Tras bambalinas
Las podridas y los podridos, opinión por Jorge Octavio Ochoa.
Este fin de semana empezó a circular, con cierta algarabía, el anuncio del gobierno de la república para impulsar un programa de “Producción para el Autoconsumo”. Con ello, López Obrador piensa sacar a México de las penurias y volverlo un país autosuficiente en alimentos básicos.
¡Hombre, cómo no se nos ocurrió antes! Hemos sido tan ciegos e imbéciles para no ver esa posibilidad. Quizá pudo ser la solución para frenar el fenómeno del narcotráfico; detener el huachicoleo de combustiles; contener el uso de jóvenes y niños como “halcones” de los traficantes.
Dicen que el Presidente se reunirá con alrededor de 12,000 técnicos, agrónomos y campesinos para promover esta brillante idea, que en los hechos sólo esconde otro reparto ingente de dinero, de una bolsa sin fondo, que bien a bien no sabemos de dónde saldrá.
El proyecto es “ambicioso”, como todo lo que dice y hace el mandatario:
“La directriz es producir lo que consumimos los mexicanos para que nos podamos proteger porque la pandemia nos llega de fuera, nos afecta en lo económico, la guerra de Rusia y Ucrania también descontrola todo el mercado mundial”, dice el mandatario.
¡Caramba! ¡Cómo no lo habíamos visto antes!
“Aumentan los fletes, no hay suficiente producción de alimentos en el mundo; aumenta el precio de fertilizantes, necesitamos producir. Lo mejor es producir lo que consumimos, pero que tengamos maíz, frijol, pollo, huevo, carne, aceite, los alimentos básicos”. “Que tengamos las gasolinas, el diésel, la energía eléctrica, eso es fundamental”.
¡Si hombre! Hemos sido tan torpes y miopes. Pero él nos viene a “iluminar” con su gran mente brillante, justo ahora que la inflación rebasa el 7% mensual y su “acuerdo” de contención de precios está valiendo un carajo.
Pero esto es lo que nos venderá los próximos días en sus peroratas de “la mañanera”, como parte del discurso ideológico-político para defender su pequeña rebelión en la granja, e insistir que ningún gobierno debe ser excluido de la Cumbre de las Américas.
Ahí, hasta los dictadores podrían tener el foro para explicar al mundo porqué reprimen a sus pueblos, encarcelan a los opositores, porqué prostituyeron sus revoluciones y se eternizan en la silla sin poder sacar a sus pueblos de la miseria.
Entonces, López Obrador reprochará nuevamente la tardanza de Joe Biden para apoyar en todo el continente latinoamericano su proyecto de Sembrando Vida, y detener así, el sunami de migrantes que todos los días se viene a agolpar en las fronteras del odiado capitalismo.
MALDITOS MEDIOS
Hay quien dice que los medios, y los reporteros en particular, sólo buscan “las podridas”, que atraen lectores. Sin embargo, sin conceder razón, esto ocurre porque esas notas siempre están vinculadas con “los podridos”
En México, más del 80% no cree en sus políticos, ni en los funcionarios públicos. Menos aún en sus partidos. Es decir, más que reprobados, todos ellos son repudiados. La pregunta que rompe los esquemas es: ¿Usted se siente realmente representado por sus políticos?
La percepción generalizada es que toda esta élite es igual de corrupta. En el 2018, hubo la esperanza de que, ahora sí, vendría un cambio profundo que pusiera por encima los intereses de la población. No ocurrió y no ocurrirá. Lo que hay es una compra cínica de voluntades.
Pueden vendernos la idea de una reforma electoral, una reforma eléctrica; o que Centro y Sud América por fin encontrarán lazos de unidad para presentar un frente unido contra las hegemonías. Pero en los hechos, esto no ocurrirá mientras se mantenga el mismo modelo de desarrollo, basado en la voluntad de unos cuantos
El actual régimen, por ejemplo, nos vendió la idea de que en la Ciudad de México lo más necesario eran los segundos pisos. Hoy vemos que indirectamente, sólo se privilegió a las clases altas, porque los pobres siguen viajando en el mismo transporte desvencijado.
La criminalidad se solaza con el asalto diario al transporte conurbado, en las zonas que, en los años de poderío priista, se permitieron asentamientos pese a que no existieran las condiciones para dotar de servicios urbanos indispensables como drenaje, agua, luz, comunicación.
