Tras bambalinas/Jorge Octavio Ochoa
Discurso bipolar, en un gobierno agiotista y especulador
El gobierno de la república prepara ya, en los próximos días, lo que López Obrador ha denominado un Plan de reapertura de actividades “gradual" y "responsable”.
En ello, el régimen se mueve en medio de una trágica prisa, ante un horizonte desolador, de pérdida de empleos, cierre de empresas y la preocupación latente de que la pandemia no esté controlada.
Así, los ejes de comunicación de la 4T esta semana serán:
1.- Reapertura económica y la puesta en marcha de todos los programas de apoyo social y derrama de recursos para generar empleos, reactivar sectores industriales y proteger a personas vulnerables.
2.- El anuncio triunfal de que la curva se aplanó, se dominó a la pandemia y hubo sólo 4 mil muertes, como lo predijo al principio el ínclito subsecretario Hugo López Gatell.
3.- Preparativo de los encuentros con el gobierno de los Estados Unidos y quizá con el de Canadá, para poner en funcionamiento el famoso T-MEC, en el que Trump y AMLO han puesto todas sus esperanzas.
Sin embargo, el régimen tendrá que operar estos tres ejes de comunicación, en medio de la incredulidad generalizada, dentro y fuera del país, y confrontado con el sector empresarial y con los medios de comunicación, ahora incluso internacionales.
Sea como sea, el gobierno federal dará a conocer un “calendario”, no precisamente consensado con los gobiernos estatales, pero en el que delinea la reapertura del país, incluso en el plano turístico.
Se reabrirían la industria de la construcción, empresas de exportación, la rama automotriz, el turismo y otras actividades. Quizá, el único rubro que se mantendrá pendiente es el regreso a clases, donde se aplicará con más rigor el llamado “semáforo”,
Las fechas programadas para la reapertura es el 17 de mayo, en las regiones en las que no se tengan casos de Covid-19, y el 31 de mayo todos los demás. Será entonces cuando se realice el reencendido de motores de la economía.
El problema es, que esta reactivación se realizará desde una perspectiva de crecimiento de menos -6.6% según los análisis del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las principales firmas crediticias del planeta.
Pese a lo negativo del panorama, López Obrador ya anunció que no endeudará al país, que continuará la “dispersión” de dinero entre los pobres con créditos a la palabra, y seguirá una política fiscal sin condonaciones ni perdones.
Para contrarrestar lo impopular de esta actitud agiotista, López Obrador recargará las líneas del discurso sobre la austeridad y el combate a la corrupción. Sólo así puede justificar esta postura inclemente con las personas físicas y morales.
El problema aquí es que, por mucho que lo quiera disfrazar, hoy los causantes menores y mayores, ya se han podido dar cuenta de cuál será la actitud de la 4T en los años que le restan por gobernar.
DISCURSO ERRÁTICO Y DE CONFRONTACIÓN
En medio de un discurso bipolar, López Obrador pretende imponer políticas “socializantes”, con críticas al sistema “neoliberal” que es, desde su óptica, el verdadero culpable del derrumbe de la economía mundial.
Lo paradójico, es que tendrá que contrastar esta teoría, con la renovación del tratado de comercio más neoliberal que existe en todo el mundo, desde los años 90, que le permitieron a Salinas de Gortari tasas de crecimiento del 4% anual.
El T-MEC implica para México, una apertura sin parangón, como nunca se ha dado, que incluye la supervisión de etapas industriales por parte de Estados Unidos, e incluso la intromisión en asuntos laborales.
Y lo más extraño de todo esto, es que López Obrador emprenderá esta nueva relación, absolutamente confrontado con el capital privado, al que no sólo no dio tregua fiscal alguna, sino que les dio portazo en plena pandemia
Si quiebran, que asuman su responsabilidad, fue la última respuesta que les dio ante una propuesta de reactivación económica presentada por los empresarios. Obviamente, hoy estos se sienten ofendidos y marginados.
En el año y medio que lleva en el poder López Obrador, sólo los grandes apellidos como Salinas Pliego, Carlos Slim y Hank Rohn son los grandes beneficiarios de los contratos voluminosos y sin licitación.
Entonces, hay una sospecha ya generalizada, de que la 4T esconde una mascarada, para reapuntalar al Estado como eje de la economía nacional, reinstaurar el presidencialismo omnipotente e instaurar un nuevo partido mayoritario.
LA ACTITUD FRENTE A LA AUTONOMÍA
Hoy, en estos momentos de pandemia. Incluso en las universidades públicas empiezan a abrir los ojos sobre las verdaderas implicaciones del régimen que pretende instaurar la mal llamada 4T.
¿Sabía usted, por ejemplo que, al margen de la pandemia, los recursos que no se utilizaran en proyectos, en pago de becas a estudiantes, obras en construcción o infraestructura los tenían que regresar, mes a mes, a las arcas públicas?
En esa pretendida depuración y ataque a la corrupción, López Obrador y su grupo agarró parejo y de ahí está obteniendo sus ahorros para los proyectos “bandera”, que él quiere empezar y terminar, les gusten o no a los ambientalistas.
Se ha convertido pues en un gobierno agiotista, inmisericorde, que ni en medio de la pandemia dejó de mandar mensajes electrónicos para obligar a cumplir con las obligaciones fiscales.
Es decir: este régimen no tiene filtros, y todo lo que le parezca dinero mal habido será fiscalizado, porque así le es útil a sus fines. Pero lo peor es que, no le importa obtener recursos sobre el fracaso de sus propios planes.
Esto viene a cuento porque, en medio de la pandemia, la Secretaría de Educación Pública envió un instructivo para suspender actividades, sin siquiera tomar en cuenta la apertura y término de cursos en las universidades públicas.
Así, muchas tuvieron que entrar a la revisión de sus calendarios escolares y analizar una posible suspensión de labores, aunque con ello se fueran entre las patas no menos de 20 mil becarios, que dejarían de recibir sus recursos.
Si los becarios dejan de cobrar, es dinero que no se usa, y si es dinero que no se usa, al mes se tiene que regresar. Así, así de humana la visión de un régimen que más bien parece enarbolar una bandera de REVANCHA.
López Obrador quería intervenir la AUTONOMÍA universitaria. La SEP intentó meter una reforma tramposa en la que eliminó la palabra autonomía. De inmediato se encontró con la respuesta universitaria.
Sin embargo, como no pudo por esa vía, ahora pretende ahorcarlos por la parte fiscal, para romper lo que antes eran unas relaciones de interdependencia y convertirlo abiertamente en una relación de sumisión por el subsidio federal.
Esto es lo que resume la postura de la 4T en los años por venir: SUMISIÓN absoluta; rendición de cuentas ajenas, pero no de las propias. Ya veremos, ya veremos.