que será blasfemia.
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