Cuando metieron camiones nuevos en algunas rutas, de zonas más o menos populares, de inmediato subieron la tarifa de 5 a 7 pesos, sin consulta alguna, y con el agravante de que, si usted no tiene la cantidad exacta, pues entonces tendrá que dejar la moneda de 10.
Algo parecido ocurre ahora con las obras “maravillosas” que publicita el gobierno como el AIFA, el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, las 100 Universidades Benito Juárez, el INSABI, el Banco del Bienestar, Sembrando Vida, Jóvenes por el futuro o las pensiones para adultos mayores.
Son acciones que se financian con dinero del pueblo; que impactan en los impuestos, en los niveles de vida de la población, en el ánimo de las personas, porque sólo agudizan el grado de dependencia, necesidad y compromiso con los gobernantes en turno. ¿Por qué entonces nos gobiernan esos tipos?
EL JEFE DE LA REBELIÓN EN LA GRANJA
Puestas así las cosas, ante las bajas expectativas que de por sí arrastran esas cumbres, López Obrador se convertirá en el jefe de la pequeña rebelión en la granja y hablará de la solidaridad, del humanismo, de la cristiandad y del amor al prójimo, aunque, como hemos visto, todo eso le vale un reverendo pito.
Su perdón a los criminales, pese al daño que éstos han causado ya en la idiosincrasia del mexicano, es la muestra extrema no sólo de la falta de conciencia del mandatario, sino del velado interés de convertir a algunas de esas bandas, en fuente del desarrollo y la producción.
“También cuidamos a los integrantes de las bandas; también son seres humanos”, es la frase que se quedará en el imaginario popular y que quizá, ¡por qué no!, quedará inscrita en los futuros libros de texto de primaria, cuando se legalice plenamente la mariguana, la amapola y demás enervantes.
Esa es la falsa solidaridad que distingue los actos de López Obrador. Dedica 285 millones de pesos para pagar a 585 presuntos especialistas cubanos, y despide a 741 médicos y enfermeras mexicanos que arriesgaron su vida durante la pandemia, pero ahora los acusa de no quererse ir a vivir a zonas marginadas.
Con dinero de mexicanos, entrega becas a 62 mil centroamericanos, sin consulta alguna al Congreso, ni puntualizar de qué partida saldrá todo ese dinero. Él habla de los “corruptos de antes”, pero no le parece escandaloso destinar 14 millones de pesos para el pago de “hospedaje, alimentación y servicios generales” a cubanos.
Esta es la visión “latinoamericanista” que querrá inyectar el mandatario de cara a la fallida Cumbre, en medio de un chantaje descomunal, sólo para apuntalar a su partido, con una actitud cada día más arbitraria y prepotente. Por eso la pregunta viene a cuento: ¿Cree que realmente protegen los intereses de usted y su familia?
Pero usted obedezca al Mesías, porque ahora nos llevará a la tierra prometida de la producción para el autoconsumo; claro, mientras no se le inunde la casa o las tierras por la ya próxima temporada de ciclones y tormentas. ¡Ese es nuestro grandioso presidente!
LA AMENAZA DE LA REFORMA ELECTORAL
Pero, a la par de su iluminada iniciativa para matar el hambre, López Obrador insiste en una reforma electoral que nadie entiende, aunque parezca muy tentador reducir a 300 el número de diputados y 96 el número de senadores. Los mexicanos intuyen que hay “gato encerrado” para beneficiar a Morena.
Y en efecto, así es. La iniciativa de AMLO elimina a los diputados de mayoría y los sustituye por los plurinominales. Ello implica eliminar, de golpe, la geografía distrital y elegir a todos mediante listas de prospectos que, ¡claro! Serán propuestos por los partidos.
Actualmente los diputados federales se eligen en 300 distritos por mayoría relativa y 200 mediante 5 listas regionales de representación proporcional. En el nuevo esquema habría 32 listas. El nuevo método disminuiría la proporcionalidad nacional de la Cámara de Diputados.
Es decir, estarán representados los partidos, con una mayoría aplastante para el más grande. Y por el lado del INE se pretende convertirlo en un ente que, como en los viejos tiempos del PRI, sea el encargado desde el centro del país, de dirigir las elecciones y desaparecer los tribunales e institutos de los estados.
No, no hay bondad en nada de lo que hace López Obrador.