Tolerancia y respeto/Gerardo A. Herrera Pérez
En el marco del “Día internacional de la acción por la Tolerancia y el respeto entre los pueblos”, recordé la disertación que tuve en el Congreso Nacional sobre la Tolerancia y el Derechos a la no Discriminación, organizado por la Clínica de litigio estratégico de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el Consejo estatal para la prevención de la violencia y la discriminación, así como la Coordinación de Investigación Científica, sobre la “Igualdad formal versus igualdad real”.
En la disertación comente sobre los conceptos de la tolerancia y la no discriminación; información que abreve de los documentos universales y de la Convención sobre la Tolerancia de la UNESCO, así mismo, me réferi a nuestros documentos sustantivos tanto el constitucional como los legales, haciendo hincapié en las estructuras operativas que aplican el diseño de la política pública y que pese a ello seguimos observando discursos de odio, crímenes, incluso los mecanismos de opresión que generan invisibilidad, estigmas, prejuicios, violencia y discriminación, así como crímenes por odio.
Precise, que en la búsqueda de la igualdad real nos lleva a plantearnos diversos escenarios en los cuales hay que trabajar de manera frontal contra el patriarcado y las ideologías machistas, misóginas, xenófobas, homófobas, clasistas, hoy aun arraigadas a nuestros cuerpos y formas culturales de pensar.
Precise que, es fundamental para avanzar en una igualdad real el trabajar en equipotencia, equivalencia y equifonia (poder, valor y voz), es decir, que las personas cuenten en ese proyecto de igualdad real con autonomía y que ello les permita contar con poder, ese poder que el Sistema de Genero nos ha dado a los hombres, pero que también requieren las mujeres; se requiere para todos aquellos grupos en condiciones de vulnerabilidad contar con voz, es decir, que se les haga escuchar, porque su discurso está cargado de verdad, de significado y desde luego de credibilidad. La otra necesidad es dotarle del mismo valor a la mujer que el valor que tiene el hombre, es decir, el respeto que ello implica, y ello es fundamental porque es ahí donde debemos de trabajar porque es el hombre misógino, el machista en su generalidad, el que desprecia a la mujer y le falta al respeto, es el hombre el que asesina.
Por otro lado, la tolerancia es un concepto histórico, se ha construido por años, y hoy, me parece importante tenerlo presente y en cuenta para evitar violencia. El ejercicio de la tolerancia nos permite aceptar la diversidad cultural, social y sexual; reconocer en la diferencias a la otredad, pero igualmente aceptando que uno y otro tienen los mismos derechos, y que solo con este ejercicio podemos respetar a la otredad y prosperar.
La tolerancia, sin equivocarme, es fundamento del conocimiento, de la actitud de apertura, así como de la comunicación y desde luego, porque es importante, de contar con libertad de pensamiento, de conciencia y de aceptar que cada quien puede tener su religión y su manera de entender el cosmos.
En este sentido, es importante precisar que la tolerancia, es considerada también no solo como un valor, sino también como la virtud que hace posible la paz; la paz social que tanto anhelamos.
Aclaro con contundencia que, tolerancia no es lo mismo que concesión, o indulgencia, incluso dádiva, no, no lo es; considero que la tolerancia es una actitud activa para reconocer los derechos humanos universales y las libertades fundamentales. De ahí, la importancia que la tolerancia la practiquemos en lo individual, en las colonias, en los grupos sociales, en los barrios, en los callejones, en las plazas, en los mercados, en las oficinas, en los hospitales, en las plazas públicas, en la familia, pero también en los espacios donde se construye y se instrumenta las prácticas gubernamentales.
Siempre es importante considerar a la tolerancia como un mecanismo que nos acerca a la pluralidad cultural, social y sexual (recordemos que no hay posiciones únicas, ni dicotómicas), y nos previene de no caer en situaciones de dogmas o posiciones absolutistas, o bien fundamentalistas o ideológicas que permiten excluir y violentar los derechos humanos.
El ejercicio de tolerar para respetar, al parecer, ha sido alterado por la contingencia en la que vivimos; diversas autoridades desde las de carácter universal, como las regionales y locales o nacionales han advertido de la violencia que se vive en el confinamiento de la cuarentena principalmente mujeres y niñas, pero también a personal de salud.
Tener tolerancia y respeto por parte de la población para con las personas contagiadas y sus familias y por ende para el personal de salud, sería lo deseable, pero hemos escuchado y leído mediáticamente de los momentos de violencia y discriminación que han vivido dichas personas, a quienes las han violentado en el transporte colectivo, y en sus domicilios, incluso en las unidades médicas, entre otros espacios.
La pandemia ha dejado libres los demonios de los prejuicios, los discursos de odio, y de las ideologías (misóginas, machistas, racistas, clasistas, homófobas, xenófobas y transfóbicas), y no será por la vía de la opresión o las agresiones como se podrá resolver los efectos del Covid-19 entre la población.
La discriminación continúa siendo un mecanismo de opresión, pero también de jerarquización social, que somete, controla y disciplina a los otros, es decir en un juego entre “nosotros” y los “otros”, aquí en la pandemia, observamos como quienes están en la primera línea de atención a los pacientes del Covid-19, han sido violentados y discriminados con respecto de los otros, quienes no desean infectarse y que piensan en el prejuicio de que son el personal de salud quien tiene el virus porque son quienes atienden a enfermos.
Por otro lado, el personal de salud, considero que ha visto disminuida públicamente en algunos sectores de la población su poder, es decir su poder fuera del ámbito de su competencia; su valor como persona, y su voz parece no escucharse frente a estos procesos de diferencia de trato social y las carencias que aún se tienen en algunos espacios hospitalarios. Esto no debería de continuar así, porque son ellos, ellas quienes atenderán a nuestra familia, incluso a nosotros de llegar a contagiarnos. De ahí la importancia de continuar fortaleciendo su poder como profesionales de la medicina, como científicos, con su capacidad de voz para expresar todo aquello que no es adecuado y establecer el dialogo, pero sobre todo considerar el valor a su persona, en todo momento.
Por ello, y como lo explicaba párrafos arriba es importante impulsar el valor de la tolerancia; la tolerancia es fundamento de conocimiento, de apertura, de comunicación, de respeto, que nos haga contar con libertad de pensamiento, de conciencia y de reconocer en las diferencias que unos y otros tenemos derechos humanos y libertades.
Tolera y respeta, no discrimines, no violentes; y por favor “Quédate en casa”, observa “Su sana distancia”, lava periódicamente tus manos y utiliza gel antibacterial, y ahora usa tu cubreboca. Si no puedes quedarte por tu actividad profesional o laboral, define estrategias en tu hogar para que aquellos que si puedan quedarse lo hagan, te cuidas, todos nos cuidamos.