Toque de nano sabiduría
DESQUICIADO, SIN CONCIENCIA MORAL
Vista panorámica
El presidente de México confiesa pública y libremente que interfirió en las sesiones del poder judicial, pidiéndole a Saldívar que influyera en los jueces para torcer la justicia en varios casos.
Va en la línea de afirmaciones pasadas: “y no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Se trata de una actitud permanente de no respetar la ley y de honrarla.
AMLO entrega datos personales de la corresponsal del New York Times, su número personal. Afirma luego que no cree haber hecho mal y que lo volvería a hacer, en una discusión con reporteros. Pero cuando filtran los teléfonos de su familia encuentra que “es vergonzoso”. Juega con el código de ética, no son los valores universales los que lo guían sino su capricho. “Lo que diga mi dedito”.
El presidente “se brinca la ley”, valor supremo, expresión del orden público establecido por el Creador, establecido por el Creador que está sobre todos, plasmada en la Constitución que él juró cumplir y hacer cumplir. Pone por encima la autoridad moral y política del presidente y el valor “sublime” de la libertad.
No es una sorpresa esta manera de pensar y esta posición en Andrés Manuel. Cuando perdió la elección en 2006 no aceptó el estado de cosas e inventó un fraude. Se contaron las boletas de la elección, “voto por voto, casilla por casilla” y perdió. Cuando en la elección de 2018, cuando hablaron de su posible derrota, el afirmó: “les suelto el tigre”. ¿qué hubiera pasado si hubiera perdido el elección en 2018? ¿Qué va a pasar cuando pierda la elección del 24? Ya vimos algo en su reacción del 2006. ¿No se acuerdan que sus hordas tomaron la sede del Congreso para impedir la toma de posesión de Calderón? Con razón se caen bien con Donal Trump que hizo lo mismo .
Su actitud permanente no es de aprobación de la ley: tiene sometido el poder judicial por medio la mayoría de los diputados de MORENA, hacen lo que el Ejecutivo les manda. se constituyen en una isla buscan los intereses de sus hordas y no del pueblo de México.
Quiere someter al poder judicial, como lo hacía cuando Zavldívar era el presidente, como el lo confesó sin que nadie le preguntara.
Saldívar lo negó, en su voz no había convicción, era la negación del chiquillo que hace las travesuras y luego lo niega, sin pensar que nadie le va a creer y va a pasar por mentiroso.
Quiere desaparecer la división de poderes, y a tiene sometido al poder legislativo iba por el poder judicial poniéndolo bajo su control.
Andrés Manuel acusa al You Tube de injerencia y autoritarismo por bajar la mañanera en la que filtra el teléfono de la corresponsal del NYT. Es una actitud prepotente y autoritaria. Se pone en posición de juez, del gran fariseo, Caifás que profiere condenaciones: “están en la peor decadencia”. afirma sin fundamento en la realidad.
Está violando la ley electoral astutamente metido en el proceso a favor de la sucesora que él puso, Claudia Sheinbaum.
La luz de Dios
La confesión impúdica de Andrés Manuel revela su actitud frente al poder y plantea una cuestión: ¿está desquiciado, está fuera de la realidad, no es un estadista en pleno uso de sus facultades?. ¿Es alguien de una soberbia desmedida, inflado, que se cree más que un hombre, un supermán? ¿Quién se cree, un demonio, Huitzilopochitli, Curicaueri, la Bestia del apocalipsis? Como “puntada” está bien pero si es una demencia…?
Es totalmente grave, es la anarquía, el caos, todo depende del capricho de un ególatra, ambicioso, prepotente. Es una persona que no tiene el sano juicio, es un esquizofrénico.
La confesión que el presidente Andrés Manuel hace de su injerencia en el poder judicial siendo presidente de la corte Zaldívar, no la hizo muy presionado, la hizo sin necesidad y revela un rasgo de su personalidad: una persona soberbia, muy creída que se siente por encima del orden moral, concretamente la Constitución y el Estado derecho, que puede hacer lo que le dé la gana .
Aparece el tipo de quien ha perdido piso y se siente por encima del orden establecido. No acata los valores que norman la vida constitucional, se le siente despegado, independiente de la ley, los principios y valores. sigue la línea anárquica y antisocial de sus actitudes y acciones: quemar los pozos petroleros, tomar el Paseo de la Reforma, consagrarse presidente legítimo, cambiar sus principios como la presencia de los militares, manipular ley como cuando reserva la información de las grandes obras por una falsa “seguridad nacional “.
Andrés Manuel filtra el número telefónico de la corresponsal del NYT, violó los derechos de una periodista. No reconoce su falta de afirma que lo puede repetir “más de adrede”. Es una violación de los derechos de personas e instituciones.
El sujeto de la investidura presidencial deja ver la anarquía de su pensamiento cuando desconoce la Constitución y el Estado derecho y pone por encima otros conceptos que rayan en lo absurdo: la autoridad moral que él ha perdido por sus atropellos y arbitrariedades y la autoridad política. Hace un uso pobre y sin fundamento de la investidura presidencial para su vanidad. Finalmente quiere decir: YO estoy por encima de la ley, de la ley, es el gobierno del yo-yo.
El pueblo sano, en plena posesión de sus facultades mentales y sabio necesitan valorar el personaje que tiene delante y tomar su distancia con espíritu crítico. Respetarlo pero preservar el estado de derecho y la primacía de la ley.
El pueblo mexicano, el más humilde es un pueblo mentalmente sano, no puede dejarse afectar por la esquizofrenia que planea sobre la sociedad mexicana en el diagnóstico que hace la psicóloga eminente y sabia Alejandra Morelos.
El presidente está sujeto a la ley, no está por encima de la ley. Si no cumple la ley y la hace cumplir la ley, como juró cuando tomó posesión, el pueblo bueno debe demandárselo. Debe estar como Jesucristo, el príncipe de cielos y tierra, que pasó entre nosotros como el último y sirviendo los pobres, sin pretensiones. Cuando lo quisieron hacer rey se escondió.