Teléfono rojo/José Ureña
Estampas de reacciones de Peña Nieto en momentos de crisis
A fines de 2011 la campaña de Enrique Peña marchaba bien.
El gobierno de Felipe Calderón se ensañó contra el dirigente Humberto Moreira por la deuda heredada en Coahuila pero el candidato presidencial no caía.
-No eran acusaciones falsas. Teníamos las pruebas de cuanto hizo. Un deuda de 36 mil millones con falsificación de documentos no se hace de la nada –me dice todavía el senador Ernesto Cordero, entonces secretario de Hacienda y Crédito Público.
Pero en diciembre de aquel año, de repente, los señalamientos a Moreira alcanzaron a Peña.
-Todo iba bien. Acusaban a Moreira pero ni el partido ni el candidato sufrían merma. Hasta que en horas, en dos días, perdió seis puntos en las preferencias electorales –me narró entonces Miguel Angel Osorio Chong, a la sazón secretario de Organización del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
-¿Fue la razón?
-Claro. El candidato y el Comité Ejecutivo decidimos actuar.
Había dos voces dominantes en aquel comité: el propio Osorio Chong y, obvio, el eterno dueño de los afectos del candidato de aquel tiempo y del presidente de ahora: Luis Videgaray.
Y FALTÓ EL INFALTABLE VIDEGARAY
La campaña presidencial entró en condiciones farragosas, inciertas.
Seguía la caída en las preferencias, pese al retiro de Humberto Moreira y algunos ajustes internos.
-¿Les dará tiempo para la salvación? ¿No hace falta un golpe más fuerte, como cambiar de coordinador? –pregunté a Ildefonso Guajardo.
-Hay que esperar. Si Enrique gana el mérito será de Luis Videgaray.
Recurrí al candidato Peña.
-¿Cómo se siente?
-Bien, muy bien. Hay que administrar la ventaja para asegurar la victoria. En eso estamos –me contestó.
Lo dijo en momentos de zozobra.
Como los actuales, cuando su entorno lo ve tranquilo –“echado para adelante”, repiten- pese a las presiones externas, la crisis económica, las protestas, las marchas, los reclamos.
Y como antes de las elecciones de 2013, “se siente seguro de ganar”.
Y así se le vio el fin de semana en una fiesta familiar donde, dicho sea de paso, sólo asistió Luis Miranda del gabinete –“mi hermano, ¿cómo estás?”- y otro político conspicuo: Emilio Gamboa Patrón.
Por primera vez en un evento tan íntimo no se vio al infaltable Luis Videgaray.
VISITAS DE SHOPPING Y MIGRANTES
1.- Ecos de gira partidistas:
Del panista Ricardo Anaya sólo hay constancia de reuniones con migrantes en Houston por una foto, mas no datos precisos sobre su agenda de trabajo y líderes de comunidades mexicanas allá.
Información valiosa, pues su familia vive en Estados Unidos porque allá hay mejor educación y México es inseguro.
Al día siguiente estaba en Nayarit, en grilla electoral.
En tanto, el priísta Enrique Ochoa tuvo actos públicos en Nueva York y Nueva Jersey con líderes e integrantes de comunidades de migrantes, empresarios, trabajadores y estudiantes.
Regresó con datos concretos y pronto se espera acciones de respuesta a las peticiones de esos grupos.
¿Diferencia entre shopping y gira de trabajo?
Y 2.- en este país de improvisaciones el Instituto Nacional Electoral (INE) está lejos de dar certidumbre a algunos procesos.
En Veracruz, por ejemplo, no pone orden cuando el Partido de la Revolución Democrática (PRD) insiste en desaparecer distritos y dividir otros –Cosoloacaque y Minatitlán son ejemplos- para sentirse favorecidos en las elecciones.
¿Por qué el INE de Lorenzo Córdova no da certidumbre y tarda en la redistritación?