Tras bambalinas
Absolutismo y militarización, horizonte de México en 2024
Por JORGE OCTAVIO OCHOA. Eufóricos, soberbios, así se pusieron los morenistas el miércoles pasado, tras publicarse la encuesta de El Universal que le da 30 puntos de ventaja a Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez.
Entonces quedó atrás el epíteto de “medios conservadores” y ese diario se volvió durante horas y días, un periódico amigo, al que la propia estructura de Morena le rindió homenaje desde el Senado de la República.
El ocaso del presidente Andrés Manuel López Obrador a partir de este 2023, estuvo enmarcado también por un viraje discursivo sobre el asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa, que exonera al Ejército y al Estado, dígase Peña Nieto.
Nada tuvo importancia ante dicha encuesta, a 9 meses de la contienda final; ni la postulación del nieto del más grande represor de estudiantes en la historia del país e hijo de otro represor desde la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
El presidente exoneró al Ejército, al Estado, a Enrique Peña Nieto, a los ex secretarios de Defensa y Marina de esas muertes. Y de plano, regañó incluso a sus seguidores y dijo que no se puede criticar por criticar y decir que fue el Estado.
“Tuvo que ver más con decisiones de autoridades locales y con la delincuencia; con el contubernio, con la asociación delictuosa entre autoridades locales, policías municipales. Esa es mi hipótesis”.
“Que esa delincuencia tuviese vínculos con algunos militares o que los militares de la región se hayan enterado y no hayan evitado que desaparecieran los jóvenes, y que hubiesen cometido el delito de omisión, es otra cosa”.
“Esa es otra cosa a que, desde el gobierno, Peña hubiese ordenado, o el general secretario de entonces, la desaparición de los jóvenes, no”, dijo tajante y así, de un plumazo, le dio la vuelta a su propio discurso de casi 20 años.
Lejos quedó la teoría de AMLO, en el sentido de que era “evidente” que, en la desaparición de los 43 estudiantes, participaron elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Federal.
Lejos de aquel “No a la Militarización”, ahora dice que “no se puede socavar a una institución como el Ejército, sólo por el mal comportamiento de uno, dos, quince, cuarenta, cien de sus miembros”.
Ese discurso, que lo llevó al poder, desapareció de tajo ahora que se va. Dijo que regresaría a los militares a sus cuarteles, pero, lejos de eso, los llevó al gobierno, al poder, como administradores, dueños y autoridad en transportes y aduanas.
Pero los morenistas, ahítos de soberbia, ambiciosos, movieron el aparato de comunicación guinda en redes y medios, para publicitar “la encuesta” y sembrar así el desánimo de los adversarios.
Todas las estrategias de comunicación nazi, aplicadas a la perfección. “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”, decía Joseph Goebbels.
De pronto, Morena se olvidó de que su gurú político acusó a Peña Nieto, en el 2016, de ser “cómplice” de los criminales que desaparecieron a los 43 normalistas. AMLO había dicho incluso que el ex presidente encubrió a los autores de la masacre.
Pero ese mismo miércoles, de euforia Morenista, porque El Universal les dio una amplia ventaja como ganadores, AMLO se reunió en Palacio Nacional con los principales testaferros y beneficiarios de Carlos Salinas de Gortari.
Tres horas, reunidos ahí, las mismas élites de “los de antes”, ahora hasta con sus descendientes, en un nuevo clan, una nueva élite política, previo a la reunión cumbre con el secretario de Estado, Antony Blinken.
Simbolismos, señales de un nuevo pacto de mafiosos, que buscan garantizar su permanencia a través de un nuevo partido de Estado, Morena, pero ahora asentado en el absolutismo, con mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Eso es lo que buscan, no basta con la presidencia de la República. Festinan la encuesta de El Universal, y ocultan así a su principal adversario: el abstencionismo. Por eso quieren desalentar desde ahora a la población.
No quieren que los mexicanos sepan que, entre el 2018 y el 2021, el 75% de los electores no votó por Morena y por ende, por López Obrador. De hecho, en el 2021, ya estando en el poder la 4T, el 47 por ciento de los votantes no optó por ellos.
Ese es el verdadero enemigo, el abstencionismo, pero para usar ese nicho de electores, primero necesitan desanimarlo y hacerle sentir que su voto ya no sirve para nada, que todo está decidido.
Para eso crean encuestas cara a cara, Sheinbaum-Xóchitl, como si se tratara de una misma medida, como si los casi 20 años de propaganda de AMLO no tuvieran un peso específico. Como si los 5 años de control de Estado no fuera nada.
Quieren poner en calidad de iguales a dos desiguales. Nadie ha caído en la cuenta de que la comparación real, debe ser entre AMLO-Sheinbaum. ¿Es transición o permanencia en el poder?
Por lo que se ve hasta ahora, lo que vive México es lo segundo: un simple traspaso de bastón para que un grupo siga en el mando, con la figura de AMLO en las sombras, porque sigue siendo la marca que vende.
Comparada con el arrastre de López Obrador, Claudia Sheinbaum es menos que nada. No tiene, ni de lejos, el arrastre popular de aquel, ni la trayectoria de líder social que sus seguidores ven en él. De hecho, ella es poco simpática.
En los templetes públicos, en las grandes plazas se empezará a notar esto. Hasta el “tonito” y el modo de hablar es una burda copia. Quiere hablar como tabasqueña la que fue privilegiada por la academia, esa misma de la que AMLO se burló.
Ella tendrá que convencer a esas “clases medias aspiracionistas”, con maestrías, doctorados, a las que mejor es decirles “siga usted su camino, va usted muy bien, es triunfar a toda costa, salir adelante”.
Eso es lo que dijo en el 2021 López Obrador, tras la sorpresiva derrota que sufrieron ante el abstencionismo. Hoy quieren aprovechar esa franja de abúlicos para mantenerse en el poder. Una auténtica burla.
Lo más paradójico es que, detrás de la 4T, hay un gran aparato de propaganda que, aunque usted no lo crea, está apoyado por el salinismo desde el Partido Verde, PT y Movimiento Ciudadano. Cada cual mueve sus propias mentiras.
¿Ustedes creen que es casual la próxima liberación de Mario Aburto, asesino confeso de Luis Donaldo Colosio? Es parte de la estrategia para remover las cenizas del odio y colocar al PRI en la basura.
Goebbels fue un genio de la propaganda. Salinas también.
Para que la oposición triunfe, se necesita que Xóchitl Gálvez ponga distancia de ALITO, MARKITO y CHUCHITO. Ellos ensucian toda la causa. Y los ex presidentes Fox y Calderón, guarden silencio por 9 meses.
No es tan difícil, si queremos un país verdaderamente democrático.