Tigres de arena
La Reforma de Frausto
A mediados de la semana pasada trascendió en la prensa la intención que tiene la secretaria de cultura de México, Alejandra Frausto Guerrero, de reformar la estructura de la dependencia de la cual es titular.
Entre los cambios que se mencionan está el reducir de 16 a 14 las direcciones generales y “traspasar” atribuciones entre áreas administrativas.
En este contexto, uno de los grandes fallos que tuvo la actual administración fue exactamente el haber operado de manera limitada dicha dependencia y con presupuestos raquíticos para atender las diferentes áreas que la componen.
Por ejemplo, la Dirección General de Publicaciones operó bajo la supervisión del Fondo de Cultura Económica; la Fonoteca Nacional vivió su peor administración en décadas y el Centro Nacional de las Artes con sus respectivos centros regionales vieron reducida su actividad al mínimo.
Asimismo, programas insignes como el PAICE (infraestructura) y los programas concurrentes de estímulo a la creación artística fueron relegados en relación a la asignación de recursos. También, se quedó pendiente el cubrir el vacío que dejó el FONCA en función de haberlo desaparecido por decreto ya hace algunos años.
El presupuesto federal real para este año fue de 12 mil millones de pesos, siendo el más bajo de la historia reciente.
En el caso de la cuestión editorial, el Fondo de Cultura Económica y la Dirección General de Publicaciones perseguían objetivos diferentes y programas con metas distintas. El Fondo de Cultura desde sus orígenes se concibió como un ente divulgador de materiales bibliográficos a bajo costo para estudiantes universitarios y de posgrado.
La Dirección General de Publicaciones tenía un panorama más abierto y durante su existencia coordinó colecciones sobre temáticas variadas de acuerdo a las convocatorias que iba publicando.
En la información que se difundió la semana pasada también se mencionó la desaparición de la Dirección de Asuntos Internacionales sin tener certeza sobre si sus atribuciones formarán parte de una nueva unidad o si se hará cargo totalmente la Secretaría de Relaciones Exteriores de la diplomacia cultural de México.
En fin, el sistema cultural público de México no pasa por sus mejores momentos y no parece que vaya a mejorarse en el futuro próximo.
Toda reforma debe llevar aparejada una reflexión y estudio profundo y habrá que estar pendientes de la distorsión administrativa que se hará de esta aún “joven” dependencia.
A juicio de quien redacta esta columna parecen inviables dichos cambios y habría que apostarle por recuperar la operatividad de lo que se tiene y no sólo cancelar programas o derogar instituciones por capricho o rencor.
Alejandra Frausto Guerrero conoce bien el sistema por haber ya pasado más de una década laborando dentro del mismo. Si realmente quiere dejar un legado aceptable deberá dar paso atrás respecto de este proyecto que carece de visión a futuro.
Ojala que la certeza y la sensatez sean buenas consejeras de la secretaria de cultura de México.
Bismarck Izquierdo Rodríguez
Secretario de Cultura del CEN del PRI
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