Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
TRAS BAMBALINAS.- Otra gran mentira y le tenderán la camita
Por JORGE OCTAVIO OCHOA.- México vive una etapa histórica, un momento de cambio profundo en el que, paradójicamente, los únicos que no entendieron el mensaje de la población fueron justamente los derrotados.
En plena desbandada, entre tímidas discusiones sobre cambiar el nombre, refundarse o reaparecer, los otrora tres partidos más importantes del país se diluyen poco a poco y con ello dejan a la ciudadanía cada vez más desamparada.
El primero que ha iniciado esta labor de zapa ha sido el PAN y todavía no sabemos si está cavando para construir cimientos o para una tumba definitiva luego de su fracaso como gobierno a lo largo de 12 años.
El PRD no sólo está dividido, tiene una dirigencia que de hecho no quiere estar y cuenta los minutos para terminar con la pesadilla de una elección que, de la noche a la mañana, les quitó la hegemonía en la ciudad de México.
En el PRI han guardado un silencio escabroso, que hace pensar en un posible acuerdo oculto con el nuevo régimen para iniciar una transición sin persecuciones, venganzas o chivos expiatorios. ¿Dónde está Manlio Fabio? ¿A dónde va Peña?
De hecho, se ha filtrado la especie de que el equipo jurídico de la Presidencia estudia la posibilidad de que el mandatario no acuda a la entrega de la banda presidencial y sólo la envíe a través de un representante.
En suma, López Obrador y su MORENA entrarán al ejercicio del poder en pleno descampado, con los adversarios en huída, diezmados, aturdidos todavía por los golpes recibidos, queriendo reconstruir un sendero que ya se está borrando
Lejos de escuchar el mensaje de la población, ahora responden con el ostracismo, causando aún más daño a un país que por mucho que se diga, no tiene una ruta definida. Ahí están los últimos desbarros del "Peje" y Monreal.
Al error de octubre, le añadieron la estocada de noviembre, con un proyecto de iniciativa que, si bien podría parecer justo, saltó sin consulta alguna, ya no digamos a la sociedad, sino al patrón de todos ellos. Pero Monreal insiste.
Así, sin una ruta definida, lo único que nos queda claro a los mexicanos es que a partir del 1o de diciembre empezará un juego de vencidas entre el poder político y el poder económico. Eso quedó de manifiesto antes del desbarre con los bancos.
Lo peor es que la reconciliación será difícil, porque a millones nos quedó claro que, efectivamente, en los últimos 30 años -por lo menos- se gestó en México un contubernio de familias y grupos que se apoderaron de la riqueza del país.
PRI, PAN y PRD sirvieron a las mismas familias y apellidos que se apoderaron de nichos completos de industria y de actividad, pero además prohijaron con su silencio y omisión, el crecimiento de la industria del crimen organizado.
La capital de la república es el ejemplo claro de ese laboratorio de complicidades, donde los industriales de la construcción y las inmobiliarias han fundado extensos emporios de riqueza a los que ya se les tenía que poner un límite.
Ahí hay que sumar el rentable negocio del ambulantaje y la informalidad, que ha convertido las aceras en verdaderos espacios de sorda lucha entre líderes que ahora se ven azotados por cárteles armados que vienen a cobrar derecho de piso.
Sí, esos tres partidos propiciaron ese desorden. Pero se esperaba de ellos más responsabilidad. Ya que no supieron actuar como gobernantes, al menos podrían asumirse como contrapeso del inconmensurable poder de AMLO.
Lo malo es que no ha ocurrido así y, ante el vacío, el capital ha tenido que salir como contestatario de un nuevo gobierno que maneja un doble discurso: un tanto hipócrita y otro tanto mentiroso, pero completamente lejano a una ruta definida.
No hay rumbo. Pareciera ser el mensaje de los últimos días, en medio de señales ambivalentes que confunden por igual a la sociedad y a los mercados pero que dejan, por igual, heridos en el camino.
Nos hacen ver que el propio Presidente Electo tuvo que salir a apaciguar los mercados, cuando dos semanas antes les había dicho "aunque no les guste" va pa´tras la obra de Texcoco.
Sin embargo, todo parece parte de un mismo y astuto juego para urdir así la segunda gran mentira: ya sometió voluntades con la farsa de consulta; ahora saldrá con la aseveración de que "el Congreso es autónomo y no se le limita".
Lo peor es que se trata de un juego perverso, pues detrás de la afirmación hay un acierto contundente. Los que critiquen ahora serán los prevaricadores de aquello que antes exigían: un régimen democrático.
En una auténtica democracia, lo que prevalece es la división de poderes, será la segunda afirmación luego de aquella de que "el pueblo no se equivoca". Y con ambas coloca a los irredentos en posición de desventaja.
Es la misma teoría de la división. Y así a la sociedad ya no le quedará claro cuándo se trata de acciones de justicia o de meros caprichos de un régimen que se prepara para el regreso triunfal del Presidencialismo a ultranza.
Está cantada la confrontación. Así como el tema de las comisiones bancarias, vendrán otros muchos reclamos contra esos que se enriquecieron dentro de la llamada "mafia del poder" que amalgamaron PRI, PAN y PRD.
Junto con toda esa parafernalia y confusión, regresa el día del Presidente. Así se verá el próximo 1o de diciembre, con una serie de eventos y reuniones que dejarán claro "quién manda aquí".
A este pueblo fetichista, religioso y supersticioso le quedará claro quién es su nuevo patriarca. Volverán los días del besamanos, con largas filas de políticos buscando la foto y la sonrisa, al igual que los menesterosos y desposeídos.
Va para largo esta 4a T, porque los partidos opositores de hoy fueron y seguirán siendo comparsa porque no se ve cómo, cuándo ni dónde puedan cambiar para convertirse en contrapeso.
Los empresarios, por su parte, quizá evaluarán el ir "tendiendo la camita", bajo el entendido de que, si juega a las mentiras y traiciones, no existe razón para no detonarle varias bombas jurídicas con el tema de Texcoco.
Al menos la amenaza quedó plasmada: José Mario de la Garza Marroquín, Presidente de la Barra Mexicana de Abogados (BMA), advirtió que por tratarse de contratos de obra pública, una consulta no es sustento jurídico que funcione.
Son contratos celebrados por el gobierno, derivados de licitaciones. No se pueden eludir los procesos de indemnización que en global superan los 120 mil millones de pesos.
En el terreno legal, una consulta no está contemplada como una causal de cancelación, por lo que no se podrá argumentar frente a los contratistas que por esa razón se canceló la obra y su contrato.
“No hay una ley mexicana que diga que por hacer una consulta tengas una facultad legal para cancelar un contrato. Habría que esperar a que tomara protesta el nuevo gobierno y el gabinete, para ver los efectos".
Sólo entonces se podrán dar por terminados los contrato y ahí empezará la montaña rusa, porque López Obrador se puede pasar los próximos 6 años discutiendo con los contratistas y convenciendo al pueblo de quién es el malo.
Muchas de las empresas afectadas podrían tomar acciones legales porque los contratos están debidamente firmados, acordes al sistema jurídico mexicano y ante el diferendo AMLO-MONREAL, más vale asegurar lo perdido.