Teléfono Rojo/José Ureña
- Se cimbra la desconcentración federal programada por López Obrador
- Los estados no ofrecen garantías para recibir a los miles de burócratas
- Rosario siente haber salido inerme de su comparecencia en la Cámara
No hay mucha viabilidad.
Los operadores de la descentralización administrativa hacen cuentas al revés y al derecho –no al derecho y al revés- y el resultado es condenatorio.
Cuando les presenten los números administrativos y los riesgos laborales y políticos, Andrés Manuel López Obrador y Carlos Urzúa se van a espantar.
Pero ni modo.
Es la orden y por ahora es necesario crear escenarios.
Ninguno favorable para la administración federal.
Es inviable desde cualquier punto de análisis.
El primero:
Si se desea trasladar una secretaría a cualquier estado –Cultura, por ejemplo, a Tlaxcala- se topará con una limitación: no hay suficientes universidades, escuelas i casas de cultura para albergar a la burocracia central.
O hablemos de Salud.
En ninguna de las entidades hay suficientes orfanatos, asilos, casas de atención a discapacitados y demás para absorber la demanda previsible cuando se enteren la presencia del secretario del ramo.
Todo esto sin contar las resistencias de los funcionarios de alto, medio y regular rango para dejar su hábitat, su comodidad en el centro del país, donde han adquirido derechos.
FRACASOS DE DE LA MADRID, SALINAS, ZEDILLO…
Esta situación tiene mucha historia.
Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se plantearon el propósito de trasladar muchas dependencias federales al interior de la república en aras de desconcentrar a la Ciudad de México.
Sólo lograron la Aseguradora Hidalgo a Querétaro y el entonces Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi) a la ciudad de Aguascalientes.
Fue un problema mayúsculo y el futuro jefe del jurídico de la Presidencia de la República, Julio Scherer Ibarra, no me dejará dar una versión equivocada.
Todo estaba listo para trasladar al Inegi a la capital e Aguascalientes pero el alcalde de la capital se opuso muy a pesar de quien era el secretario de Hacienda y Crédito Público, Pedro Aspe Armella.
El poderosísimo secretario de Estadio pidió cita y pensó llegar a pontificar y ordenar, pero se encontró con gran parte de la estructura empresarial de Aguascalientes para oponerse.
Todos reclamaron infraestructura: partidas presupuestales para escuelas, hospitales, desarrollos habitacionales, recursos para transporte y muchas cosas más.
Y sólo eran unos dos mil burócratas.
¿Qué pasará con cientos de miles de empleados federales ahora?
Porque el número puede llegar a medio millón.
ROSARIO SINTIÓ SALIR INDEMNE DE LA CÁMARA
El mundo no se ha acabado para Rosario Robles.
La secretaria de Desarrollo Social acudió a su comparecencia la Cámara de Diputados con muchos escenarios y uno de ellos era la toma de tribuna para amedrentarla.
-Tú resiste, Rosario.
Le dijeron sus asesores.
Lo hizo y ayer, cuando se hacía un balance de los ataques recibidos, pregunté a su equipo la calificación en positivo y negativo en balance de 1 a 10.
-No llega a seis, si lo vemos negativo… Nadie de los de Morena aceptó el reto de ir a presentar la denuncia por los fraudes de los que se le acusa.
Veterano de estas lides, Porfirio Muñoz Ledo dejó la presidencia de la Cámara con una frase redentora para Rosario:
-Es una gran señora.
El coordinador del grupo mayoritario, Mario Delgado, tampoco se prestó al linchamiento.