Tras bambalinas
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El blues de navidad y año nuevo
Por JORGE OCTAVIO OCHOA. En esta navidad, en que la humanidad entera hace esfuerzos de empatía y finge solidaridad en medio del odio y de la muerte, nosotros, émulos de Sísifo, seguiremos empujando la roca cuesta arriba, para dejarla caer desde lo alto.
No daremos reposo a los dislates, en la agonía de un año que, por mucho que se quiera ser optimista, no fue feliz para millones, y el inicio de otro que tampoco será próspero para esos y otros millones, que ven el horizonte desde alguna frontera, o iluminados por la luz de cirios con la foto de sus seres muertos.
Esto es como el blues de “Encías Sangrantes”, cuando un personaje de caricatura, Lisa Simpson, descubre con Murphy, su maestro de saxofón, que el blues no es para dejar de estar tristes, sino para que todos los demás se entristezcan junto a nosotros. Así pasamos de la mitología al cómic.
Igual de contradictorio y caricaturesco ha sido el devenir en México, donde el propio régimen en el poder, se ha encargado de esparcir mentiras sobre “golpes de Estado” y “boicots”, cuando es él mismo, quien destruye todo cuanto hay a su alrededor y que alguna vez ayudó a construir.
Recuérdese que, desde principios de este moribundo 2023, el régimen de la 4T lanzó las teorías de conspiración, sublevación y sabotaje, para responder a una serie de incidentes fatídicos en uno de los sistemas de transporte más grandes del mundo: el Metro de la Ciudad de México.
Desde entonces empezó la campaña de rencor contra la crítica y todo aquello que les resulta adverso. Empezó con el encarcelamiento de una mujer, por el grave pecado de dejar caer en las vías las aspas de una lavadora, y continuó con la asonada contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De ese tamaño los parámetros del nuevo presidencialismo brutal que nos avasalla, y que está a punto de someter nuevamente a toda una nación a través de encuestas infames, que privilegian figuras sin carisma, que sólo repiten y juran lealtad a los compromisos que se les han dejado.
Así, el presidente inició el 2023 con el intento de imposición de Jazmín Esquivel Mossa en la presidencia de la Suprema Corte, en un segundo fracaso luego de tratar de imponer también a Arturo Saldívar, quien ahora se mueve casi como jefe de campaña de Claudia Sheinbaum Pardo.
Por eso Andrés Manuel López Obrador arreció su embestida contra Norma Piña, y cerró el año con la imposición de Lenia Bartres Guadarrama. como nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para sustituir a Arturo Zaldívar, quien dejó el cargo en noviembre.
No le ha sido suficiente al régimen de la 4T, mantener diezmado a dicho Poder, ante la falta de dos ministros, que no han sido nombrados porque desde el Senado se mantiene atorado el proceso. Ahora anuncia que el año próximo promoverá una reforma para aniquilarlo.
Sin embargo, el ambiente ya venía cargado desde el inicio del 2023, tras el atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, cuando AMLO planteó la especie de que podría ser parte de un autoatentado de sus “adversarios”, para debilitar el nivel de popularidad de su gobierno.
Fue entonces que empezaron a surgir las teorías de “sabotaje” e intentos de “Golpe de Estado”, luego de un choque de trenes en el Metro, que dejó un muerto y un centenar de heridos y que el régimen atribuyó a la “quema y corte doloso” de cables, y la negligencia de uno de los conductores del tren.
Bajo ese criterio, dispersaron cerca de 6 mil elementos de la Guardia Nacional dentro del Metro, para inyectar más dramatismo a lo sucedido. Desde entonces empezaron a hablar de una presunta “Guerra Sucia” contra Claudia Sheinbaum. Ahora dicen que hay una campaña de propaganda negra contra ella.
Aseguran ir arriba en las encuestas, pero se comportan como derrotados, desde aquella marcha del 26 de febrero, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles, como nunca antes lo habían hecho, para protestar por los intentos de desaparición del INE y ahora de la Suprema Corte.
Lo cierto es que el sistema político mexicano y el país en general, se mueven ahora en un frágil andamiaje, que puede desplomarse de un momento a otro ante las graves crisis de violencia e inseguridad, que ya reventaron en vísperas de navidad ante las puertas del rancho La Chingada, donde AMLO dijo pasaría la navidad.
Es un presagio preocupante, el que en Tabasco estalle la violencia, luego de que el mandatario ha atribuido todo el problema de las masacres, al creciente consumo de drogas en todo el país, “principalmente en Guanajuato”, dijo él, pero ya se ve que no es así.
Ni todos los jóvenes van de un lado a otro para comprar drogas en lugares equivocados, ni todas las posadas fueron para consumir tachas o alcohol. Hay una red de mentiras, en la que el régimen juega con fuego. Se dice víctima, y a la vez victimiza a los jóvenes. De la noche a la mañana, hoy todos somos culpables.
En suma, México no va bien. Cada 19 horas se registra una masacre. En el 2023 se cometieron más de 420 homicidios múltiples. Fueron más de 2 mil 121 hechos de violencia. Esa sonrisita es un mal augurio. ¿Segundo piso de qué? Urge un cambio de rumbo.