Tigres de arena
En el callejón
Los foros y los espacios donde se discute el futuro del Poder Judicial de la Federación continúan desarrollándose, así como la polémica en torno a la sobrerrepresentación que busca dar una mayoría artificial al partido de la falsa transformación. En sendos casos hasta ahora se avizora un final tan triste como trágico, empero, se espera que las autoridades electorales estén a la altura de la época.
Sea cual sea el tema colocado en la agenda por el partido en el poder y su gobierno, no toman más de dos o tres sesiones de análisis académico para desentrañar las tramas y las mañas que cada debate busca generar entre el público en general. En este contexto, hay que precisar: cuando se describe la realidad no hay lugar para la politiquería. Eso es lo que no entenderán los rehénes de la transformación.
En lo que toca a la ya agotada discusión sobre el Poder Judicial federal, nada se soluciona si jueces y magistrados son electos por voto directo. Como en toda rama profesional, hay entes malos, regulares y destacados en cuanto su desempeño, y lo que debería analizarse es si los funcionarios jurídicos en este país, a nivel estatal y federal, cuentan con las herramientas suficientes para desarrollar sus responsabilidades.
Hace tiempo que la justicia local y federal están rebasadas en relación a recursos humanos, materiales y financieros y cada año se rezagan más y más por la falta de apoyos para atender la pesada carga de asuntos que han de resolver. Sí, como en muchas áreas del sector público hay espacios de oportunidad para mejorar pero depositar la impartición de justicia a un criterio basado en el carisma o en la compra de un lugar por parte del crimen organizado es un llamado abierto a la desgobierno.
Si algo desconocen los fanáticos del oficialismo es la idea de Estado de Derecho, misma que ha costado mucho consolidar durante la efímera historia del México de la transición. La única transición que añoran es la de la Manifiesto de los Persas para recordar que es imperativo un monarca después de la anarquía.
De manera desoladora, la democracia en nacional pende de un hilo muy delgado que al parecer no ha alarmado a quienes sentenciarán en los tribunales las peligrosas ilusiones de la fatídica transformación.
Por último, sigue llamando la atención el silencio de la clase intelectual mexicana que persiste en intentar dar explicaciones objetivas a una elección de Estado que resultó ser el proceso electoral 2024. La condescendencia atestiguada ante las prácticas totalitarias del partido gobernante son una señal gravísima sobre lo que está por venir. Igual y ya se han rendido y prefieren cargarle a la generación futura la tarea de reconstruir el país por el cual ellos jamás lucharon. En las horas más aciagas las mentes que se preciaban de ser las más lúcidas callaron.
México permanece en la encrucijada y sin aparente salida del callejón.
Bismarck Izquierdo Rodríguez
Secretario de Cultura del CEN del PRI
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